De acuerdo con cifras de la ONU, cada año se producen a nivel mundial más de 430 millones de toneladas de plástico, de las cuales dos tercios se tiran a la basura. En cuanto a la realidad local, la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (Asipla), detalla que el año 2022 en Chile se consumieron 1 millón 375 mil toneladas de productos derivados de este material, de los que se recicló únicamente un 7,8%, equivalentes a 106.870 toneladas.
Estas cifras demuestran que el reciclaje no es suficiente para resolver el problema de la basura y, por esta razón, los esfuerzos institucionales apuntan a la reducción del consumo y a que las industrias asuman sus responsabilidad en el caso.
Un ejemplo es el Tratado Global Contra la Contaminación por Plásticos, instruido por la ONU en 2022 y suscrito por Chile, que busca reducir la producción y el uso de plásticos vírgenes. O las leyes locales, la Ley Responsabilidad Extendida del Productor (REP) del 2016, No Más Bolsas Plásticas, del año 2021 y No más Plásticos del año 2022.
Greenpeace Chile
Desde Greenpeace Chile, evidencian que, “el hecho de que en plásticos la cifra de reciclaje no alcance el 8%, nos dice que la mayoría de estos residuos van a parar a los vertederos, desencadenando una serie de problemas ambientales”, dice Silvana Espinosa, vocera de la organización ambiental.
Silvana agrega que la única solución real para abordar la crisis de contaminación por plásticos es evitar su generación desde el origen. “Se prevé que la producción de este material se triplicará antes del año 2060, lo que intensifica la urgencia de tomar medidas drásticas”, estima.
Frente a este panorama, la vocera dice que resulta imperativo que las industrias que contribuyen a la generación de plásticos y otros residuos en sus operaciones, “asuman un papel proactivo. Es urgente y necesario que reformulen sus procesos productivos para eliminar o reducir drásticamente el uso de materiales que no se pueden reciclar y que sólo generan contaminación”.
Estos esfuerzos también deben ser individuales, destacan desde Greenpeace. “Cada uno, desde la reflexión y responsabilidad personal, podemos reevaluar nuestros hábitos de consumo y nuestra perspectiva en relación con el uso del plástico y otros residuos, y avanzar en su reducción”, agrega la especialista.
Según las cifras entregadas por el ranking The plastic Waste Makers Index, elaborado por la asociación australiana Minderoo Fundation, el año 2021 nuestro país alcanzó los 51 kilos de plástico de un solo uso por habitante desechado al año, ubicando a Chile en el puesto 11 de las 100 naciones analizadas.
“Frente a este escenario, es importante recordar que en el ciclo de vida de los productos la Reducción es el primer paso, el Reuso el segundo y el último es el Reciclaje”, añade.
Reducir antes que reciclar
- Evita comprar productos envueltos en plástico. Por ejemplo, legumbres o frutas. Puedes llevar bolsas de tela reutilizables o frascos de vidrio y transportarlo todo ahí.
- Elimina los chicles, ya que muchos de los que están a la venta contienen plástico. También puedes consumir chicles 100% naturales y ecológicos.
- Elige productos que estén envasados con cartón o vidrio. Por ejemplo, si compras una bebida elige botellas de cristal o si adquieres detergente para el lavavajillas opta por una caja de cartón.
- Evita los productos desechables. Es fundamental decir no al uso de platos, cubiertos y vasos de plástico de un solo uso.
- Cuando tengas que comprar pinzas nuevas para tender la ropa, elige las de madera y de buena calidad, para que duren mucho tiempo.
- Utiliza encendedores recargables.
- Si tienes que renovar los contenedores para la comida, olvídate de los tuppers o films plásticos. Opta por recipientes de vidrio o bee wraps (envoltorios de cera de abeja).
- Evita las maquinillas de afeitar desechables.
Medidas que gobiernos y empresas pueden poner en práctica para reducir:
- Fomentar el consumo sostenible y responsable del agua en los hogares, así como en la vía pública, instalaciones municipales y establecimientos de hostelería y restaurantes.
- Implementar sistemas de incentivo a la devolución de envases, conocidos como sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR).
- Asegurar una mejor obtención de recuperación de los envases.
- Prevenir la mala disposición de envases plásticos en el ambiente.
- Fomentar la creación y el apoyo público a las tiendas de reparabilidad y comercios de segunda mano, así como a establecimientos que eliminen el uso innecesario de envases, primando la venta a granel y generando de este modo nuevos empleos en la economía circular.
- Contar con supermercados con pasillos libres de plásticos.