“Efecto de la vegetación en la retroalimentación tierra-atmósfera en la zona mediterránea de Chile”, es el nombre del proyecto de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), el que ahora contará con la participación de Data Observatory -colaboración entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Conocimiento y el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, junto a Amazon Web Services (AWS).
La investigación, adjudicada en el Concurso Subvención a la Instalación en la Academia, de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), busca entender las adaptaciones físicas que tiene la vegetación esclerófila (aquella que está adaptada a largos periodos de sequía y calor, como la vegetación natural de la zona mediterránea), producto de las sequías de las últimas décadas, y cómo estas adaptaciones modulan a su vez, a pequeña escala, el clima local.
El estudio durará tres años e integrará disciplinas como climatología, hidrología, biología, data science, entre otros. Con ayuda de datos climáticos, de humedad del suelo, rasgos funcionales y flujos de plantas y datos satelitales, para fines del 2022 entregará estimaciones de adaptaciones vegetales de las zonas de Cauquenes, Petorca y Región Metropolitana.
«La retroalimentaciones tierra-atmósfera se puede estudiar mediante el balance de energía del ciclo hidrológico en el continuo suelo-vegetación-atmósfera (SVAC por sus siglas en inglés), por ejemplo, cómo pasa el agua entre estos tres componentes continuamente; y requiere de datos climáticos y de humedad del suelo estimados por estaciones meteorológicas, y de mediciones en terreno constantes de flujos y rasgos físicos y químicos de la vegetación”, explicó Javier Lopatin, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez y quien liderará la investigación.
Al respecto, Lopatin señaló que los resultados podrían estar a partir de fines de 2022, relacionados a estimaciones de adaptaciones vegetales en el espacio usando datos satelitales, y a partir del segundo año (2023) para las retroalimentaciones tierra-atmósfera, ya que se requiere medir al menos un año completo de datos.
Según el investigador, «existen modelos físicos de transferencia radiativa y modelos empíricos que se van a utilizar para hacer mapas de estos atributos de la vegetación, estudiar las interdependencias vegetación-atmósfera y las sensibilidades entre variables. Esto es fundamental para modelar respuestas ecosistémicas bajo escenarios de cambio climático». En este sentido, la infraestructura en la nube que ofrece Data Observatory, permitirá a futuro disponibilizar un gran volumen de datos territoriales para el desarrollo de nuevas investigaciones.
Además de la participación de la UAI, se incorporan dos investigadores de Data Observatory: Valentina Bravo, ingeniera forestal y candidata a magíster en Recursos Naturales del Laboratorio de Geomática y Territorio; y José Miguel Cerda, licenciado en Ciencias Biológicas y candidato a magíster en Recursos Naturales.