Esta semana se cumplen exactamente cuatro años desde la promulgación de la Ley Gestión de Residuos, Responsabilidad Extendida del Productor (REP) y Fomento al Reciclaje, la que fue publicada a los pocos días (1 de junio de 2016). En el artículo tercero de esta Ley se habla de las disposiciones transitorias y estipulaba un plazo de un año para dictar todos los reglamentos necesarios para su funcionamiento.
Sin duda alguna, crear en tan poco tiempo estos instrumentos legales a saber: procedimental; fondo del reciclaje, movimiento transfronterizo y los que establecerían metas de recolección y valorización para cada uno de los productos prioritarios, era imposible de realizar en un periodo tan limitado y así sucedió. Solo se han terminado dos de nueve.
Ahora bien, en mi opinión, la autoridad ambiental justificadamente ha demorado su ejecución por la adopción de una metodología sinérgica de escucha amplia en comités de expertos y de participación ciudadana, sin embargo debo decir, que no suenan razonables cuatro años de espera. Comparto la metodología y creo que para seguir engrandeciendo esta forma de liderar, el Ministerio del Medio Ambiente debiera ocuparse de contestar personalmente las consultas públicas para la confección de reglamentos y así continuar con esta línea acertada de retroalimentación. No es correcto, ni ajustado a norma, que se respondan de manera general las presentaciones realizadas por actores relevantes.
El aumento de las tasas de reciclaje requiere obligatoriamente de la disminución del envío de materiales usados a rellenos sanitarios y vertederos. Para ello, la implementación rápida de esta Ley es la que solucionará lo que el mercado no pudo corregir durante tantos años. Es la REP, como instrumento económico, la que impulsará el reciclaje. Si este mecanismo no debuta a través de sus reglamentos, no veremos en la práctica una industria del reciclaje creciendo. Sin decretos supremos activos no hay certeza para la inversión.
Siempre he dicho que la creación de un modelo nuevo requiere analizar, escuchar, interpolar, proyectar y ejecutar, en tiempo y forma, para ser eficiente y eficaz. Necesitamos avances bien pensados y no anuncios. Necesitamos resolver con sentido común. El reciclaje necesita de la autoridad ambiental mayor velocidad como de sabiduría para que la industria del reciclaje sea competitiva, formal y progrese.
Para un mayor reciclaje, sabemos que el peso del éxito está en mejorar múltiples aspectos. La información y difusión de qué puede ser reciclado; municipalidades más comprometidas con la recuperación de materiales usados en los domicilios; mayor formalidad en la cadena de reciclaje, y productores diseñando productos para la economía circular, entre otros. A pesar de todo ello, sin reglamentos bien pensados no lograremos elevar las tasas de reciclaje a niveles adecuados. De vital importancia es nuestro Ministerio del Medio Ambiente.