Expertos proponen considerar variables socioambientales y climáticas en la planificación del sistema de transmisión

En el conversatorio titulado “¿Cómo mejorar la planificación y el desarrollo del sistema de transmisión?”, organizado por Transelec y la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, académicos y especialistas enfatizaron que no sólo es necesario considerar los costos económicos de los proyectos, sino otros elementos como el cambio climático.

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Prof. Christian Rehtanz Créditos: Transelec

El sistema de transmisión es un segmento esencial para cumplir los objetivos de descarbonización del país, sin embargo, hoy enfrenta varios desafíos en materia de planificación. Para aportar en la búsqueda de soluciones y recomendaciones, Transelec y la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile organizaron un conversatorio en el que participaron diversos expertos del sector, en el marco de una nueva sesión del ciclo “Conversaciones que Conectan”.

El encuentro incluyó un panel de conversación en que especialistas de la industria coincidieron en la necesidad de revisar la actual metodología con que se planifica la transmisión para introducir mejoras, en distintas aristas.

Una de ellas es el criterio de seguridad y el costo por falla, respecto del cual Claudia Carrasco, vicepresidenta de Regulación e Ingresos de Transelec, señaló que “en este tema queremos promover cómo la planificación puede más bien orientarse a estándares mínimos de seguridad para todos los clientes, sin discriminar por su tamaño e historial de falla, en un escenario de cambio climático y fenómenos extremos”.

Por su parte Ángela Flores, académica del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Chile, señaló que también se podría avanzar en consideraciones en favor de la descarbonización, por ejemplo, “incorporando las emisiones de gases de efecto invernadero dentro de la evaluación económica, lo que se podría hacer incluyendo los costos asociados al impuesto” y alternativamente “incorporar un presupuesto de emisiones de carbono que uno no pueda superar año a año, como una restricción en los modelos de planificación y operación”, al tiempo que agregó la importancia de definir previamente las externalidades territoriales.

Respecto de los efectos del cambio climático, Flores advirtió que son “un poco más desafiantes” y que metodológicamente es necesario incorporar modelos de optimización bajo condiciones de incertidumbre en los que se miren escenarios posibles y se tomen decisiones frente a ellos.

En otro ámbito de la discusión, Jorge Candia, director de Estudios y Regulación de la Asociación de Transmisoras, advirtió “que acá hay un problema de diseño institucional, eso hay que sincerarlo. Estamos haciendo competir a un regulador entre dos decisiones: planificar un sistema más seguro, robusto y resiliente o mantener las tarifas bajas. Al final del día, desde el punto de vista político, siempre se van a privilegiar las tarifas bajas”. Por ello, Candia apuntó también a la necesidad de integrar un “enfoque multivalor” y considerar que, “más allá de los beneficios económicos que podría generar el ahorro en la planificación y operación de un sistema bajo en emisiones, es necesario involucrar variables socioambientales”.

En esa misma línea, Eduardo Esperguel, jefe(s) del Departamento Eléctrico de la Comisión Nacional de Energía (CNE), enfatizó la importancia de socializar los futuros proyectos con las comunidades, donde estas iniciativas no siempre son prioritarias: “Es relevante entender que la infraestructura de transmisión en particular va a requerir un despliegue territorial importante y ahí hay una labor que nos compete a todos, a las compañías, al Estado”.

Exposiciones de académicos

En la actividad también se dieron a conocer los resultados del estudio “Diagnóstico de la metodología actual de la planificación de transmisión”, desarrollado por profesionales del Centro de Energía de la Universidad de Chile y encargado por Transelec.

La investigación incorporó un análisis comparativo de los procesos de planificación de la transmisión 2022 por parte de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y el Coordinador Eléctrico; entrevistas cualitativas y la revisión internacional de procesos de planificación, con casos de Australia, Nueva Zelanda, Alemania, Colombia, Canadá y Estados Unidos; un diagnóstico del futuro del sector si se mantiene la situación actual, para, finalmente, proponer 21 recomendaciones orientadas a modificar aspectos metodológicos con el fin de adelantarse a los problemas que se avizoran.

Rodrigo Palma, académico de la Universidad de Chile y uno de los autores del estudio, destacó entre las posibles mejoras “incorporar en la planificación de transmisión a las obras necesarias y urgentes, inspirado en los cambios legales que se están discutiendo”. Otras recomendaciones son el aumentar los plazos e instancias para la participación de los agentes; promover una capacitación permanente en la industria para disminuir la barrera de entrada de los mismos; propender al desarrollo local de herramientas de software para uso libre por la industria y presentar los resultados de obras descartadas como base de datos que permitan identificar las razones del rechazo, con el fin de volver a presentar una obra o desincentivar proyectos similares a futuro.

Además el invitado internacional Christian Rehtanz, director del Instituto de Sistemas Energéticos, Eficiencia Energética y Economía de la Energía de la Universidad TU Dortmund, Alemania, expuso sobre los desafíos que enfrenta su país en este ámbito, donde el sistema de transmisión alemán debe planificar tomando en consideración toda la red europea.

El académico explicó que las redes deben conectar las granjas eólicas del norte de Alemania con el área industrial y que el país se encuentra en una transición de salida de la energía nuclear hacia energías renovables y la futura importación de hidrógeno verde para lograr la carbono neutralidad a 2045. Además, indicó que aún se deben gestionar el derecho de paso de líneas eléctricas que en algunos casos puede llegar a 800 kilómetros de norte a sur, por zonas muy pobladas.

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