Directora de Desarrollo Sostenible Tec de Monterrey: “En Chile y en México hay personas motivadas, apasionadas y comprometidas con la acción climática desde las universidades”

En su visita a Chile, Cynthia Villarreal, directora de Desarrollo Sostenible y Vinculación del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, destacó el trabajo de la Red Campus Sustentable de Chile en el compromiso por promover la sostenibilidad de la educación superior y la sociedad en general.

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Cynthia Villarreal

En el marco del seminario Gestión de Campus, organizado por la Dirección de Sostenibilidad de la Universidad Andrés Bello, expositores nacionales e internacionales dieron a conocer sus experiencias y conocimientos con el objetivo de profundizar acerca de la colaboración académica para la promoción de la sostenibilidad en las instituciones de educación superior.

Una de las presentaciones correspondió a la directora de Desarrollo Sostenible y Vinculación del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey- México (también conocido como Tec de Monterrey), Cynthia Villarreal, quien expuso acerca del trabajo que desarrollan en cuanto a sustentabilidad, principales pilares y las estrategias para contribuir a la mitigación del cambio climático.

El Tec de Monterrey es una institución de educación superior que destaca por sus áreas de innovación tecnológica por parte de las ingenierías y por el trabajo en acciones hacia el desarrollo sostenible, adaptándose a la Agenda 2030 de Naciones Unidas y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), abordando las principales problemáticas económicas, sociales y ambientales.

En entrevista con Codexverde, su directora conversó acerca de la estrategia de sostenibilidad del instituto y las impresiones sobre su visita a las universidades pertenecientes a la Red Campus Sustentable de Chile.

¿Cuáles son los principales pilares de la estrategia de sostenibilidad del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey?

Desde el Tec de Monterrey, nos asumimos como un actor corresponsable del desarrollo sostenible de nuestro país. En ese sentido, en 2021 publicamos Ruta Azul, que es nuestro Plan de Sostenibilidad y Cambio Climático del Tec de Monterrey al 2025.

En esta estrategia nos enfocamos en seis ejes de acción, con metas y objetivos concretos para ser una institución modelo de sostenibilidad frente a otras entidades en la sociedad. El primero es Cultura, donde fomentamos la toma de decisiones con conciencia sostenible. Luego, viene Mitigación, con el fin de reducir nuestra huella de carbono en un 50%, el consumo hídrico en un 20% y lograr un modelo de gestión de residuos en el 100% de nuestras instalaciones. En tercer lugar, está la Adaptación para que nuestros campus cuenten con planes de adaptación basados en diagnósticos de vulnerabilidad y riesgos climáticos de las ciudades/regiones donde se encuentren. Una cuarta acción es la Educación, donde se integran los conceptos de cambio climático y desarrollo sostenible como claves para el plan de estudio de nuestros profesionales. Y, por último, está la Investigación y la Vinculación, donde nuestro objetivo es crear un fondo para el impulso de la investigación a través de laboratorios en los campus y ser uno de los actores principales en la movilización hacia la acción climática en el país, respectivamente.

Una clave para lograr esto es integrar a toda la comunidad del Tec en el co-desarrollo y co-implementación de las iniciativas. Es decir, trabajamos con escuelas, áreas, campus, investigadores, alumnos y alumnas, profesores, colaboradores, directivos, así como con la comunidad externa – sector privado, público, social. También consideramos que es muy importante trabajar de la mano con otras universidades en nuestro país y en el mundo.

¿De qué manera la experiencia y el trabajo realizado con Ruta Azul puede aportar al desarrollo de la sostenibilidad en universidades chilenas?

Muchas de las universidades que conocí en Chile tienen un gran avance en distintas áreas: algunas en residuos, otras en llegar a la neutralidad de carbono, algunas otras en trabajar con estudiantes. Esto crea un terreno fértil de intercambio de mejores prácticas entre nosotras.

Por eso mismo, desde Ruta Azul hemos avanzado en tres áreas que pueden tener valor para las universidades chilenas. Primero que puedan adoptar un plan integral de sostenibilidad. Esto, a través del establecimiento de metas claras y una hoja de ruta para lograr la sostenibilidad integral en todos los ámbitos.

Lo segundo es que desarrollen un índice de cultura de la sostenibilidad, ya que para cambiar algo es esencial medirlo, es relevante que se puedan crear instrumentos para medir los conocimientos, ideologías, actitudes y comportamientos en torno al cambio climático en la comunidad educacional.

Por último, nuestra tercera estrategia ha sido la adaptación al cambio climático, o sea, que las universidades chilenas puedan establecer cómo la comunidad y las instalaciones se adaptan al cambio climático, teniendo en cuenta las regiones en las que se encuentran y si son comunidades vulnerables a los efectos climáticos adversos.

