Entre 100 y 1.000 años es lo que puede tardar en degradarse el plástico. Sin embargo, ese no es el único problema, ya que, con el tiempo, estos productos pueden liberar componentes tóxicos, que pueden afectar la salud de las personas.
Por ello, un proyecto liderado por el Centro de Investigación de Polímeros Avanzados (CIPA), financiado por ANID, cuenta con la participación del Centro de Energía de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) para desarrollar una materia prima basada en plástico reciclado libre de toxinas.
Así lo explicó la directora alterna del Centro de Energía, doctora Laura Azócar, quien señaló que “este proyecto busca adelantarse a posibles nuevos reglamentos y proponer soluciones para el reciclaje de plásticos. Lo primero que contempla este proyecto es hacer una caracterización de estos plásticos y determinar qué compuestos peligrosos pueden tener. Luego, la segunda línea, donde nosotros, como Centro de Energía, vamos a enfocarnos, evaluará la separación de estos compuestos peligrosos y particularmente propondrá alternativas para el reciclaje químico de los plásticos recuperados a través del proceso de pirólisis”.
La pirólisis es un proceso térmico que someterá el plástico a alta temperatura y sin oxígeno para transformarlo en una nueva materia prima, ya sea como un nuevo plástico o como combustible.
“De esta manera, lo que se busca es producir olefinas livianas (monómeros) libres de sustancias peligrosas y tóxicas, que puedan polimerizarse para obtener nuevamente los plásticos. Esto podría suponer una alternativa que permitiría dar una segunda vida, más segura, a un producto tan presente en nuestra sociedad actual”, concluyó la investigadora de la UCSC, quien destacó la colaboración con CIPA.