39 son las instituciones de educación superior socias que forman parte de la Red Campus Sustentable (RCS), asociación que también cuenta con profesionales dedicados a promover la sustentabilidad en la educación superior, con el objetivo de avanzar hacia una sociedad que esté consciente y le haga frente a las urgencias ambientales y climáticas.
Desde el 2010, la Red Campus Sustentable ha trabajado para que las entidades construyan espacios de cero residuos, autoabastecidas de energías limpias y que sean ejemplos de convivir con la naturaleza de manera armoniosa y respetuosa.
Bajo este contexto, es que impulsaron el Acuerdo de Producción Limpia (APL) para Instituciones de Educación Superior (IES), junto a la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, siendo el único instrumento de política pública que tiene como fin fortalecer y certificar a las instituciones como Campus Sustentables. El APL posee cinco metas vinculadas con: Gobernanza, Gestión de Campus, Vinculación con el Medio y Responsabilidad Social, «las que contemplan 116 acciones que deben ser cumplidas en un periodo de 36 meses, iniciando a comienzos del 2022 su segunda parte».
Además, teniendo en cuenta que hace unos días jóvenes a lo largo de Chile rindieron la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), desde Codexverde conversamos con Rocío Riveros Quintana, vicepresidenta de la RCS, socióloga y coordinadora de APL institucional de la Universidad de La Frontera, para conocer más detalles de esta asociación y sus acciones.
¿En qué consiste el segundo Acuerdo de Producción Limpia? ¿Cuántas son las instituciones firmantes? ¿Qué metas tienen para el 2023?
El segundo Acuerdo de Producción Limpia (APL) tiene por objetivo fortalecer la sustentabilidad de las Instituciones de Educación Superior (IES), promoviendo acciones que contribuyan a la reducción de gases de efecto invernadero y a la adaptación al cambio climático, mediante un trabajo triestamental, generando una cultura sustentable, incorporando conocimiento y capacidades en la academia, realizando una gestión sustentable de los recursos, y con una fuerte vinculación con el medio y los territorios donde se emplazan. Las instituciones firmantes son 28 y comprometen más de 90 instalaciones para su implementación a nivel nacional. Hacia el 2023, trabajaremos en la elaboración de planes de energía, agua, carbono neutralidad, capacitaciones para estudiantes, administrativos y académicos, entre otros.
Teniendo en cuenta, que el APL establece 116 acciones para implementarse durante tres años, ¿cuáles serían las acciones más relevantes que se generaron durante el 2022 y de qué manera participaron las instituciones firmantes?
El primer año del APL consiste básicamente en generar una línea base para las IES en distintos ámbitos, especialmente en el área de gestión de campus, agua, carbono, energía, etc. Para ello, el rol de los grupos de trabajo de la Red Campus Sustentable fueron fundamentales, ya que se logró a través del trabajo colaborativo, insumos que de alguna manera permitieron unificar criterios para aquellos diagnósticos.
Por otro lado, se crearon propuestas para los cursos que deben comenzar a implementarse en 2023. También se hizo hincapié en un reforzamiento de ámbitos como la inclusión y la equidad de género ,que se asocia principalmente en la creación de políticas institucionales que den cuenta de los compromisos explícitos que tienen las IES respecto a estas temáticas.
Considerando el contexto actual frente al cambio climático en el país, ¿qué desafíos tiene el APL para los siguientes dos años y cómo pueden aportar las IES en la problemática?
En un plazo tan acotado hay dos avances clave para las IES, primero deben estimar de manera responsable y exhaustiva sus huellas de carbono institucionales, incluyendo alcances 1, 2 y 3. Lo segundo, más desafiante pero esencial, es establecer un compromiso de carbono neutralidad donde definan en qué plazo y comiencen a desarrollar un plan para lograrlo. Esto último es importante que se haga de manera responsable y no principalmente comprando bonos de carbono, ya que estos aún no cuentan con un sistema suficientemente confiable para constatar que las emisiones están siendo compensadas, pero quizás más importante que esto, es que pueden desincentivar acciones de mitigación de las emisiones propias de las IES.
Para abordar la mitigación el foco debe estar en transporte y energía. La principal fuente de emisiones en las IES es producto del transporte diario de la comunidad y los viajes internacionales de académicos, muchos de los cuales hoy están evidentemente injustificados debido a nuestros aprendizajes del teletrabajo forzados por la pandemia. En segundo lugar vienen las emisiones por energía que deben ser abordadas con una mirada estratégica y de largo plazo que ponga acento en la construcción sustentable y autoabastecimiento con energías renovables.
Hace unos días, se rindió la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES). En este sentido, ¿cómo se pueden distinguir las carreras y universidades que tengan el sello de sustentabilidad? ¿Cuál sería el pro de acceder a una IES que sea parte de la Red Campus Sustentable y qué se les ofrece para su desarrollo profesional?
La sustentabilidad es un tema esencial en el cual todos los profesionales independiente de su disciplina deberían formarse. Esto, porque serán parte de las generaciones que tienen la gran tarea de empujar un acelerado y muy incierto cambio hacia un modelo de desarrollo que sea sustentable, por lo que poner atención a los atributos de sustentabilidad que instituciones de educación superior y las carreras ofrecen, es cada vez más relevante.
Al mirar las IES los estudiantes deben fijarse en las declaraciones de estas sobre el tema. ¿Lo consideran en su misión, visión, planes de desarrollo? Revisar si son parte de organizaciones como la Red Campus Sustentable, si actualmente se autoevalúan desde la perspectiva de la sustentabilidad. Hay incluso rankings dedicados a esto, donde podrán identificar algunas universidades con avances interesantes. Es ideal que las IES incorporen la sustentabilidad en su modelo educativo, el cual dependiendo de la institución puede tomar forma de perfil de egreso, competencias u otros.
Cuando se trata de elegir carrera, aquí la atención debe estar en los objetivos del programa, si estos declaran o relevan la sustentabilidad. Fijarse si incluyen ramos o en algunos casos identificar si los académicos involucrados trabajan en el tema dentro de sus líneas de investigación o innovación. No es tarea fácil revisar esto, pero puede marcar la diferencia a la hora de elegir una buena trayectoria formativa.
¿Cuál es la meta a corto plazo en el trabajo articulado con otras IES que a lo mejor no forman parte aún de la RCS? ¿Existe alguna forma de promover que cada vez se sumen más IES a una visión sustentable en la educación y formación de profesionales?
El trabajo que realizamos desde la RCS es abierto y ofrece muchas oportunidades para que IES no socias se beneficien de las experiencias, recursos y espacios formativos que generamos. De todas formas, el compromiso con la sustentabilidad demanda dedicación e idealmente involucramiento directo en la red de campus, para conocer de primera fuente los avances de otras instituciones y beneficiarse de los aprendizajes colectivos que vamos generando. Este es un ámbito muy dinámico que demanda estar al día, tanto en tendencias educativas, tecnológicas así como en las reflexiones éticas y filosóficas que son parte de la sustentabilidad.
El camino más contundente para promover que más IES se sumen, sería sin duda que este tema cobre mucha más relevancia en el sistema de acreditación. Si esto se logra, veremos un salto cualitativo en las IES chilenas en la próxima década. Hoy ya existe un pequeño avance desde los criterios asociados a vinculación con el medio, sin embargo no es suficiente. Debemos pensar en grande e ir transformando todo el quehacer de las instituciones para que la sustentabilidad permee todas las áreas de acreditación, solo así dejaremos de ver a la sustentabilidad como un adorno de las instituciones.