Ruido ambiental en pandemia

En condiciones de teletrabajo y actividades académicas online, han aumentado las denuncias por ruido. Solo en la Región Metropolitana, la Superintendencia del Medio Ambiente ha recibido 496 denuncias por ruido durante este año, donde una de las actividades más denunciadas han sido las actividades de construcción. Lo anterior, evidencia situaciones difíciles de compatibilizar como es la convivencia entre actividades productivas y personas confinadas en sus viviendas.

Las ciudades son el lugar donde más ruido ambiental se genera con o sin pandemia, siendo uno de los contaminantes responsables de numerosos efectos negativos y dañinos para la salud y bienestar de las personas. Una de las fuentes de ruido más común es el tránsito vehicular, que genera sobre el 70% de los niveles de ruido presentes en las urbes.

Víctor Hugo Lobos, profesional del Departamento de Ruido del Ministerio del Medio Ambiente.

Otras fuentes corresponden al tránsito aéreo y ferroviario, y las fuentes fijas como son las actividades industriales, comerciales y de ocio. A lo anterior, hay que agregar las conductas ruidosas de las personas como una fuente de alto impacto, sobre todo en periodo nocturno.

Producto de la pandemia y las medidas asociadas a su control, enfocadas principalmente en la restricción de la movilidad de las personas, sin duda han generado la disminución de los niveles de ruido presentes en las ciudades, sobre todo en sectores residenciales, donde los niveles a ciertas horas de la noche llegan prácticamente al silencio.

Pero al mismo tiempo se ha evidenciado que hay sectores de la ciudad, principalmente entorno a carreteras y avenidas, que si bien los niveles de ruido han bajado durante el periodo nocturno, según los datos de la Red de Monitoreo de Ruido Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente, esto no ha sido suficiente para alcanzar niveles óptimos recomendados. Esto último, muestra lo complejo de controlar este contaminante en ciertas zonas de la ciudad y lo necesario e indispensable que es la mitigación del ruido a través del aislamiento acústico de fachada de las edificaciones habitacionales, como último recurso para proteger la salud de las personas expuestas permanentemente al contaminante ruido.

Paralelamente, en condiciones de teletrabajo y actividades académicas online, han aumentado las denuncias por ruido. Solo en la Región Metropolitana, la Superintendencia del Medio Ambiente ha recibido 496 denuncias por ruido durante este año, donde una de las actividades más denunciadas han sido las actividades de construcción. Lo anterior, evidencia situaciones difíciles de compatibilizar como es la convivencia entre actividades productivas y personas confinadas en sus viviendas.

Los bajos niveles de ruido ambiental por las cuarentenas, se han dado principalmente durante la noche por las restricciones de movilidad que obliga el “toque de queda”, periodo de mayor sensibilidad de las personas al ruido, el que se ha visto interrumpido y afectado por el ruido generado por fiestas particulares, que corresponde a un ruido del tipo conductual y que ha sido causa de denuncias constantes durante esta pandemia. Lo anterior nos revela que los problemas que genera el ruido no sólo se resuelven con regulaciones, sino que también desde la conciencia social que exista sobre el problema, para lo cual es importante que las personas estén informadas y entiendan lo que significa la contaminación acústica para sus vidas.

Si bien esta situación de pandemia es lamentable, nos da ciertamente la oportunidad de visibilizar el impacto de este contaminante, y de pensar en una gestión estructural del problema. No queremos ciudades sin actividad, eso es imposible, pero ciertamente queremos ciudades más amigables, en donde existan niveles de ruido aceptables para un buen descanso y una mejor calidad de vida.

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