Un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) demuestra que una vez más se han batido récords con respecto a niveles de gases de efecto invernadero, temperaturas en superficie, calor y acidificación de los océanos, aumento de nivel del mar, capa de hielo marino de la Antártida y retroceso de los glaciares.
Sobre el estado del clima mundial, el informe confirmó que 2023 fue el año más cálido desde que hay registros, con una temperatura media mundial cerca de la superficie de 1,45°C (con un margen de incertidumbre de ± 0,12°C) por encima de los niveles preindustriales de referencia.
«Los valores observados para el conjunto de los indicadores principales han hecho saltar todas las alarmas. Algunos de ellos no solo baten récords, sino que registran magnitudes inauditas. Y los cambios no dejan de acelerarse», dijo el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.
Asimismo, Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, afirma que «la comunidad de la OMM está haciendo sonar la Alerta Roja en el mundo. El cambio climático va mucho más allá de las temperaturas. Lo que presenciamos en 2023, sobre todo en relación con el calentamiento de los océanos, el retroceso de los glaciares y la pérdida de hielo marino antártico sin precedentes, es motivo de especial preocupación».
Una perspectiva optimista
Sin embargo, hay un rayo de esperanza en medio de este negativo escenario: la generación de energía renovable, que aprovecha principalmente las fuerzas dinámicas de la radiación solar, el viento y el ciclo del agua, se ha situado en la vanguardia de la acción climática debido a las posibilidades que ofrece para alcanzar los objetivos de descarbonización.
En 2023, las incorporaciones de capacidad renovable aumentaron casi un 50% respecto a 2022, ascendiendo a un total de 510 gigavatios (GW), lo que representa el mayor ritmo observado en las dos últimas décadas.
«La acción climática se ve actualmente obstaculizada por la falta de capacidad para prestar y utilizar servicios climáticos que sirvan de base a los planes nacionales de mitigación y adaptación, especialmente en los países en desarrollo. Tenemos que aumentar el apoyo a los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales para que puedan prestar servicios de información que garanticen que la próxima ronda de contribuciones determinadas a nivel nacional se base en la ciencia«, declara Celeste Saulo.
Mensajes principales
- Gases de efecto invernadero
En 2022, las concentraciones observadas de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron niveles sin precedentes. Los datos en tiempo real de lugares específicos muestran un aumento continuo en 2023.
Los niveles de CO2 son un 50% superiores a los de la era preindustrial, lo que provoca la retención de calor en la atmósfera. Como consecuencia del período de vida prolongado del CO2, las temperaturas seguirán aumentando durante muchos años.
- Temperatura
El año 2023 fue el más cálido de los 174 años de registros de observaciones, batiendo el récord alcanzado en los años más cálidos anteriores: 1,29 ± 0,12°C por encima del promedio de 1850-1900 en 2016, y 1,27 ± 0,13°C en 2020.
El aumento a largo plazo de la temperatura mundial se debe al incremento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. La transición de las condiciones de La Niña a las de El Niño a mediados de 2023 contribuyó al rápido aumento de la temperatura de 2022 a 2023.
- Calor oceánico
El contenido de calor oceánico alcanzó su nivel más alto en 2023, según un análisis consolidado de datos. Las tasas de calentamiento muestran un aumento especialmente marcado en las dos últimas décadas, lo cuál se prevé que continúe.
La mayor frecuencia e intensidad de las olas de calor marinas tienen profundas consecuencias para los ecosistemas marinos y los arrecifes de coral.
La cobertura media diaria de las olas de calor marinas en el océano mundial fue del 32%, situándose muy por encima del récord anterior del 23% en 2016.
- Aumento de nivel del mar
En 2023, el nivel medio del mar a escala mundial alcanzó un máximo histórico en los registros satelitales (desde 1993), lo que refleja el calentamiento continuado de los océanos (dilatación térmica), así como la fusión de glaciares y mantos de hielo.
