Retroceso del agujero de la capa ozono deja un precedente positivo para lucha contra el cambio climático

En 32 años, desde que se firmó el Acuerdo de Montreal, el agujero sobre al Antártica ha ido disminuyendo hasta ser considerado el más pequeño desde que se detectó su presencia. Por ello, muchos establecen que este protocolo debiera ser un ejemplo de lo que se debe hacer con el Cambio Climático.

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El ozono es un gas escaso que está presente en todo el planeta, desde el suelo hasta la estratósfera en distintas proporciones. Donde está en mayor concentración es en una zona de la estratósfera, franja que es conocida como la capa de ozono.

A partir de los años 70, los científicos comenzaron lentamente a advertir cambios en esta capa. En algunas zonas del planeta se estaba haciendo más delgada, principalmente sobre la Antártica, en el hemisferio sur.

El problema era muy grave: si la capa de ozono desaparece o se hace muy débil, los rayos ultravioletas provenientes del Sol caerían directamente sobre la Tierra, sin ningún filtro y la vida sobre el planeta dejaría de existir.

La comunidad científica y los políticos se comenzaron a preocupar y a reunir para tratar el tema. Detrás de este daño estaba la utilización de sustancias químicas fabricadas por el ser humano, los clorofluorocarbonos (CFC) presentes en muchos aerosoles y que liberaban al medio ambiente cloro y bromo, principalmente.

Fue así como el 16 de septiembre de 1987, 24 naciones firmaron en Canadá el Protocolo de Montreal. ¿El objetivo? Eliminar todos los casos que dañaban la capa de ozono y reemplazarlos por otros que no adelgazaran esta capa protectora del planeta.

El académico del Departamento de Física de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero, recuerda que la existencia del “agujero en la capa de ozono” era una hipótesis entre la comunidad científica en la década de los 70 que se pudo comprobar gracias a los trabajos del investigador mexicano Mario Molina (Premio Nobel de Química en 1995) que entonces era parte del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). En los años que van desde la publicación del artículo de 1974 hasta 1985, Molina publicó más de 20 artículos relacionados con el problema del ozono.

“Lo que ocurrió con el agujero y con la firma del protocolo fue un proceso perfecto. Los científicos detectaron el problema, los políticos tomaron las decisiones acertadas, la comunidad cooperó y después de 32 años el agujero se está reduciendo”, dice.

En noviembre del año pasado, un informe de Naciones Unidas mostraba que la capa de ozono ese estaba recuperando y que la que se ubicaba sobre el hemisferio norte debería estar completamente reparada para la década de 2030 y el agujero de ozono sobre la Antártica debe desaparecer para la década de 2060

Según Paul Newman, científico jefe de la Tierra en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la Nasa, estas eran “muy buenas noticias”. “Si las sustancias que agotan la capa de ozono hubieran seguido aumentando, habríamos visto enormes consecuencias. Lo detuvimos”, dijo en esa oportunidad.

De acuerdo a este informe, el nivel más bajo se detectó a fines de la década de 1990 cuando casi el 10% de la capa superior de ozono se había agotado. Desde el 2000, esta franja de la atmósfera ha aumentado entre un 1 y un 3% por década.

Hoy, justo cuando se conmemora el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, cuando se cumple el aniversario número 32 de la firma del Acuerdo de Montreal,las mediciones indican que este año se podría alcanzar el nivel más bajo desde que se detectó el agujero.

Dificultades

Cordero señala que igual como ocurre hoy con el cambio climático, cuando se discutía la situación de la capa de ozono, había personas del mundo político que negaban esta situación.

“También hubo negacionismo. Entre los científicos no hubo problemas y todos entendieron la gravedad del problema, pero hubo una fuerte oposición de las empresas químicas. Hicieron un lobby feroz y decían que siembre hubo un debilitamiento de la capa de ozono y que esto no tenía nada que ver con la presencia de los gases. Entre ellos estaba el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump”, dice el investigador de la U. de Santiago.

Finalmente, las naciones se alinearon y ante la prohibición de emisión de estos gases clorofluorocarbonos (CFC), las empresas los reemplazaron y se comenzó a utilizar otros propelentes. “Esta decisión explica por qué hoy el agujero no sigue creciendo y la tendencia a largo plazo, es que se reduzca”, insiste Cordero.

No se trató de una tarea sencilla. “Recién hoy, después de 50 años podemos decir que parece que la capa de ozono se salvó. Desde la detección hasta que el problema este resuelto, habrán pasado 90 años. El Protocolo de Montreal siempre se destaca por su éxito y se dice que es el ejemplo de lo que se debe hacer con el cambio climático porque fue un problema enorme que se pudo controlar, pero se requiere del consenso y la voluntad política”.

Lamentablemente el cambio climático no se resolverá en 32 años como el ozono. “Hoy nos faltan más acciones. El Acuerdo de Montreal y el de Kioto tienen una diferencia de 11 años entre ellos. Pero la amenaza del ozono era más democrática, no había tiempo de adaptarse, el daño era directo, inminente y todos moriríamos sin él. Con el cambio climático es diferente, los países más ricos tienen más facilidades para adaptarse por lo tanto, la motivación no es la misma”, insiste Cordero.

Cierre anticipado

El adelgazamiento de la capa de ozono se ve influenciado por las bajas temperaturas, esa es la razón por la que el agujero se forme principalmente sobre la zona de la antártica.

Cada año, por cuestiones estacionales y de la atmósfera, en agosto se comienza a agrandar el agujero.

“Entre agosto y diciembre de cada año se dan condiciones particulares sobre la Antártica, específicamente sobre un área que influye aire a muy baja temperaturas expuesto durante estos meses a radiación ultravioleta suficiente para activar estas sustancias destructoras de ozono, y provocar lo que se conoce como el agujero de la capa. En otras partes del planeta, donde hay temperaturas más altas, no hay agujero”, explica Cordero.

Este año y producto del Calentamiento Estratosférico Súbito (fenómeno de aumento de la temperatura de la estratósfera por la intrusión de aire caliente desde capas inferiores), el agujero se achicará antes de noviembre.

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