Solo un 4,5% del territorio en el norte y centro-norte sería apropiado para desarrollar plantas desaladoras

Un estudio de investigadores de la Universidad de Concepción, Centro EULA y el Instituto Milenio SECOS, analizó la capacidad del territorio entre la Región Metropolitana y la Región de Arica y Parinacota, para la instalación de plantas desalinizadoras. Mediante imágenes satelitales y una serie de factores y restricciones que posee el territorio chileno, los resultados demuestran que del total de superficie en la zona costera considerada para el estudio, solo 5.195 km2 son “altamente apropiados”, lo que revela la limitación de espacio disponible, que se contrapone a las expectativas de crecimiento de la industria, en un contexto de sequía y alta demanda por agua dulce en la zona.

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La crisis climática ha generado escasez hídrica en varios países a lo largo y ancho del planeta. De hecho, la ONU estima que para el año 2030, 700 millones de personas podrían ser desplazadas por una escasez intensa. Bajo ese contexto, la desalinización de agua de mar se ha vuelto una alternativa para mitigar la sequía en algunos de estos países. De acuerdo a la Asociación Internacional de Desalinización, a nivel mundial más de 18 mil plantas desalinizadoras producen cerca de 80 millones de metros cúbicos de agua dulce al día, y se espera que esto duplique para el 2050.

En Chile, de acuerdo con cifras oficiales del gobierno, más del 50% de las comunas del país -en las cuales habitan más de 8 millones y que corresponden al 47,5% de la población- se encuentran bajo escasez hídrica. Estas localidades se encuentran en las regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule, Los Ríos, Los Lagos y Aysén, abarcando un tercio de la superficie del territorio nacional. Adicionalmente, la evidencia científica demuestra que la megasequía de la última década ha sido uno de los principales impedimentos para el crecimiento económico de las regiones semiáridas de Chile, por lo que constantemente se analizan alternativas para mitigar esta crisis y encontrar soluciones.

Según datos del Ministerio de Obras Públicas (MOP), en el país actualmente hay 24 plantas desalinizadoras en operación y 22 en estado de construcción o planificación, ubicadas principalmente en las zonas costeras del centro norte del país. Estos proyectos han sido desarrollados principalmente por la industria minera del cobre, los que representan más del 70% de la capacidad desalinizadora del país y se espera que para el 2030, el 93% del agua usada en estos procesos sea de origen marino.

Así, la crisis hídrica sumada al aumento de proyectos de energías renovables que permiten disminuir a su vez el costo de producción del agua desalada, son el escenario favorable para un mayor desarrollo de plantas desaladoras, sobre todo, en las regiones de Copiapó, Valparaíso y Coquimbo. Pero un mayor desarrollo de estas plantas, pone el foco en el crecimiento sostenible de la industria.

“La predicción que nosotros hacemos es que probablemente esta industria se va a triplicar o cuadriplicar en las próximas décadas, lo que probablemente afecte a muchas comunidades o ciudades costeras. Tenemos que ser cuidadosos con la localidad específica donde estas plantas se desarrollen, porque efectivamente podría tener consecuencias negativas, pero requerimos que sean las mínimas posibles y que sea el menor impacto hacia el ecosistema que va a recibir esta salmuera, entre otras externalidades”, explica Ricardo Barra, co-autor del paper, director del Centro EULA de la Universidad de Concepción e investigador del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera SECOS y el centro CRHIAM.

Factores y restricciones para idoneidad de sitios

En ese contexto, un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM), Instituto Milenio SECOS y de la empresa Bloom Alert, realizaron un estudio que analizó a través de Sistemas de Información Geográfica una serie de criterios para establecer los sitios donde es apropiado o no instalar plantas desaladoras. Esto, entre las regiones Metropolitana y de Arica y Parinacota.

Para definir los sectores más apropiados para el desarrollo de estas plantas y con el fin de tener un menor costo técnico e impacto ambiental, se seleccionaron diversos factores y restricciones espaciales. Estos criterios se definieron por medio de encuestas enviadas a 22 expertos internacionales en el tema, que incluía personas del área de la ingeniería, mantenimiento, académicos de las ciencias ambientales, actores del sector público, entre otros.

“Los criterios que fueron seleccionados para ponderar la idoneidad territorial de soportar el desarrollo de estos proyectos, juegan un rol fundamental a la hora de determinar la factibilidad de estos proyectos de inversión en etapa temprana. La consideración de estos factores al momento de  seleccionar la zona de emplazamiento de una planta desaladora, permite que se desarrolle posteriormente de una manera más eficiente, tanto en lo operacional como en lo ambiental y socioeconómico”, explica Enzo García, autor de la investigación y estudiante del programa de Doctorado en Ciencias Ambientales de la  Universidad de Concepción.

