En un contexto de cambio climático y sequía prolongada, resulta fundamental contar con datos para comprender los cambios en los ecosistemas costeros, que permitan adoptar medidas adecuadas para su protección y conservación. Por esto, un grupo de investigadores y científicas del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), el Observatorio de la Costa y diversas universidades del país, realizaron una nueva campaña de monitoreo del estuario del río Maipo y sus interacciones con la zona costera.
La campaña científica busca comprender cómo afectan los grandes estresores en la cuenca, es decir, el impacto del cambio climático, de las actividades humanas u otros fenómenos, en el estuario y pluma del río. Los estuarios representan el encuentro del río con el océano, en donde el agua dulce desemboca en el agua salada del mar. Allí los ríos transportan nutrientes importantes hacia la costa (fósforo, nitrógeno, ácido silícico), que facilitan una alta productividad en la zona costera que favorece a toda la biodiversidad y comunidades humanas. La pluma, por su parte, es el área en que el agua dulce “entra” al océano costero, y donde se dispersan sedimentos, contaminantes, nutrientes y microorganismos.
Este es el quinto terreno que se realiza desde 2021, en un contexto de un año estadísticamente más lluvioso, para reflejar el impacto del fenómeno El Niño en las variaciones del caudal del río y su impacto en la pluma.
Importancia de los cuerpos de agua
“Considerar el estuario y su océano costero como un sistema socio-ecológico es de vital importancia para el manejo sustentable de los recursos marino-costeros y la adaptación al cambio climático. Debemos considerar que los estuarios y humedales costeros son hábitats críticos de proteger, dado que se pierden considerables superficies en Chile y en el mundo debido a la falta de protección y gestión integrada. Estos ambientes proveen de recursos diversos y agua, mitigan la energía de los eventos extremos, regulan el clima y son ambientes relevantes en la restauración post desastre”, explicó Carolina Martínez, investigadora del Instituto Milenio SECOS y una de las coordinadoras de esta campaña.
En ese contexto, la académica de Geografía UC y directora del Observatorio de la Costa, sostuvo que los fenómenos que ocurren en la desembocadura de los ríos al mar o en la zona estuarina, afectan directamente a las comunidades costeras y permiten que múltiples personas puedan vivir de la pesca, la recolección de orilla, el cultivo de moluscos, comercio local, turismo, entre otras actividades. Sin embargo, el exceso en ciertos compuestos, gases o nutrientes, tiene consecuencias negativas en la zona costera, y de ahí radica la importancia de estudiar sus efectos.
Por su parte, Caroline Sireau, delegada presidencial de la provincia de San Antonio, resaltó la importancia del monitoreo científico en el estuario. “La información científica que las distintas universidades que están acá trabajando nos puede proporcionar, ayudará a que la toma de decisiones sea basada en elementos que tienen una base de estudio y de esa manera, poder prevenir situaciones que nos han ocurrido, como por ejemplo, el cierre de la desembocadura en los meses de verano”, señaló.
¿Qué se está investigando?
Los diversos grupos de científicas y científicos que trabajan en la zona, buscan comprender de una manera integrada e interdisciplinaria las interacciones de este río con el mar. Un grupo liderado por la investigadora SECOS y académica UNAB, Loretto Contreras, analiza la presencia de metales pesados en el agua tanto en el río Maipo como en el Aconcagua y cómo estos componentes varían en el tiempo, lo que tiene efectos sobre las personas y la biodiversidad que habita en los estuarios.
Por su parte, la geógrafa Carolina Martínez estudia la geomorfología de los estuarios para entender los cambios que se generan en estos ecosistemas, que son afectados por diversos estresores que se ven acentuados por el cambio climático, mediante la medición de parámetros claves para el adecuado funcionamiento del ecosistema marino-costero y el humedal del río Maipo. También, se levantan datos de profundidades del río y de altura en la zona de la barra y riberas del estuario, con el fin de conocer sus cambios considerando los efectos de las marejadas y las variaciones del caudal del río.
Adicionalmente, el grupo liderado la académica UdeC e investigadora SECOS, Laura Farías, analiza el transporte y descarga de sedimentos, nutrientes y gases de efecto invernadero del río hacia la zona costera, “un proceso natural y fundamental para las dinámicas costeras, pero que puede ser alterado por las actividades humanas”, dice Farías.
Por último, un equipo liderado por el investigador SECOS y académico UBB, Gonzalo Saldías, estudia las características de la pluma del río Maipo y su influencia en las condiciones oceanográficas de la zona.
Co-creación de conocimientos
El trabajo con Roberto Machuca, pescador y presidente del Sindicato de Pescadores de la Boca del Maipo, es fundamental para lograr las mediciones en el Maipo. “Ya estamos acostumbrados, conocemos todos los puntos, sabemos las profundidades que tiene el río, distintas partes. Entonces tenemos todo ese conocimiento a través de ellos, y ellos también quieren conocer el río también a través de nosotros”, comentó.
Los pescadores poseen conocimiento local clave para integrar el trabajo de los equipos científicos como de las autoridades locales. Y es que no sólo se saben el río de memoria, también es su principal fuente de ingresos, por lo que la salud del ecosistema también es una constante preocupación para ellos y están disponibles a aportar cada vez que se les requiera.
“Es importante (el estudio), porque nosotros trabajamos en el río y sacamos pescados, entonces, es importante que también el río tenga salud, para que los peces también la tengan. Uno tiene que saber que el río está saludable, para que los peces también lo estén”, destacó el dirigente de pesca artesanal.