La bicicleta para el desarrollo territorial sostenible

Un recorrido ciclístico que conecta diferentes comunas y puede ser realizado en unos días tiene el potencial de activar una región entera. Un trazado que sea llamativo, por la calidad de su infraestructura y por la belleza de los paisajes que atraviesa, puede conectar los diferentes atractivos naturales y patrimoniales de una región.

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Ciclovía Ven.To, Italia.

El desarrollo de un territorio puede pasar también por las bicicletas. Estamos acostumbrados a pensar la bicicleta como una pieza clave de la movilidad sustentable en las ciudades: un mayor uso de la bicicleta podría significar una reducción de la cantidad de vehículos motorizados en circulación, contribuyendo a disminuir también la contaminación atmosférica. Sin embargo, la bicicleta tiene un gran potencial también fuera de las grandes áreas urbanas. En zonas rurales o montañosas, la movilidad ciclística puede estar a la base de proyectos que, a través del turismo, pueden aumentar el atractivo de un territorio y promover su desarrollo.

Giovanni Vecchio, investigador Cedeus

Un recorrido ciclístico que conecta diferentes comunas y puede ser realizado en unos días tiene el potencial de activar una región entera. Un trazado que sea llamativo, por la calidad de su infraestructura y por la belleza de los paisajes que atraviesa, puede conectar los diferentes atractivos naturales y patrimoniales de una región. Las personas que quieran dedicar sus vacaciones a realizar este recorrido en bicicleta necesitarán además múltiples servicios: hospedajes y lugares para alimentarse, más los servicios necesarios para realizar las inevitables reparaciones a sus vehículos. Como resultado, a lo largo de un recorrido se pueden activar diferentes actividades comerciales, beneficiando la economía local.

Los ejemplos exitosos de proyectos para el desarrollo territorial basado en el cicloturismo son múltiples. En Italia, la ciclovia Ven.To conecta las ciudades de Turín y Venecia, siguiendo de cerca el rio Po, el más largo del país. El recorrido cruza zonas rurales rezagadas, que en las últimas décadas han perdido habitantes y que en el cicloturismo ven una oportunidad de desarrollo. Un elemento interesante del proyecto es que sus costos son mínimos, ya que la mayoría de los más de 600 kilómetros del recorrido ya existen: son caminos rurales o calles locales que necesitan adaptaciones mínimas para ser utilizado de manera segura por los ciclistas. En Alemania, el país con la más grande asociación de ciclistas del mundo, más de 4 millones de personas han realizado por lo menos un día de turismo en bicicleta, cubriendo algunos de los itinerarios que se desarrollan a lo largo de los principales ríos del país – como el Weser, el Elba y el Danubio. En Francia y España, muchas líneas de ferrocarriles abandonadas han sido convertidas en ciclovías, utilizando infraestructura existente que ofrece trazados con pocas pendientes y grandes atractivos turísticos.

En el Día Mundial de la Bicicleta, es importante ver el potencial que los proyectos de cicloturismo pueden tener para el desarrollo territorial. En Chile ya existen algunos ejemplos, como la ruta del ferrocarril de Malalcahuello; y existen también propuestas de nuevos trazados, por ejemplo en el Valle del Elqui. Es necesario que la realización de nuevos recorridos o la recuperación de infraestructura existente se acompañe a una ambiciosa planificación de escala territorial, capaz de identificar todos los atractivos de un territorio y conectarlos con un único itinerario, además de vincularse a los emprendimientos existentes y de estimular la creación de nuevas actividades. Es así que territorios a menudo rezagados pueden volverse nuevamente atractivos gracias a la bicicleta, promoviendo formas de desarrollo territorial alternativas y realmente sustentables.

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