De esta forma, establecieron ciertos factores que mejoran la idoneidad de la actividad en la zona como la altitud, la distancia a la costa, pendiente, distancia a urbes, distancia a la red energética y distancia a la red de carreteras. Asimismo, definieron restricciones que limitan la factibilidad del proyecto, como la presencia de áreas protegidas con una distancia mínima de 3 kliómetros o de comunidades indígenas con una distancia mínima de 1 Km. Así, el estudio creó mapas interactivos que destacan áreas idóneas o más apropiadas para la construcción de estas plantas.

Zonas altamente apropiadas: cerca de la costa y con altitud adecuada

Los resultados de la investigación evidencian que de 114.540 km2 en las zonas norte y centro norte del país que se consideraron, solo el 4.54% fue establecido como altamente apropiado,  lo que según los autores “revela la falta de espacio que se contrapone a las expectativas de crecimiento de la industria”. Particularmente, las regiones de Coquimbo, Antofagasta y Atacama fueron las que presentaron una mayor cantidad de territorio apropiado para la instalación de plantas desalinizadoras, con 1.241 km2, 1.053 km2 y 1.039 km2, respectivamente.  En tanto, el 60% de los sitios se consideraron como poco o nada apropiados, lo que puede explicarse en gran medida por la fuerte influencia de la cordillera y cordones montañosos que atraviesan Chile.

En ese sentido, los factores más ponderados fueron la cercanía a la costa y la altitud. El primero, porque es clave para disminuir los costos, tanto en el transporte del agua como la gestión de la salmuera (agua con mayor concentración de sal), mediante difusores submareales con un menor impacto. El segundo factor, debido a que este se ve asociado a costos operacionales como el bombeo.

Sin embargo, el análisis también consideró algunas áreas en el valle central como muy apropiadas para el desarrollo de la industria de la desalinización. Esto, porque pese a su gran distancia a la costa, en estas zonas existe un alto desarrollo minero y agrícola, actividades que utilizan una gran cantidad de agua y que son fundamentales para la economía nacional.

Idoneidad de proyectos ya desarrollados

El estudio además analizó 40 plantas que están actualmente en funcionamiento o en fase de planificación. Considerando los mismos criterios anteriormente mencionados, los investigadores encontraron que 21 de estas plantas están en zonas muy apropiadas, 1 en zona apropiada y 1 en zona medianamente apropiada. Las 17 restantes, se emplazan en zonas no apropiadas o en zonas sin clasificación. De estas, el 94% operan cerca de zonas urbanas y un 6% lo hace en las proximidades de una minera, sobre los 1500 msnm.

“Esto puede estar ocurriendo porque en términos de políticas públicas para instalar las plantas desaladoras, tenemos una serie de debilidades, tanto en el sistema de evaluación ambiental como en la propiedad del agua desalada. Todavía falta clarificar y desarrollar normativas basadas en evidencia científica, para que estas puedan ser más efectivas. En ese sentido, desde los centros de investigación podemos hacer una contribución relevante en el estudio de estas zonas donde hay posibilidades de desarrollar esta actividad”, afirma Ricardo Barra, también académico de la Fac. de Cs. Ambientales UdeC.

Proyecciones de la industria desaladora y su investigación

La investigación además explica que este estudio no reemplaza la necesidad de una línea base de evaluación específica para cada proyecto, según su escala. De hecho, los científicos señalan que este análisis está hecho a una gran escala, es decir, miles de kilómetros. “Ahora, lo que tenemos que hacer es un zoom para ir mirando con más detalle este 4% de la superficie, para obtener en detalle dónde podría ser el mejor lugar, evitando los impactos adversos”, agrega Barra.

“Debemos tomar ciertas cautelas para poder desarrollar esta industria de una forma sostenible que respete al medioambiente y a las comunidades, y que a su vez sea económicamente conveniente para el país. Hay que investigar cómo las comunidades reciben este tipo de innovaciones, hay que entender bien cómo ellos ven los desarrollos tecnológicos y los beneficios que ellos puedan obtener de estos desarrollos para su economía local.  Cualquier tecnología aplicable a escalas pequeñas, va a tener que ir acompañada de un proceso de co-construcción de conocimiento, sobre cómo introducir tecnologías en comunidades”, añade.

Además, la investigación establece que los estudios futuros deberían incluir otros factores como riesgo de tsunami, calidad del agua, frecuencia de mareas rojas y modelos económicos. “La idea es poder planificar de mejor manera, teniendo en consideración los criterios territoriales que los proyectos buscan y si nos podemos anticipar a ello, mejor, porque significa que vamos a poder salvaguardar espacio suficiente en el borde costero que sea coherente con las proyecciones de crecimiento de la industria desaladora sobre las cuales estamos planificando la demanda de agua del país”, finaliza el fundador de Bloom Alert, Enzo García.

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