¿Cómo observas el nivel de sustentabilidad de las universidades en Chile?

Me emocionó escuchar a cada una de las universidades que participaron en el seminario Gestión de Campus Sustentable. Admiré y aprendí de sus logros. Por ejemplo, la experiencia de la Universidad Andrés Bello, con la implementación de su estrategia, me pareció un gran trabajo, especialmente en involucrar a sus alumnos en el esfuerzo, así como su avanzado sistema de gestión de residuos.

Asimismo, me gustó mucho ver cómo ya hay universidades que han logrado la neutralidad de carbono, como fue el caso de la Universidad Tecnológica Metropolitana.

Otras universidades, como la Pontificia Universidad Católica de Chile, ha logrado avanzar en hacer más sostenible la movilidad en sus campus, la gestión de sus residuos y en la educación, especialmente a través de su Instituto para el Desarrollo Sustentable.

¿Crees que para llegar a este nivel ha sido clave los diálogos y acuerdos que han adoptado los representantes y socios de la Red Campus Sustentable?

Me quedé gratamente sorprendida al conocer la red. En primer lugar, observé cómo estas instituciones trabajan de manera cooperativa, generando un ambiente propicio para el intercambio de ideas y la cooperación en proyectos sostenibles. Me parece que esta sinergia es fundamental para abordar los desafíos ambientales y sociales de manera conjunta. Además, me impresionó el compromiso evidente hacia la sostenibilidad de los líderes de la red, y de cada uno de los miembros que conocí.

Adicionalmente, destacaría la cultura que se percibe de compartir conocimientos y experiencias entre las universidades de la red. Esta disposición a compartir buenas prácticas y lecciones aprendidas contribuye significativamente al avance colectivo hacia un enfoque más sostenible. Observar cómo estas instituciones están constantemente evolucionando y buscando maneras de mejorar sus prácticas sostenibles subraya el compromiso a largo plazo de la Red Campus Sustentable en Chile. En resumen, la colaboración, el liderazgo comprometido y la búsqueda constante de mejora hacen que esta red destaque como un ejemplo inspirador en el ámbito de la sostenibilidad en universidades.

¿Qué similitudes existen entre las experiencias de Chile con relación a las de México?

Considero que, a pesar de tener experiencias y aprendizajes en diferentes áreas, tanto en Chile como en México hay personas sumamente motivadas, apasionadas y comprometidas con la acción climática desde las universidades. Al final del día, sabemos que las personas son quienes hacen a las instituciones, y esta cualidad está haciendo que nuestras universidades empiecen a destacar a nivel internacional, por sus avanzadas acciones en la sostenibilidad.

Es importante recalcar las similitudes sociales, culturales, económicas y ambientales que tienen los dos países. Esto puede facilitar y favorecer la polinización cruzada de ideas y buenas prácticas para impulsar las transiciones hacia la sostenibilidad. Debemos de cooperar más estrechamente entre los países latinoamericanos que tenemos problemáticas y soluciones comunes.

¿Cómo proyectas el futuro de la sustentabilidad en la educación superior, para el aporte de la mitigación del cambio climático?

Estoy convencida de que los complejos desafíos en torno a la sostenibilidad solo se resolverán adecuadamente si se abordan de manera sistémica y a través de poderosas alianzas. En ese sentido, las universidades desempeñamos un papel único para ese gran reto: somos convocadores naturales, nos conectamos y nos asociamos.

Más allá de nuestros roles tradicionales en educación e investigación, las universidades también promovemos el diálogo, proporcionamos espacios seguros y fomentamos la construcción de consensos. Como actores clave en la sociedad, tenemos un rol de liderazgo, que nos hace corresponsables de la mejora y el bienestar de nuestras comunidades. En muchos países, como México, las universidades tienen más credibilidad y reconocimiento que la mayoría de las demás instituciones sociales, incluyendo la iglesia y el gobierno. Esto nos otorga una enorme responsabilidad frente al cambio climático.

Nuestras acciones en torno a la acción climática marcan hitos en la sociedad. Son visibles y repercuten en muchísimas personas – los y las estudiantes, colaboradores y docentes, y en sus familias.

Empezamos en casa, reduciendo nuestra propia huella. Y desde nuestro rol tradicional como universidad: formando futuros líderes y tomadores de decisiones comprometidos con la sostenibilidad, y promoviendo la investigación interdisciplinaria que busque soluciones.

Pero en la mitigación, en la adaptación y en la cultura, debemos salir de nuestros campus y convocar a los principales actores de la sociedad, para lograr el gran objetivo de ser importantes catalizadores de la acción climática en nuestras comunidades.

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