Las devastadoras consecuencias de las últimas lluvias acompañarán por un largo tiempo a la zona central y sur de Chile, incluso en sitios donde las comunidades locales aún no se recuperaban de los estragos de las primeras grandes precipitaciones del invierno, en junio pasado.
Sin duda, en esta primera etapa post desastre, se debe seguir trabajando con focalización en recuperar servicios que fueron interrumpidos y levantar infraestructura de emergencia que permita suplir el equipamiento básico que sufrió daños y dejó de estar operativo. En paralelo, también se deben realizar profundas reflexiones, sobre todo de parte de las personas encargadas de tomar decisiones, en torno a las condiciones que posibilitaron el nivel de desastre del que hemos sido testigos. Esto, principalmente, para no repetir emergencias y calamidades similares.
Las fuertes lluvias dejaron al descubierto varios puntos vulnerables en diversas ciudades, localidades y asentamientos humanos en general, tras los cuales la falta de una adecuada planificación y ordenamiento territorial aparece como un factor común. Si bien, es muy relevante contar con un sistema de respuesta eficaz que tenga en cuenta que, dada la crisis climática, los eventos meteorológicos extremos se repetirán con mayor frecuencia, también es esencial que la planificación de los territorios se realice teniendo en consideración el conocimiento técnico y evitar que se construyan asentamientos humanos en sitios zonificados como vulnerables ante la ocurrencia de desastres socio-naturales.
Actualmente enfrentamos una triple crisis climática, de pérdida de biodiversidad y contaminación; y Chile cumple con siete de los nueve criterios de vulnerabilidad ante el cambio climático que definió Naciones Unidas. En este sentido, resulta vital ser conscientes de que los períodos de retorno de fenómenos naturales extremos se seguirán acortando de aquí en adelante, de modo que una planificación racional y estratégica, así como la construcción de infraestructura crítica, deben pensarse desde un enfoque que tenga en consideración su resiliencia ante la ocurrencia de estos fenómenos.
Con relación a cómo los enfrentamos, es importante destacar que implica desafíos desde la gobernanza. Lo óptimo es que las distintas instituciones que forman parte del sistema de respuesta ante desastres estén debidamente coordinadas, con responsabilidades clave asignadas y planes para enfrentar las crisis. En esta línea, WWF ha desarrollado una caja de herramientas para una Recuperación y Construcción Verde, la que se encuentra disponible en español para descargas gratuitas. Este material es de gran utilidad para buscar soluciones que tengan como foco central los ecosistemas.
En términos de propuestas específicas ante los impactos de las intensas lluvias, un grupo de expertos en planificación, convocados por el CR2 en una columna, establecieron cinco puntos concretos que dan luces respecto a las soluciones: zonificación y regulación responsable del uso del suelo; infraestructura azul-verde; ordenamiento territorial; sistemas de alerta temprana y gestión de emergencias, y educación y participación comunitaria.
Como WWF, particularmente, relevamos la necesidad de una mejor zonificación y ordenamiento territorial, así como la adopción de las llamadas Soluciones Basadas en la Naturaleza. Esto, en un contexto más amplio, donde la resiliencia frente a los impactos de la crisis climática esté internalizada en los distintos instrumentos de planificación territorial vigentes, además de hacer un llamado a las autoridades a fiscalizar debidamente la construcción de asentamientos de diversa naturaleza en zonas que pueden significar un peligro para la vida humana.
