Con casi 15 años de historia, la Red Campus Sustentable (RCS) se ha posicionado como la organización faro a la que recurren más de 40 instituciones de educación superior (IES) que buscan sostenibilizar tanto su infraestructura como la formación académica de sus estudiantes, egresados y entorno.
Esto, en gran parte, a través de dos versiones de Acuerdo de Producción Limpia (APL) que ha impulsado la RCS junto a la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, y que resulta ser el único instrumento de política pública que tiene como objetivo fortalecer y certificar a las instituciones en sostenibilidad.
En la segunda versión de este APL, se contemplaron cinco metas para las IES: Gobernanza y Seguimiento, Cultura Sustentable, Academia, Gestión de Campus y Vinculación con el Medio y Responsabilidad Social.
Respecto a la meta de Academia, el APL exigió que las IES implementaran, entre otras acciones, un curso optativo introductorio de sustentabilidad para sus estudiantes, programas de formación de docentes para la educación en sustentabilidad y una propuesta de definición de investigación y/o innovación en sustentabilidad.
Además de cumplir con este APL, este tipo de acciones buscan la sostenibilización curricular en carreras de educación superior en Chile. En ese contexto, Codexerde entrevistó Karina Toledo, directora de Vinculación Social y Sostenibilidad de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y presidenta de la RCS, quien se refirió a este objetivo macro de la organización y que, por su importancia y magnitud, ha sido de los más desafiantes de abordar.
¿Cuál es su perspectiva sobre los avances en la sostenibilización curricular en las universidades chilenas, y qué considera que aún falta para consolidar este enfoque de manera transversal?
La integración de la sostenibilidad en los planes de estudio ha ido en constante crecimiento, debido a las demandas del mercado laboral de contar con profesionales con competencias en estas materias producto de la crisis socioambiental que hoy nos aqueja. El nivel de integración está muy supeditado a las carreras. En el casos de las carreras vinculadas a los negocios y la economía, vemos que se ha ido incorporando fuertemente el enfoque de la sostenibilidad, dado que hoy las empresas deben cumplir con estándares de ASG (ambiental, social y gobernanza) para asegurar su competitividad y reputación en el largo plazo. Otro ejemplo, son las carreras ligadas a la construcción, donde hoy la tendencia es a incorporar criterios de construcción sostenible. De esta forma, hoy vemos que más allá de un curso en particular, la sostenibilidad se integra en las distintas asignaturas, lo cual corresponde a este concepto de sostenibilización curricular.
¿Las universidades asociadas a la RCS están aplicado metodologías para desarrollar competencias profesionales en sostenibilidad en sus estudiantes?
Desde la Red Campus Sustentable promovemos la integración de la sostenibilidad en la formación de pre y postgrado. Es así que se asigna un puntaje al avance en sostenibilización corricular en nuestra herramienta RESIES, ampliamente utilizada por las instituciones de educación superior del país, como mecanismo de evaluación y reporte de nuestro progreso en sostenibilidad. Lo mismo, se exige en el APL Educación Superior Sustentable, por lo que hoy se observa un incremento de esta tendencia en todas las instituciones comprometidas con la sostenibilidad.
¿Cuáles son las competencias clave en sostenibilidad que deben ser sello distintivo de los egresados de la educación superior en Chile, y cómo pueden integrarse de manera efectiva en los programas académicos?
Un marco de referencia son las competencias definidas por Unesco sobre Educación para el Desarrollo Sostenible. Entre ella destaco la competencia de pensamiento sistémico, que consiste en la capacidad de relacionar los factores que han incidido en la crisis socioambiental y las oportunidades de colaboración desde distintos sectores para abordarla; la competencia de colaboración, para aprender, respetar y comprender las perspectivas de otros y resolver los problemas de forma participativa; y la competencia de autoconciencia, que comprende la habilidad de reflexionar del rol que cada uno tiene en su comunidad local y mundial.
Según su experiencia, ¿qué transformaciones en la formación docente consideran esenciales para que los académicos lideren este cambio de paradigma hacia una educación basada en la sostenibilidad?
Hoy vemos que en los modelos educativos se va instalando la sostenibilidad, lo que implica reconocer las competencias y promover su instalación. El rol de los docentes, sin duda, es fundamental para lograr este desafío y por eso se están realizando una serie de capacitaciones para actualizar los conocimientos de los docentes, no solo de aquellos que por su disciplina están más cercanos a estas materias, porque la sostenibilidad aplicada a todas las carreras, porque se trata de un enfoque, de una forma de encausar el desarrollo, hacia uno más justo y sostenible para todos.
¿Cómo cree que la sostenibilización curricular pueda impactar en el mercado laboral?
Hoy se requieren estas competencias, en un mundo en constante cambio y donde ya no cabe duda que es necesario avanzar hacia un desarrollo sostenible, y que todos tenemos que aportar. El mercado laboral lo tiene claro y cada vez más exige estas competencias en sus profesionales, por lo tanto, avanzar en esta línea asegura la empleabilidad y aporta a la construcción colectiva de un mundo más sostenible.
Acuerdo de Producción Limpia II
Uno de los momentos clave del 2024 para la Red Campus Sustentable fue la entrega del Certificado del Nivel 2 del Acuerdo de Producción Limpia II, que se otorgó a seis instituciones que lograron el 100% de cumplimiento de las acciones establecidas: Pontificia Universidad Católica (PUC), Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Universidad Bernardo O’Higgins (UBO), Instituto Profesional AIEP, Universidad de Los Lagos (ULAGOS) y Universidad de Magallanes (UMAG).
Sobre aquello, Karina Toledo subrayó en la importancia de que las instituciones educativas lideren iniciativas que promuevan la responsabilidad ambiental. “Para lograr un cambio, es necesario transformar nuestros hábitos y conductas, eso implica ser conscientes del impacto de nuestras decisiones».