El impacto del reciclaje en el cambio climático

Debemos comenzar a vivir ciclos más equilibrados de consumo y repensar nuestras formas de adquirir para sintonizarnos de mejor manera con nuestro entorno natural. Debemos incorporar los costos ambientales a la forma en que queremos vivir y absorberlas para ser más conscientes de los verdaderos costos totales que provocamos. Una hormiga suele no provocar impacto, pero sí 7.700 millones de ellas. Claro que vistas desde el interior del bosque no se notan, pero desde arriba sí. Perspectiva y sabiduría son las que nos darán entendimiento para que el reciclaje sea un amigo en el retorno del equilibrio sostenible.

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WWF - Yunaidi Joepoet

A simple vista el reciclaje sí aporta a la disminución del cambio climático. Desde la sensación –estómago– y desde el instinto –una especie de raciocinio peculiar– suena nuevamente a que sí.

Si entendemos que el reciclaje es la última alternativa para devolver los materiales usados al ciclo de la circularidad y ello contribuye a extraer menos recursos del planeta, ¿qué importa si es positivo para el cambio climático o no? Lo importante es lo que tiene sentido de lo que no lo tiene. Enterrar recursos valiosos es un despropósito que nuestro país sigue realizando. Por años, las políticas públicas han estado desalineadas al fomentar el aseo y el ornato municipal sobre el medio ambiente y la economía circular.

Sin duda, que trabajar en la disminución de la generación de residuos es lo acertado como también lo es aumentar el ciclo de vida de un material. Claro que, si el bien material fue ecodiseñado de buena forma, pensando en la reducción del impacto ambiental que pudiera ejercer, la gran parte de ellos debieran llegar a reciclarse o compostarse y su minoría a eliminarse en vertederos o rellenos sanitarios.

Debemos comenzar a vivir ciclos más equilibrados de consumo y repensar nuestras formas de adquirir para sintonizarnos de mejor manera con nuestro entorno natural. Debemos incorporar los costos ambientales a la forma en que queremos vivir y absorberlas para ser más conscientes de los verdaderos costos totales que provocamos. Una hormiga suele no provocar impacto, pero sí 7.700 millones de ellas. Claro que vistas desde el interior del bosque no se notan, pero desde arriba sí. Perspectiva y sabiduría son las que nos darán entendimiento para que el reciclaje sea un amigo en el retorno del equilibrio sostenible.

Y para los que no les gusta la poesía, si es que así puede llamarse a un texto sincero, aquí las necesarias cifras. Claramente insuficientes para los escépticos, pero una exquisita naranja para exprimir por los analistas:

  • El reciclaje de materiales en el mundo significa aproximadamente una reducción de 700 millones de toneladas de CO2 anuales, lo que equivale a 100 kilos de CO2 por persona al año. (Fuente: Bureau of International Recycling).
  • El reciclaje ayuda a conservar los recursos primarios de la Tierra. Los materiales reciclados abastecen hasta el 40% de las necesidades mundiales de materias primas. (Fuerte: BIR).

Consultando sobre más estudios, me encontré con la Consultora Técnica Sustrend que me explicó que Naciones Unidas incorporó dentro de sus metodologías de reducción de gases de efecto invernadero el tema de recuperación y reciclaje, considerando dos aspectos claves para la cuantificación de emisiones:

1.   Dejar de enviar materiales potencialmente reciclables a rellenos sanitarios para evitar el exceso de emisiones.

2.   Reducir la producción y extracción de materiales vírgenes por efectos de eficiencia energética.

Esta metodología, por ahora, contempla recuperación de materiales plásticos como lo son el HDPE, LDPE, PET y PP, la reutilización del vidrio y de algunos metales como aluminio y acero.

Ahora bien, me contaba esta consultora que estos factores de emisión se utilizan frecuentemente por las empresas que exponen las reducciones por reciclaje. Consideran el factor de emisión (energía consumida por extracción de ese material virgen) llamado en el lenguaje técnico “factor por defecto” que principalmente se basan en estudios realizados en la Unión Europea, por lo tanto, en muchos casos, estos datos están alejados de la realidad nacional.

Es por eso que para los técnicos, se hace necesario generar nuestros propios factores acorde a la realidad país, entendiendo que, por ejemplo, en Chile no se producen, fabrican o se extraen todos estos materiales mencionados anteriormente, más bien somos un país importador, en donde esta condición podría tener gran incidencia en este indicador, ya que el tema logístico muchas veces es más del 60% del cálculo de estos factores.

Si comenzamos a costomizar los estudios a la realidad local, quizás nos encontremos con una tremenda sorpresa: Reciclar en Chile aporta más a la disminución del cambio climático que un país extractor de recursos vírgenes por la logística que involucra traer a Chile esos componentes.

Adicionalmente se debe resaltar que, en el Acuerdo de París, dentro de las acciones de mitigación se destaca la incorporación de la Economía Circular, entendiéndolo como un sistema regenerativo que reduce los flujos de energía y material.

No sé si a ustedes les hace sentido o no, pero me quedo con el instinto y la sensación en mi estómago que el camino es lógico, más allá de que aún no tengamos las cifras. Reciclar sí aporta… y al parecer harto.

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