Las altas temperaturas, la crisis climática y la llegada del verano vuelven a poner en foco la ocurrencia de incendios, los que además han experimentado cambios en su extensión y magnitud. Así lo explica el académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral, director del Centro de Fuego y Resiliencia de socio-ecosistemas (FireSES) e investigador del Centro del Clima y la Resiliencia (CR2), Dr. Mauro González, quien lleva varios años de investigación en torno a este tema y sus impactos en los bosques del centro sur de Chile.
“Los incendios han aumentado en el planeta en frecuencia, severidad, tamaño y período de ocurrencia”, afirmó el académico. Y las principales consecuencias socioecológicas provienen de aquellos eventos de mayor magnitud o megaincendios. Así también lo indica el último informe del IPCC, cuyas proyecciones indican condiciones meteorológicas más propicias a futuro para la ocurrencia de incendios asociadas a menores precipitaciones y olas de calor.
Los incendios en nuestro país se han concentrado entre las regiones de Valparaíso y La Araucanía que “coinciden con ser la zona de mayor biodiversidad en plantas vasculares y concentración poblacional”, señaló. Pero la zona sur no está libre de estos disturbios. Cochrane, por ejemplo, se vio afectada por grandes incendios como el ocurrido en 2019. Dos eventos consecutivos se presentaron también en los años 2002 y 2015 en el Parque Nacional Tolhuaca y Reserva Nacional Malleco, el primero de ellos por rayos, un fenómeno cada vez más común en la cordillera andina.
Aumento de la temporada
Uno de los efectos principales de la megasequía es el aumento de la temporada de incendios de mayor tamaño (> 200 ha). “Antes se concentraban entre los meses de noviembre y abril, pero ahora se extienden entre octubre y mayo, aumentando de 6 a 8 meses el periodo de ocurrencia”, afirmó. Una cifra alarmante proporcionada por el Dr. González indica que más del 70% de los megaincendios han ocurrido entre 2010 y 2018 en nuestro país, donde el 50% de la cobertura quemada corresponde a plantaciones industriales.
Mortalidad de bosques e invasión postfuego
En el último tiempo también hemos visto las consecuencias de la sequía, cuyo impacto en la mortalidad de bosques y reducción del vigor en los árboles se concentra entre la Región Metropolitana y la de Valparaíso. Es el caso del bosque esclerófilo y de Palma chilena en la zona central. Más hacia el sur, los bosques de ruil y araucaria se han visto afectados no sólo por grandes incendios sino por la invasión de Pinus radiata y P. contorta, respectivamente. El académico recalcó las desastrosas consecuencias que esto puede tener para la recuperación del ecosistema. “La mortalidad de la vegetación asociada a la sequía e invasión de pino significa más acumulación de combustible y por lo tanto mayor riesgo de incendios”, puntualizó.
Respecto del futuro que podrían tener los bosques del centro sur de Chile en este complejo escenario climático – sumado a la presión de especies invasivas, ganadería y madereo salvataje- es que éstos se conviertan en matorrales, perpetuándose este estado alternativo de vegetación. Una interrogante que el académico plantea pensando en el futuro de los bosques es cuáles debieran ser las estrategias y políticas para favorecer su capacidad de resiliencia.