Si bien Chile ha avanzado en distintas materias ambientales, como la firma de adhesión al Convenio de Escazú y la incorporación de elementos claves en la propuesta de la nueva Constitución, científicas y científicos del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) aseguran que es necesario hacer un esfuerzo transversal para lograr la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP).
El SBAP se discute desde el 2011 en el Congreso, sin ningún avance concreto. Se trata de un proyecto clave, que, de aprobarse, permitirá gestionar la conservación de la biodiversidad del país y abordar de manera integral la gestión de las áreas protegidas (tanto públicas como privadas), asegurando la conservación de genes, especies, y ecosistemas de todo el territorio nacional.
Actualmente, Chile posee un vasto territorio protegido por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNASPE, 18,6 millones de hectáreas – 21,3% del territorio nacional), pero esto no es suficiente para entregar protección a una gran proporción de sitios, especialmente en Chile central, que contienen la mayor diversidad de plantas vasculares -la mayoría de las que conocemos excepto musgos y líquenes-, y fauna, principalmente terrestre.
Esto ocurre, como en muchos países, porque se ha entendido que el costo oportunidad de preservar estos sitios, versus producir en estos, es muy alto. Es así como hoy, la porción de Chile que contiene mayor biodiversidad (de manera simple entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos), es el área donde habita más del 78% de la población urbana y donde se produce aproximadamente el 95% de la actividad agrícola y 66,4% de la actividad forestal, según datos de la Conaf.
“Uno de los puntos críticos que debemos abordar en Chile, es la falta de representatividad de nuestras áreas protegidas, haciendo imperativo esfuerzos de conservación fuera de estas, para poder complementar y completar un sistema eficaz de conservación. Porque no solo de áreas protegidas vive la biodiversidad. Necesitamos que las zonas fuera de las áreas protegidas aporten también hacia la conservación y protección integral de nuestro patrimonio natural, incluyendo zonas de conservación privadas, zonas agrícolas y forestales y zonas urbanas, es decir, el sector productivo también debe y puede aportar”, afirmó la investigadora del IEB y directora del Programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad (VCCB), Olga Barbosa.
Por otra parte, es importante comprender que de forma directa o indirecta todos los seres humanos dependen de la naturaleza, no solo en ecosistemas naturales, sino también en zonas urbanas. La naturaleza provee al ser humano de todos los elementos necesarios para la vida. En este sentido, la degradación de los bosques y la deforestación, entre otros ecosistemas, tienen efectos negativos en su vida, por lo tanto, es vital actuar a tiempo por su protección y conservación.
Al respecto, el director del IEB, Aníbal Pauchard, asegura que la crisis toma distintos matices. “Por un lado, sabemos que más de un millón de especies están al borde de la extinción, según fue estimado por el Panel Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) en su informe global de 2019. Por otro lado, la evidencia muestra que hay una estrecha relación entre la grave crisis climática, que nos golpea día a día (sequía, huracanes, inundaciones) y la pérdida de la biodiversidad”, manifestó.
Frente a esto, es fundamental entender que la biodiversidad consiste en la diversidad entre organismos vivos, la cual es esencial para el buen funcionamiento de los ecosistemas -elementos vivos que interaccionan entre sí y con sus entornos- y los servicios que prestan a la sociedad. Estos servicios, tales como la provisión de agua, oxígeno, alimentos, regulación de enfermedades, y polinización de cultivos, entre otros tantos, mantienen la vida de las especies incluida la humana, pues brindan elementos básicos necesarios para la existencia terrestre
Es en este contexto, es que se hace urgente la existencia del SBAP. “Si bien la iniciativa no es perfecta, como ningún proyecto de ley, es un avance muy importante al reconocer a la biodiversidad como un tema intersectorial y asignarle la relevancia necesaria en un sistema integrado que está alineado con los conceptos y directrices globales de la conservación. De hecho, en estos 11 años se ha mejorado muchísimo en forma y fondo con las indicaciones del Senado y la Cámara de Diputados y de las múltiples organizaciones que han participado de este proceso”, puntualizaron desde el IEB, recalcando la necesidad de hacer un esfuerzo transversal para lograr la creación de este proyecto y así, no llegar a conmemorar otro nuevo Día Mundial de la Biodiversidad, sin este vital servicio en el país.