La acústica submarina estudia la propagación del sonido en el medio acuático y sus fronteras. A lo largo de la historia se ha utilizado en múltiples ramas de estudio, tales como: investigaciones oceanográficas o geofísicas, descubrimiento de objetos en el fondo marino, en la industria pesquera, como herramienta para la búsqueda de submarinos de guerra, detección de minas, entre otras actividades que permiten su uso.
El sonido se transmite aproximadamente 4,5 veces más rápido en el agua que en el aire, alcanzando grandes distancias, incluso kilométricas. Esto se produce debido a la densidad del agua, ya que al estar las partículas más unidas, las ondas sonoras (que son longitudinales por su dirección de propagación), se transmiten de mejor forma por el medio elástico. Igualmente, la densidad depende de factores como la presión, la temperatura y la salinidad del mar, las que varían entre las distintas masas de agua y corrientes oceánicas. Por esta razón, el océano no se podría categorizar como un entorno silencioso, sino que todo lo contrario.
El ruido siempre ha estado presente en el mar, de forma natural como el ruido del viento, las olas, las tormentas, las burbujas, y biológico, producido por seres vivos. Del mismo modo que en el aire, existe la contaminación acústica submarina, que suele ser ignorada y desapercibida por el ser humano, lo que le ha llevado a abusar de sistemas causantes de perturbaciones en el entorno submarino, tal como el tráfico marítimo o actividades de construcción, provocando un impacto que se ha invisibilizado durante décadas.
El crecimiento que presentan las poblaciones humanas se traduce en mayor movimiento económico, esto significa, mayor producción de elementos necesarios para la vida. Como consecuencia de la necesidad del crecimiento, se tiene un aumento de la extracción de materias primas, lo que conlleva el uso de maquinarias generadoras de altos niveles de ruido, como las que son utilizadas para dragados, construcciones, perforaciones como es el caso del gas o el petróleo, además del transporte marítimo de productos para el consumo y uso humano. Por otro lado, se tienen las investigaciones geofísicas y oceanográficas, los sonares relativos a la pesca y actividades militares, entre otras áreas susceptibles a generar un impacto acústico negativo en el entorno marino.
En agosto del año 2018, por primera vez un encuentro realizado por el Ministerio del Medio Ambiente de Chile aborda la problemática del impacto del ruido en la fauna marina, teniendo en cuenta que el país posee la soberanía en más de 6000 km de longitud de costa, lo que se considera como mar chileno, y que se diversifica en distintas zonas. De esto se desprende la existencia de una gran biodiversidad marina que, según un artículo de Revista de Marina, en los mares chilenos habitan alrededor de 51 especies de mamíferos marinos, que corresponden a diversas especies de ballenas, nutrias, focas y lobos marinos, además de aves acuáticas, y reptiles como tortugas.
Muchos de los mamíferos marinos que habitan las costas chilenas, se comunican con sonidos que fluctúan en rangos de frecuencias desde 1 a 20 kHz, y a niveles de entre 100 a 180 dB, los cuales alcanzan a recorrer amplias distancias. De igual modo, utilizan la ecolocalización para ubicarse, encontrar alimento, alejarse de los sectores de baja profundidad que puedan presentar algún peligro, entre otros alcances que les permite dicha característica. La ecolocalización opera entre los 20 y 150 kHz, a niveles incluso superiores a 210 dB. Esta es la razón de que el uso de herramientas como el SONAR u otras que trabajen con señales ultrasónicas, es perjudicial para algunas especies, debido a que causan confusión al momento de utilizar su sistema propio de ecolocalización.
Como entidades evaluadoras de proyectos relacionados con el impacto al medio ambiente, y considerando que dentro de las evaluaciones de ruido de igual modo se revisan temas relacionados con la fauna, es que se torna importante poner especial atención en entornos en donde se ignora el daño que el impacto acústico puede ocasionar. Es ahí donde el área de la Acústica toma un papel principal, el área que estudia lo que no se ve, el ruido que a simple vista es invisible, se transforma en datos que pueden ser analizados, comparados e incluso proponer soluciones, a partir de medidas de control adaptadas a las distintas problemáticas.
De acuerdo con información del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) respecto a las fuentes de ruido submarino, se consideran tipos de ruido, los que son impulsivos y continuos, los primeros consisten en la elevación de la presión sonora abruptamente y su decaimiento en tiempo breve, mientras que los segundos, son aquellos tipos de ruido en donde la presión sonora se prolonga por un tiempo significativo. Es importante mencionar que la unidad de medida es decibeles, el descriptor es nivel de presión sonora (NPS o SPL, por sus siglas en inglés), con la salvedad de que, a diferencia del aire, la presión de referencia para submarina es 1µPa (un micro pascal).
La evidencia de los estudios ha dado cuenta de los efectos que el ruido submarino puede provocar en la fauna. El 2009, la Comisión Ospar (Convention for the Protection of the Marine Environment of the North-East Atlantic), realizó un resumen de dichos efectos del ruido en la fauna marina, en la que se agrupaban en las siguientes clasificaciones:
- Efectos fisiológicos: estos efectos se pueden producir en el sistema auditivo como daño grave en la pérdida de la audición ya sea temporal o permanente, o daños corporales como embolismo gaseoso o graso.
- Efectos de percepción: enmascaramiento de sonidos comunicativos entre especie, además de señales biológicas relevantes
- Efectos conductuales: los que eventualmente terminan en varamientos, interrupción de hábitos normales como alimentación, reproducción, amamantamiento, abandono del área donde usualmente viven, variación en la vocalización.
Si bien en un medio tan amplio como es el océano se torna difícil ingeniar medidas de mitigación, existen diversas formas de reducir el impacto producido por la emisión de ruido submarino. Entre algunas opciones destacan el uso de cortinas de burbujas, las que ayudan a disipar las ondas sonoras, el uso de encierros acústicos para actividades como hincado de pilotes o perforaciones, en conjunto de medidas administrativas, las cuales ayudan a reducir de mejor forma el impacto acústico.
También es importante considerar el aporte de guías y recomendaciones internacionales, publicadas a partir de estudios en relación con distintas especies de seres vivos. Algunos ejemplos de guías utilizadas para el ruido submarino y los animales que viven en dicho entorno son las siguientes:
- Guidance to minimise the risk to marine mammals from man-made sound sources in Irish waters, de Irlanda
- Guidelines for the safe use of explosives underwater, de Reino Unido.
- Guidelines for the Use of Explosives In or Near Canadian Fisheries Waters, de Canada.
- Marine Mammal Noise Exposure Criteria: Initial Scientific Recommendations. por Southall, de USA.
El mundo es un conjunto de entornos en el que habitamos seres vivos, en el que el humano, principal causante de agentes contaminantes debe tomar consciencia de que coexistimos en este gran medio ambiente.