Los bosques son los ecosistemas con mayor diversidad biológica de la Tierra, ya que albergan más del 80% de las especies terrestres de animales, plantas e insectos. También proporcionan refugio, empleo y seguridad a las comunidades que dependen de ellos (Naciones Unidas, 2023). A nivel mundial, los bosques mitigan el cambio climático mediante el secuestro de carbono, contribuyen al equilibrio del oxígeno, el dióxido de carbono y la humedad del aire, y protegen las cuencas hidrográficas, que suministran el 75% del agua dulce del mundo. Junto con esto, desempeñan una función importante en la reducción del riesgo de desastres naturales, como inundaciones, sequías, desprendimientos de tierra y otros fenómenos extremos.
Actualmente, una de las principales amenazas para su conservación es la introducción de especies exóticas invasoras, las cuales impactan negativamente su biodiversidad y por ende el equilibrio de sus procesos ecológicos. Según el Ministerio del Medio Ambiente, una especie exótica corresponde a una especie que se encuentra fuera de su área natural de distribución y cuya presencia en un nuevo territorio se debe a la introducción, accidental o intencional, producto de la actividad humana. Por otra parte, una especie asilvestrada, es una especie exótica que se encuentra en estado libre, es decir, que ha sido capaz de establecer poblaciones autónomas en vida libre, dispersarse a nuevos territorios y reproducirse de manera natural, sin mediar intervención humana directa. Cuando nos referimos a una especie exótica invasora, hablamos de una especie exótica, ya asilvestrada en un territorio, que expandió su área de distribución y su población, con lo cual amenaza e impacta negativamente los ecosistemas y hábitats donde se establece, y daña a las especies nativas que viven en ellos.
En Chile, la biodiversidad es especialmente frágil debido al aislamiento biogeográfico del país, lo que aumenta el grado de endemismo de su flora y fauna, haciéndolo aún más vulnerable a los impactos provocados por la introducción de especies exóticas invasoras. Según un estudio realizado por el Centro de Análisis de Políticas Públicas de la Universidad de Chile, existen al menos 128 especies exóticas invasoras distribuidas a lo largo del territorio chileno, de las cuales 27 han sido priorizadas como de riesgo para la biodiversidad del país.
El impacto de estas especies en los bosques chilenos es significativo. Por ejemplo, el castor canadiense, una especie introducida en la década de 1940, ha causado daños importantes en los bosques de la Patagonia chilena, alterando los cursos de agua y afectando la biodiversidad. Un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, para el proyecto GEF Especies Invasoras, del PNUD y el Ministerio de Medio Ambiente, valoró el impacto económico de siete especies exóticas invasoras en Chile, incluyendo el castor canadiense, y encontró que al año se pierden al menos 59 mil millones de pesos (US$ 86,5 millones) por su presencia.
Según el Ministerio de Medio Ambiente, la zona central y su ecosistema mediterráneo, es la que presenta mayor cantidad de especies exóticas asilvestradas en el país, coincidiendo con la zona más poblada del territorio y que presenta una mayor red de caminos, lo cual opera como factor clave en la recepción y dispersión de especies exóticas derivadas del comercio y del transporte. Esta información es preocupante si consideramos que este lugar se considera que una de las zonas del país más vulnerables al cambio climático, y que ya presenta problemas importantes para su bosque esclerófilo, como la mega sequía y el fenómeno del browning o pardeamiento de su follaje. Esta zona es un hotspot de biodiversidad a nivel mundial por lo que es necesario tomar medidas que permitan prevenir y mitigar los impactos que tienen estas especies exóticas en sus ecosistemas.
Los principales efectos negativos que provocan estas especies en los bosques son la competencia por recursos, como el agua, los nutrientes y la luz solar, lo que influye en su crecimiento; además, algunas especies exóticas invasoras pueden depredar a las especies nativas, lo que reduce su población. También pueden transmitir enfermedades a las especies nativas, lo que puede afectar su salud y supervivencia.
Para controlar el impacto de las especies exóticas invasoras en los bosques chilenos, se han desarrollado estrategias y planes de control. El Ministerio del Medio Ambiente ha creado un proyecto para el control de estas especies, en colaboración con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Corporación Nacional Forestal. Actualmente el Ministerio cuenta con un Inventario Nacional de Especies de Chile donde se puede encontrar un catastro de las especies exóticas presentes en el país.
Existen diversas medias para prevenir la introducción de nuevas especies exóticas invasoras, desde la regulación del comercio para la importación y exportación de especies exóticas y el control fronterizo, donde la íntegra fiscalización del Servicio Agrícola Ganadero de Chile juega papel fundamental en este aspecto. También la educación es clave, a través de campañas para concientizar a la población sobre los riesgos de introducir especies no nativas en los ecosistemas naturales. Otras medidas son la utilización de barreras de bioseguridad en lugares estratégicos para evitar la introducción y propagación de estas especies, junto con los planes para controlar y erradicar las especies ya establecidas en los bosques chilenos. Es importante destacar que estas medidas deben ser implementadas de manera coordinada entre diferentes instituciones y organizaciones, y contar con el apoyo de la población para ser efectivas en la prevención de la introducción de nuevas especies exóticas invasoras en nuestros bosques.