Hablar de plástico se ha puesto de moda, en realidad hablar “mal” del plástico está en boga. Se lo responsabiliza de grandes daños al medio ambiente y de impactar negativamente en la fauna, especialmente marina, a raíz de su desmedida presencia en los océanos, aunque se dice que el gran porcentaje de este material termina abultando los rellenos sanitarios y en menor medida en el mar.
Y es que por su versatilidad y utilidad tiene una gran presencia en nuestra vida cotidiana. Según cifras entregadas por el Bureau of International Recycling se estima que hasta la fecha se han producido más de nueve mil millones de toneladas de plástico lo que equivale a más de una tonelada por persona viva actualmente. Pero el problema no es el plástico en sí, si no el abuso indiscriminado de este y que nadie se haya preocupado de implementar medidas que permitan tratarlo de manera sostenible y racional en el tiempo.
De hecho, el BIR afirma que menos del 10% de todos los plásticos producidos han sido reciclados, cerca del 30% ha sido incinerado y la cifra restante podemos verla en los vertederos. Y ese es un panorama global porque incluso en los países desarrollados las tasas de reciclaje no superan el 30%.
Llegó la hora de reciclar
¿Qué hacer frente a este panorama? Más que lamentarse por la existencia de este material, lo que se recomienda es mejorar el manejo y su vida post uso. En este sentido, después de reducir y reutilizar, el reciclaje es una solución para procesar estos residuos, ya que limita los impactos ambientales y genera importantes beneficios socioeconómicos.
Otro aspecto a considerar, es que al reciclar los plásticos en forma local, los países no productores de petróleo reducen su dependencia en la adquisición de la materia prima virgen de las naciones productoras del oro negro. A pesar de estas ventajas, no se revaloriza el plástico en la forma que se debería. Quizá algunas cifras sirvan para convencer a los escépticos. Por ejemplo, en el mencionado estudio del BIR se afirma que reciclar una tonelada de plásticos ahorra:
- Alrededor de 1,4 toneladas de emisiones de dióxido de carbono
- 5774 kWh de energía
- 16,3 barriles de petróleo
- 24,7 millones de Cal de energía
- Cerca de 23 metros cúbicos de vertedero
En la práctica, gran parte de los plásticos se pueden reciclar porque existe la tecnología para hacerlo. La medida en que los plásticos se reciclan depende de una serie de factores que van desde las capacidades técnicas y de capital hasta la logística, voluntad, cooperación y legislación.
El reciclaje es necesario, pero requiere una considerable inversión para ser ambientalmente racional y económicamente viable. En nuestro país hemos avanzado en la materia, “durante los últimos años nuestras tasas de reciclaje han estado aumentado para el polietileno (PE alta y baja densidad), polipropileno (PP) y poli tereftalato de etileno (PET) y existe mayor conciencia de que podemos recuperar este material”, señala Alejandro Navech, gerente general de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje.
Asimismo, Martín Walsen, presidente de ANIR, sostiene que “el que tengamos una industria sólida y en expansión no es suficiente. Se requiere de una legislación que considere a los diferentes estamentos de la sociedad y sobre todo que escuche a quienes tienen experiencia en el tema”. El líder del rubro concluye que “al plástico le han creado una imagen negativa por nuestro propio uso indiscriminado y mal manejo post consumo, hasta ahora hay mínimos incentivos u obligaciones sobre la población e industria para fomentar su correcto manejo, cosa que está comenzando a cambiar en Chile gracias a la Ley REP. Estamos a tiempo para dar un giro y aprovechar el gran potencial de reciclabilidad de este noble material, reduciendo así su presencia en rellenos sanitarios y contaminación de nuestros mares”.