Organizaciones por suspensión de COP26: «no debe significar un freno para la acción climática»

Organizaciones e instituciones de la Mesa Ciudadana de Cambio Climático solicitan al gobierno de Chile, en su rol de Presidencia de la COP25, impulsar un plan de trabajo internacional que conecte los esfuerzos por frenar la pandemia y sus inevitables consecuencias, con acciones para detener el cambio climático y atender la crisis ambiental global que nos afecta.

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Glasgow, Escocia.

Frente al anuncio de la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) de postergar la COP26 que se realizaría en noviembre de este año en Glasgow, Escocia, para una fecha incierta del 2021, la Mesa Ciudadana de Cambio Climático en Chile, compartió un comunicado de prensa con las siguientes reflexiones:

El Covid-19 nos invita a una profunda reflexión respecto al tipo de sociedad y modelo de desarrollo que requiere la humanidad y el planeta. La pandemia está generando enfermedades y muertes en todo el orbe, y las medidas de aislamiento y las diferentes restricciones de movilidad que los países han adoptado incidirán en la conducta humana por meses y, quizás, años. A esto se suma la incertidumbre social y económica que viviremos al menos durante este 2020.

Sin embargo, esta difícil situación también trae una oportunidad única para cambiar la forma en que nos relacionamos con la naturaleza, transformando nuestros patrones de producción, distribución y consumo; reduciendo drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y, en suma, frenando la destrucción y degradación del planeta, sus ecosistemas, incluyendo los ciclos hidrológicos y la biodiversidad.

El mundo ya se encontraba en una crisis antes de la llegada del Covid-19. En muchas partes la crisis climática y ambiental, que causa invaluable sufrimiento y vulneración a derechos humanos, se traduce en hambruna, falta de agua, migraciones masivas y cambios drásticos en las formas de vida. Sin embargo, pese a los llamados a los líderes políticos mundiales y, pese a 25 años de conferencias internacionales organizadas para mitigar emisiones y detener el colapso planetario generado por las emisiones de gases de efecto invernadero, el mundo continua entrampado en un modelo de desarrollo de crecimiento, producción y consumo constante que nos lleva a un callejón sin salida.

La aparición del Covid-19 se tradujo rápidamente en una crisis de salud global, pero también de sobre-producción, consumo y finanzas. Aunque las causas y efectos de esta pandemia probablemente difieren de las del cambio climático -que son más difíciles de observar en forma tan inmediata y pueden palparse en el mediano y largo plazo-, las similitudes son también evidentes: ambos problemas no reconocen fronteras, afectan a los más vulnerables, nos obligan a cambiar nuestro modo de vida y solo se pueden paliar si trabajamos en coordinación global.

La recesión económica mundial que recién comienza y que podría ser de las peores que ha vivido la humanidad, presenta también una oportunidad única por la forma en que los gobiernos elijan sobrellevarla y reactivar la economía. Como nunca, se podrá apostar por dar lugar a una economía distinta, donde prime la salud de las personas y del planeta, basada en un modelo de bajas emisiones, enfocada en mercados locales y con más justicia distributiva de la riqueza.

Esta pandemia de ninguna manera debería frenar los esfuerzos de acción climática, sino todo lo contrario. Se comprende la postergación de una reunión internacional para resguardar la salud de las personas, pero no es aceptable aprovechar la coyuntura para descuidar los esfuerzos contra la emergencia global de crisis climática y ambiental que nos afecta. La mayoría de los países se han propuesto metas de carbono neutralidad al 2050, y hoy es el momento para diseñar un camino de reactivación económica consecuente con esa ruta, exigiendo a las empresas, sobre todo a las grandes generadoras de gases de efecto invernadero, responsabilidad por los efectos de su negocio.

Como Presidente de la COP25, el Gobierno de Chile tiene un rol fundamental y la oportunidad única de promover una urgente y necesaria discusión internacional que conecte las medidas que se han tomado para enfrentar la pandemia con lo que el mundo necesita para hacer frente al calentamiento global, instando a los países a reforzar sus compromisos climáticos y ambientales poniendo la salud de sus poblaciones y del planeta en primer lugar.

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