Agricultura regenerativa: la clave para la conservación de suelos y la sostenibilidad agrícola

A diferencia de los enfoques convencionales de agricultura intensiva, que a menudo agotan los recursos naturales y generan impactos negativos en el medio ambiente, la agricultura regenerativa busca crear sistemas agrícolas resilientes y sostenibles a largo plazo.

A nivel mundial 2.600 millones de personas dependen directamente de la agricultura. Sin embargo, alrededor del 50% de la tierra utilizada se ve afectada, en algún grado, por la degradación de suelo. Es en este contexto que la agricultura regenerativa ha surgido como una innovadora y esperanzadora práctica que aborda los desafíos ambientales y agrícolas que enfrentamos actualmente. A medida que la demanda de alimentos continúa aumentando debido al crecimiento de la población mundial, es esencial adoptar prácticas agrícolas que restauren y protejan la salud de nuestros suelos.

Claudia Crovetto

El concepto de agricultura regenerativa se basa en principios que buscan minimizar la alteración de suelo mejorando su calidad, fomentar el aumento de la biodiversidad en zonas agrícolas, integrar a los animales y promover ciclos naturales de nutrientes. A diferencia de los enfoques convencionales de agricultura intensiva, que a menudo agotan los recursos naturales y generan impactos negativos en el medio ambiente, la agricultura regenerativa busca crear sistemas agrícolas resilientes y sostenibles a largo plazo.

Una de las mayores ventajas de la agricultura regenerativa es su capacidad para frenar el proceso de degradación del suelo. Uno de los aspectos claves es el manejo adecuado de la materia orgánica; mediante la aplicación de prácticas como la agricultura de conservación, la cual fomenta la mínima alteración mecánica del suelo (por ejemplo, cultivo sin laboreo); mantener una cobertura permanente del suelo con material vegetal vivo o muerto, lo que ayuda a reducir la erosión del suelo y a mejorar su calidad y biodiversidad; además de diversificar los cultivos mediante rotación o cultivos intercalados, se fomenta la siembra de una variedad de especies vegetales mediante asociaciones y secuencias de cultivos que comprendan al menos tres tipos diferentes, lo que contribuye a potenciar la biodiversidad, ayudando a reducir el riesgo de enfermedades y plagas, una mayor eficiencia en el uso de nutrientes y aumentar el aprovechamiento de agua, lo que es de vital importancia si consideramos que el sector agrícola utiliza un 73% del total del agua dulce en América Latina.

Además de estos enfoques, la agricultura regenerativa también fomenta la integración de la ganadería y la agricultura. Mediante la implementación de sistemas de pastoreo regenerativo, se puede mejorar la salud del suelo y promover la producción sostenible de alimentos y fibras.

La agricultura regenerativa también juega un papel clave en la lucha contra el cambio climático. Los suelos saludables tienen la capacidad de almacenar grandes cantidades de carbono, ayudando a mitigar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Se estima que la gestión mejorada de las tierras de cultivo y los sistemas de pastoreo, la conservación del suelo y la reducción del uso de fertilizantes, ofrecen un potencial anual de mitigación del cambio climático de 3-6 gigatoneladas de dióxido de carbono, además de mejorar la capacidad de adaptación al cambio climático y beneficios en favor de la biodiversidad (CEPAL, 2021).

Junto con sus beneficios ambientales, la agricultura regenerativa también ofrece oportunidades económicas y sociales significativas. Al mejorar la salud del suelo, los agricultores pueden aumentar la productividad a largo plazo, reducir la dependencia de insumos costosos y mejorar la calidad de sus productos. La diversificación de cultivos y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles también fomentan la resiliencia económica y contribuyen a la seguridad alimentaria. Por ejemplo, en Ecuador, un proyecto de ganadería climáticamente inteligente y agricultura regenerativa en 800 fincas, permitió que 1.056 pequeños agricultores incrementaran su producción de leche, sus ingresos en 40%, mejoraran la calidad de los suelos en 40 mil hectáreas, disminuyendo en 20% sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), es decir, más de 24 mil toneladas de GEI.

En Chile, un país con una alta vulnerabilidad al cambio climático, la agricultura regenerativa se presenta como una Solución Basada en la Naturaleza (SbN) fundamental para mitigar y adaptarse al nuevo escenario ambiental que hoy nos afecta. A través de prácticas que promueven la salud del suelo, la biodiversidad y la captura de carbono, esta forma de agricultura se posiciona como una alternativa viable y necesaria en la búsqueda de sistemas agrícolas más sostenibles y resilientes. Es crucial fomentar la adopción de estas prácticas por parte de los agricultores, apoyándolos con políticas y programas que reconozcan los beneficios de la agricultura regenerativa y fomenten su implementación a gran escala. Solo a través de un enfoque regenerativo podemos asegurar la conservación de nuestros suelos y construir un futuro agrícola más próspero y equitativo para las generaciones futuras.

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