Recientemente fui seleccionado para participar de un Subcomité de Reencauche dentro de los Comités de Reciclaje en la Sociedad Latinoamericana de Tecnologías del Caucho (SLTC) para el período 2020-2021. ¡Qué tiempo me tocó participar!
Un primer punto del subcomité fue someter a consenso el nombre del mismo. En la actualidad el reencauche o recauchaje de neumáticos a nivel internacional (y que estamos promoviendo también en nuestro país) ha recibido una nueva brisa de aire fresco bajo la denominación de «renovado», ajustándose a los principios de la economía circular, por lo que esperamos, que probablemente, quede con esta última designación.
En estos momentos complejos por los que pasamos, debemos aprovechar el reconocimiento al Día Internacional del Reciclaje y plantearnos la necesidad de “renovar” nuestro trabajo poniendo al planeta en primer lugar. Para que ello ocurra, necesitamos advertir que nuestro mundo está siendo masivamente perturbado y los daños se aprecian tanto a simple vista como, en las selvas y océanos, con vastas deforestaciones y verdaderas islas de desperdicios invisibles a primera vista.
Lo importante es reconocer que aquí también tenemos una coyuntura: porque la sociedad no reacciona a menos que haya una razón que la convoque y donde el punto de partida puede ser justamente lo que estamos viviendo. Esta es una magnífica oportunidad en 100 años para no sólo desear el cambio, sino también para diseñarlo e impulsarlo. El compromiso con el medio ambiente en la situación actual es formidable, y lo hemos vivido en nuestro sector. Por ejemplo, los principales beneficios del recauchaje de neumáticos (o mejor dicho renovado de neumáticos) no son sólo la seguridad y economía, sino sus beneficios ambientales evidentes para reducir la huella de carbono.
En ARNEC defendemos que el renovado de neumáticos es una actividad esencial en un futuro de economía circular en donde es prioritario optimizar el uso de los recursos limitados disponibles del planeta. Es así como nos hemos ido acercando vigorosamente a las nuevas generaciones y así también es que promovemos que el mercado y las autoridades vayan evolucionando según los oriente la economía circular. Una economía llena de respuestas desafiantes y prometedoras para estos nuevos tiempos.
Es en este preciso momento, un presente expectante e incierto, donde tanto el propio trabajo como la convivencia social se han convertido en nuevos mundos a explorar, donde surgen oportunidades para transformar e impulsar nuestro país. Así ha ocurrido con la recientemente creada Hoja de Ruta a la Economía Circular por el Ministerio del Medio Ambiente, a la que aplaudimos y deseamos el mejor de los éxitos, iniciativa que permitirá dirigir nuestros principales esfuerzos hacia toda la amplia gama de acciones valiosas que forman parte de la economía circular.
Siguiendo en línea con el trabajo del Ministerio del Medio Ambiente en tiempos difíciles, la vulnerabilidad es en realidad una hoja de ruta para los líderes, ahora más que nunca resilientes, mientras deben admitir que las respuestas para mañana no se encuentran a la vuelta de la esquina y donde la disciplina en el actuar es el secreto para mantenerse conscientes, alertas y ágiles. Es entonces fundamental que las dificultades ambientales sean consideradas elementos centrales para replantear las estructuras de negocios de una manera desafiante y proactiva. Entonces, tal vez debiéramos comenzar con el reconocimiento honesto entre quienes tienen voz y dar la razón a la necesidad de buscar la perfección y el fortalecimiento en lo colectivo, en la comunidad…admitiendo que tal vez hemos pensado poco en ello, pero que queremos escuchar más. ¿Quién sabe más al respecto? El desafío que trae la economía circular dentro del contexto actual nos ofrece la posibilidad real de transparentar con generosidad y respeto el desafío de empoderar a la ciudadanía, haciéndolos responsables de los productos que producen, que adquieren y que consumen, para alcanzar un mundo más viable, un mundo renovado.
