Sequía y nuevo gobierno: Momento de actuar

El próximo gobierno tiene una oportunidad para avanzar adecuadamente en políticas públicas y regulaciones claras y expeditas que faciliten la realización de proyectos de reúso y desalación de aguas salobres y de mar. Esto contemplando tanto soluciones grandes y a largo plazo, como las más directas y rápidas llevadas a cabo por plantas más pequeñas.

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En momentos en que se despide el actual gobierno y su gabinete, puedo aseverar que ellos entienden perfectamente el problema del agua y sus soluciones. Estuvieron a cargo cuatro años críticos en temas de disponibilidad del agua y hubo algunos avances, como inaugurar la planta desaladora de Atacama y abrir paso a la opción de una planta en Coquimbo, pero las soluciones globales al problema están lejos todavía. Teniendo claro el diagnóstico y las soluciones, en mi opinión, lo que corresponde al nuevo gobierno es pasar a la acción y concretar las buenas ideas que se llevan discutiendo por tanto tiempo.

Como actor dedicado hace 20 años al tratamiento de agua, soy testigo de cómo el uso ineficiente ha disminuido y degradando en calidad las fuentes de agua naturales, afectando el caudal ecológico y en algunos casos, también la disponibilidad de agua para comunidades y sus actividades productivas. Todo esto, producto de la ignorancia y falta de preparación técnica que por mala fe, me ha llevado a entender que nuestro rol como empresa y asociación gremial, de la cual soy miembro (Aladyr), es promover e implementar las nuevas fuentes de agua, como el reúso y la desalación de aguas salobres y de mar.

Ivo Radic, director de VIGAflow

Las autoridades salientes parecen estar ya convencidas de las soluciones basadas en nuevas fuentes de agua, así como también tienen claros sus problemas o limitantes para avanzar, como la falta de regulación, el mayor costo del tratamiento, el uso de suelo, los temas relativos al transporte del agua, etc. Sin embargo, son pocas las acciones concretas en, por ejemplo, temas regulatorios que realmente faciliten o incentiven la realización de proyectos, y, producto de eso, sólo vemos en el horizonte grandes plantas de reúso (como la que se proyecta en Antofagasta) y grandes desaladoras (como la que se proyecta en Coquimbo). A mi juicio, son sólo grandes proyectos, porque las soluciones a pequeña o mediana escala no resisten el costo ni los plazos de tener que pasar por un periodo de obtención de permisos porque es muy caro y engorroso.

Lo anterior es un grave problema, ya que las soluciones pequeñas o medianas (léase menores a 50 litros por segundo), son las más adecuadas para resolver problemas locales de abastecimiento de agua de personas, industrias o pequeños productores agrícolas o ganaderos. Estas soluciones a menor escala o descentralizadas, son las que pueden reemplazar en poco tiempo y de manera muy eficiente, a menor costo y con mejor calidad, por ejemplo, los indeseados camiones aljibes. Esto permitiría de manera inmediata, mejorar la calidad de vida de muchas personas, así como las condiciones de desarrollo económico sostenible de muchas localidades. Y algo muy importante, se puede hacer en “meses” y no en 5, 6 o 7 años, como ocurre con las mega obras.

Hay una oportunidad para el nuevo equipo de gobierno de hacer políticas públicas y regular adecuadamente, para que las plantas de reúso y de desalación de aguas salobres y de mar se hagan de manera expedita, con normas claras, tanto técnicas como ambientales y de todo tipo, para que además sean realizadas con los más altos estándares. En paralelo, avancemos con soluciones a diferentes escalas: como infraestructura más grande y multipropósito donde sea adecuado y existan los clientes/usuarios finales y como plantas o diseños modulares más pequeños, donde haya que tener soluciones más directas y rápidas.

Sobre el tema ambiental del que tanto se habla, a veces sin entender todavía cómo operan las tecnologías, discutámoslo con argumentos técnicos y empíricos bien fundados y lleguemos en conjunto a las conclusiones. Los especialistas del rubro que hemos visto y seguimos viendo desaparecer fuentes de agua dulce naturales, estamos convencidos de que las soluciones, por lejos, más medioambientalmente amigables, son el reúso de agua y la desalación de aguas no dulces. La evidencia es muy sólida, tanto en Chile como en otros países que admiramos. Los invito a visitar las plantas desaladoras que hay en Chile, que son muchas, que abastecen no sólo proyectos mineros, sino que también a ciudades y pueblos enteros, a regantes, pescadores artesanales y pequeñas comunidades. Conozcan estas realidades y cómo han logrado mejorar la calidad de vida de las personas sin dañar el medioambiente, como sí lo hace el agotar hasta la última gota de agua existente en ríos, pozos, vertientes, humedales y otras fuentes de agua dulce.

Invito a las nuevas autoridades que tengan que decidir y actuar sobre estas materias, que ojalá sean las menos posibles y las más especializadas, a que se informen y que se dé paso a un modelo que cuide las fuentes de agua naturales para asegurar el consumo humano al máximo, se mantengan los caudales ecológicos y se complementen con nuevas fuentes de agua para darle mayor resiliencia al sistema de abastecimiento y así proteger a las personas y a la naturaleza.

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