El 13 de octubre se celebró el Día Mundial de los Jardines Botánicos, fecha dedicada a valorar y a tomar conciencia sobre la importancia que tienen estos espacios que promueven la conservación, la preservación y el uso sustentable de las especies vegetales.
Según el Botanic Gardens Conservation International (BGCI), los jardines botánicos son instituciones que contienen colecciones documentadas de plantas vivas para fines de investigación científica, conservación, exhibición y educación. Uno de sus roles más importantes se relaciona con la conservación de la biodiversidad vegetal, ya que albergan una gran cantidad de especies endémicas e incluso vulnerables o en peligro de extinción, por lo que funcionan como un verdadero refugio, permitiendo preservar su diversidad genética. Además, allí los investigadores pueden estudiar la biología, ecología y taxonomía de las diferentes especies.
Chile es conocido por su diversidad de climas y de ecosistemas, lo que se traduce en una gran diversidad de especies vegetales. Los jardines botánicos de nuestro país suelen exhibir una amplia gama de plantas, desde especies desérticas en el norte hasta especies alpinas en el sur, por lo que visitar uno de estos lugares puede resultar una experiencia muy enriquecedora.
Estos lugares no solo nos ofrecen la oportunidad de explorar la diversidad de las plantas, aprender sobre la importancia de su conservación y promover una mayor conciencia ambiental, sino que además nos brindan un entorno hermoso y relajante que nos permite conectarnos con la naturaleza. Podemos disfrutar de ellos recorriendo sus senderos, fotografiando la flora, disfrutando de la belleza de las plantas, de las flores y de su entorno natural, por lo que resulta un excelente panorama para disfrutar en familia.
Lamentablemente el desarrollo urbano, la desforestación, la contaminación, las especies invasoras y el cambio climático son algunos de los factores que pueden alterar estos espacios y comprometer la integridad de su entorno natural. Por ello, es necesario afrontar estas amenazas de forma proactiva, adoptando políticas de conservación, promoviendo la educación ambiental, asignando los recursos necesarios y, principalmente, sensibilizando a la población sobre la importancia de estos espacios naturales para nuestra vida y la de las futuras generaciones.