ONU: 74% de los países de América Latina y el Caribe enfrentan alta exposición a eventos climáticos extremos y riesgo alimentario

La variabilidad del clima y los eventos climáticos extremos (como sequías, inundaciones y tormentas) reducen la productividad agrícola, alteran las cadenas de suministro de alimentos, aumentan los precios y afectan los entornos alimentarios, poniendo en riesgo los logros alcanzados en la reducción del hambre y la malnutrición en la región. 

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Créditos: Eduardo Calix- FAO

Los patrones cambiantes de la variabilidad del clima y los eventos extremos están impactando negativamente todas las dimensiones de la seguridad alimentaria y reforzando otras causas subyacentes de la malnutrición en todas sus formas en América Latina y el Caribe, dice el Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024. El informe afirma que América Latina y el Caribe se ubica como la segunda región del mundo más expuesta a eventos climáticos extremos después de Asia. 

En esta región, al menos 20 países (el 74% de los países analizados) enfrentan una alta frecuencia de tales eventos, lo que indica una exposición significativa, y 14 (52%) se consideran vulnerables porque tienen una mayor probabilidad de tener un impacto en la subalimentación debido a estos fenómenos. El impacto de los extremos climáticos se ve exacerbado aún más por los persistentes desafíos estructurales: conflictos, desaceleraciones económicas y crisis, así como por factores subyacentes como los altos niveles de desigualdad, la falta de acceso a dietas saludables y su inasequibilidad, y entornos alimentarios poco saludables.   

Según el informe, entre 2019 y 2023, la prevalencia de la subalimentación aumentó 1,5 puntos porcentuales en todos los países afectados por la variabilidad climática y los extremos. La situación es peor en aquellos países que experimentan recesiones económicas. Las poblaciones más vulnerables se ven afectadas de manera desproporcionada, porque tienen menos recursos para adaptarse. 

El informe destaca la necesidad urgente de acelerar la acción para desarrollar la resiliencia dentro de los sistemas agroalimentarios, que son críticos para el progreso de la región hacia la eliminación del hambre y la malnutrición en todas sus formas. La sostenibilidad a largo plazo de los sistemas agroalimentarios debe ser garantizada, dice el informe. 

Avances en la lucha contra el hambre e inseguridad alimentaria

El hambre afectó a 41 millones de personas en 2023, una reducción de 2,9 millones respecto a 2022. Sin embargo, persisten disparidades entre subregiones: en el Caribe, la prevalencia alcanzó el 17,2%, mientras que en Mesoamérica se mantuvo en 5,8%. La inseguridad alimentaria moderada o grave también disminuyó, con 187,6 millones de personas afectadas en 2023, 19,7 millones menos que en 2022.

Esta mejora se atribuye a la recuperación económica en América del Sur y a programas de protección social postpandemia. No obstante, la inseguridad alimentaria sigue afectando con mayor fuerza a comunidades rurales y mujeres, manteniendo una brecha de género superior al promedio mundial.

Impacto del cambio climático en la malnutrición

La malnutrición sigue siendo un reto en la región. En 2022, el 11,5% de los niños menores de cinco años sufrió retraso en el crecimiento, un porcentaje inferior al promedio mundial, pero con avances ralentizados en los últimos años. Además, la coexistencia de desnutrición y sobrepeso agrava la crisis, especialmente en comunidades vulnerables.

«En América Latina y el Caribe, uno de cada diez niños y niñas menores de cinco años vive con desnutrición crónica. La desnutrición y el sobrepeso coexisten en la región, exacerbados por la alta exposición y vulnerabilidad climática en las comunidades más vulnerables. Esta doble carga de la malnutrición amenaza diariamente el desarrollo pleno de la infancia», afirmó Karin Hulshof, Directora Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe. «Cualquier decisión sobre la acción climática debe priorizar el derecho a la alimentación y nutrición de los niños, niñas y mujeres».

El sobrepeso infantil afectó al 8,6% de los menores de cinco años en la región, superando la media global y con un crecimiento más acelerado que en el resto del mundo. América del Sur impulsó este aumento, mientras que Mesoamérica y el Caribe han mostrado mayor estabilidad.

En cuanto al acceso a dietas saludables, 182,9 millones de personas en la región no podían costear una alimentación adecuada en 2022. Aunque hubo una mejora respecto a 2021, la situación sigue siendo crítica en el Caribe, donde el 50% de la población no puede permitirse una dieta saludable.

Urgencia de respuestas integrales y resilientes

El informe subraya la necesidad de fortalecer la resiliencia de los sistemas agroalimentarios para enfrentar los desafíos climáticos y garantizar la seguridad alimentaria. También enfatiza la importancia de invertir en estrategias sostenibles y equitativas que protejan a las comunidades más vulnerables.

Las agencias de la ONU llaman a acelerar las inversiones y acciones que fortalezcan la capacidad de respuesta ante la variabilidad climática y los eventos extremos, asegurando sistemas alimentarios sostenibles para América Latina y el Caribe.

El Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024 es una publicación conjunta de la FAO, FIDA, OPS/OMS, WFP y UNICEF.

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