En los últimos diez años (2014–2023), la tasa de aumento del nivel medio del mar a escala mundial es más del doble que la tasa de aumento del nivel del mar correspondiente al primer decenio de los registros satelitales (1993–2002).
- Criosfera
La extensión del hielo marino antártico alcanzó un mínimo histórico absoluto de la era satelital (desde 1979) en febrero de 2023 y se mantuvo en un mínimo histórico para la época del año desde junio hasta principios de noviembre. El máximo anual en septiembre fue de 16,96 millones de km2, aproximadamente 1,5 millones de km2 menos que el promedio de 1991-2020 y 1 millón de km2 por debajo del máximo histórico más bajo anterior.
Sobre los mantos de hielo principales (de Groenlandia y antártico), los siete años de mayor deshielo jamás registrados se han producido en su totalidad desde 2010, y las tasas medias de pérdida de masa aumentaron de 105 gigatoneladas al año entre 1992 y 1996 a 372 gigatoneladas al año entre 2016 y 2020. Esto equivale a un aumento del nivel del mar a escala mundial de aproximadamente 1 mm al año atribuido a los mantos de hielo en el segundo período.
Por su parte, los glaciares a nivel global, indican que para el año hidrológico 2022-2023 sufrieron la mayor pérdida de hielo desde que hay registros (1950-2023), como consecuencia de un balance de masas extremadamente negativo tanto en el oeste de América del Norte como en Europa.
- Fenómenos meteorológicos y climáticos extremos
Los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos tuvieron repercusiones socioeconómicas graves en todos los continentes habitados. Entre ellos cabe mencionar episodios graves de crecidas, ciclones tropicales, calor extremo y sequía, y los incendios forestales asociados.
- Repercusiones socioeconómicas
Los peligros meteorológicos y climáticos agravaron las dificultades relacionadas con la seguridad alimentaria, los desplazamientos de población y las repercusiones para las poblaciones vulnerables. Además, siguieron provocando desplazamientos nuevos, prolongados y secundarios, y aumentaron la vulnerabilidad de muchas personas ya desarraigadas a causa de situaciones complejas de conflicto y violencia debidas a múltiples factores.
Según el informe, el número de personas que padecen inseguridad alimentaria aguda en todo el mundo se ha más que duplicado, pasando de 149 millones de personas antes de la pandemia de COVID-19 a 333 millones de personas en 2023.
Los conflictos prolongados, las recesiones económicas y los altos precios de los alimentos, lo cual se ve exacerbado por los elevados costos de los insumos agrícolas como consecuencia de conflictos continuos y generalizados en todo el mundo, son la causa fundamental de los altos niveles de inseguridad alimentaria mundial. Esto se ve agravado por los efectos de los extremos climáticos y meteorológicos.
- Financiación para el clima
En 2021/2022, los flujos mundiales de financiación relacionada con el clima ascendieron a cerca de 1,3 billones de dólares, siendo casi el doble que los niveles de 2019/2020. Aun así, los flujos de financiación climática sujetos a seguimiento solo representan aproximadamente el 1 % del PIB mundial, según Climate Policy Initiative.
Existe un gran déficit de financiación. En un escenario promedio, para una trayectoria de 1,5ºC, las inversiones anuales en financiación climática han de multiplicarse por más de seis, alcanzando casi los 9 billones de dólares en 2030 y otros 10 billones de dólares hasta 2050.
El costo de la inacción es aún más elevado. De forma agregada para el período 2025-2100, el costo total de la inacción se estima en 1.266 billones de dólares, es decir, la diferencia entre las pérdidas en un escenario sin introducción de cambios y las que se producirían en una trayectoria de 1,5°C. Sin embargo, es probable que esta cifra sea una estimación extremadamente baja.La financiación para la adaptación sigue siendo insuficiente. Si bien esta alcanzó un máximo histórico de 63.000 millones de dólares en 2021/2022, el déficit mundial de financiación para la adaptación va en aumento, quedando muy por debajo de los 212.000 millones de dólares anuales que se calcula que se necesitarán hasta 2030 sólo en los países en desarrollo.