Hoy la crisis sanitaria que vive Chile y el mundo es el foco de atención y preocupación generalizado. Mientras en otras latitudes controlan la pandemia, reabren el comercio y se mantienen atentos a los posibles rebrotes, aquí enfrentamos el peak del Covid-19 con centenares de fallecidos diariamente. Aún no se pueden pronosticar fechas posibles de regreso a etapas cercanas a la cotidianidad anterior a la crisis, por lo cual muchas temáticas sociales se encuentran en una especie de congelamiento, pero todavía con mucho que resolver.
Un caso muy claro de esta situación es la lucha que mantienen mujeres en nuestro país y el mundo en búsqueda de una anhelada equidad de género que logre garantizar las mismas condiciones y derechos para todas las personas, apuntando a cambiar la normalizada desventaja que sufre el sexo femenino en diversos ámbitos de la vida.
En el ámbito de la gestión pública y las industrias relacionadas con el desarrollo sustentable y el medio ambiente, el rol de la mujer ha sido y es relevante, y por qué no decirlo, también protagónico. Un ejemplo evidente de esta realidad es el caso de la dirección del Ministerio del Medio Ambiente, que hoy es encabezado por la ministra Carolina Schmidt.
En la industria vinculada con el desarrollo sustentable podemos encontrar variados casos que representan la fortaleza e indispensabilidad de la mujer como eje principal de la gestión de las empresas. Tal es el caso de Diplas, compañía familiar con más de 50 años en el mercado, enfocada en el asesoramiento industrial, agrícola y residencial para el uso del recurso hídrico a través de sistemas de riego. Actualmente son tres mujeres quienes lideran Diplas como socias propietarias.
“Diplas está compuesto por un grupo muy diverso, de diferentes nacionalidades y culturas. Somos trece personas, entonces nuestro día a día es muy cercano, por lo que el diálogo está siempre presente y siempre desde el respeto. Al ser mujeres todas las socias de la empresa, la equidad de género en términos de derechos laborales y remuneración más justa, es nuestro trabajo cotidiano, y día a día ponemos nuestras energías por generar un entorno laboral de confianza, en donde las relaciones puedan ser transparentes y abiertas al diálogo”, explica Trinidad Serra, socia propietaria de Diplas.
Otro ejemplo del papel relevante de la mujer en la industria de la sustentabilidad es el de María Soledad Valdebenito, CEO y fundadora de la consultora Trakún Spa, quien decidió aventurarse en la conformación de un emprendimiento enfocado en los riesgos asociados al cambio climático.
“La sustentabilidad se basa en conseguir un crecimiento económico sin dejar de lado la equidad social y el cuidado del medio ambiente. Son temas que se corresponden, ya que dentro de la equidad social está incluida la equidad de género, donde hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y responsabilidades. La importancia de que este triple impacto esté en la agenda de los directorios de empresas de todo el mundo es fundamental para revertir el sistema económico que prevalece actualmente, basado en maximizar la producción y el consumo al costo de explotar los recursos de manera ilimitada e irresponsable, lo que genera mayor desigualdad social”, reflexiona María Soledad respecto a la relación entre economía sustentable y la búsqueda de equidad de género.
La sociedad chilena avanza hacia un modelo más justo, lentamente, en el que aún hay muchos esfuerzos que hacer para realizar necesarios cambios culturales. Ésto lo tiene muy claro Rosario Hevia, socia fundadora de Ecocitex, emprendimiento ecológico que busca eliminar el desecho textil a través del principio de economía circular. “Nos falta mucho por trabajar en la equidad de género, desde las responsabilidades que cada uno toma en su vida, dentro de su familia, dentro de su entorno, como también en sociedad. Dentro de ellas, creo que es fundamental comenzar a hablar de tener un postnatal para los padres o lo que fue muy comentado hace poco, las diferencias en los cobros de las isapres. Si queremos equidad de género hay mucho por avanzar tanto en términos legales, pero más aún por avanzar en cómo cada uno de nosotros decide o simplemente acepta perpetuar un esquema impuesto por una sociedad”, recalca Rosario.
Profundizar en cambios
En el discurso todas y todos expresan la necesidad de igualdad derechos y oportunidades. Existe un aparente consenso en que los cambios culturales se están propiciando, pero también en que falta mucho camino por recorrer. Para Trinidad Serra de Diplas “es fundamental generar espacios de diálogo y reflexión crítica en diferentes ámbitos de nuestra vida. Para avanzar hacia la equidad de género necesitamos generar espacios de discusión y por sobre todo tener una reflexión crítica, ya sea grupal o individual, en donde el respeto por escuchar las diferentes opiniones y la apertura de mente para estar dispuestos a reconocer otras realidades sea lo primordial”.
Por su parte, María Soledad Valdebenito de Trakún fue un paso más allá en el trabajo sobre la equidad de género al participar junto a su pyme en un movimiento internacional que trabaja sobre esta temática. “Durante junio de este año firmé mi compromiso con el empoderamiento de las mujeres (WEP, Women´s Empowerment Principles), formando parte del Programa “Ganar-Ganar: la igualdad de género es un buen negocio”, una alianza estratégica entre ONU Mujeres, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Unión Europea (UE), para promover esta necesidad a través del sector privado”, detalló.
Las mujeres dentro de la industria del desarrollo sustentable tienen mucha fuerza, presencia y claridad sobre el rol que juegan como pilares de este campo. También concuerdan en la necesidad de mayores esfuerzos individuales y colectivos enfocados en la equidad de género, lo que repercutirá tanto en la estructura social como en sus áreas vinculadas al medio ambiente.
