Incendios forestales en la vegetación nativa

Los incendios impactan en segundos lo que la naturaleza demora años en lograr. Desde nuestro quehacer y sentido, a través de la reforestación intentamos transformar nuestra relación como seres humanos con la naturaleza, conectando con el árbol y generando conciencia de nuestros actos y contribución al planeta. Ese impacto nos duele porque los incendios acaban o merman esa vida, impactando en la consolidación de espacios naturales que contribuirán, no solo al paisaje, sino también a la calidad de vida. Dicho esto, comprender la importancia y los servicios ecosistémicos que cumplen los árboles nativos nos permitirá ser seres más conscientes de nuestro entorno.

Incendio cerro Renca, noviembre de 2020 (Fuente: I. Municipalidad de Renca)

Durante la última década, entre las regiones de Coquimbo y de La Araucanía se ha experimentado un déficit de precipitaciones que varía entre un 25% y un 45%. Esto, coincide con la década más cálida en los últimos 100 años, deteriorando la condición del bosque esclerófilo, propio de la zona central del país.

Claudio Saavedra, director Operaciones en Corporación Cultiva

En un estudio realizado a fines de 2019 por el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, se buscó comprender las variaciones geográficas respecto a la resistencia a la sequía por parte del bosque esclerófilo entre los años 2010 a 2017, constatando con esto que bosques precordilleranos de Santiago perdieron un tercio de su verdor, presentando sus masa foliar un tono café. Esta anormal coloración se vincula a defoliación, menor crecimiento de los individuos y, en casos extremos, mortalidad de árboles. En definitiva, una menor resistencia a las condiciones de sequía. Esto se pudo haber acentuado en años siguientes, por ejemplo, el año 2019, donde en la Región Metropolitana hubo un 72% de déficit en las precipitaciones.

Respecto a esto, es urgente desarrollar estrategias que permitan la protección, conservación y restauración de estos ecosistemas altamente amenazados y expuestos a una condición de fragilidad, dada la importancia que tienen las masas vegetacionales y el patrimonio natural.

El pardeamiento de la vegetación contribuye a aumentar el riesgo de incendios, ya que contribuye con mayor material combustible. Esto nos obliga a alertar que están dadas las condiciones para que se vuelvan a producir megaincendios en la zona central del país. De acuerdo con esto, en un estudio realizado el 2020 por un grupo multidisciplinario de científicos determinó que casi 3 millones de personas de la zona centro de Chile viven en interfaces urbanas-silvestres con alta amenaza de incendio forestal.

En octubre de 2020, el Ministerio del Interior y Seguridad Pública declaró el estado preventivo de emergencia asociado a las condiciones de peligrosidad de ocurrencia de incendios forestales en el país hasta mayo de 2021.

Importante mencionar que los incendios forestales ocurren en un 99% por causas humanas, de manera intencional o no, desde fogatas mal apagadas, tirar una colilla de cigarro, ingreso de vehículos en zonas secas, basura, etc. Ese 1% restante, se produce por causas naturales, que se relacionan a situaciones aisladas, como caídas de rayos en zonas precordilleranas afectadas por la sequía (González, et al. 2020).

A nivel de Cultiva, año a año lidiamos contra la ocurrencia de incendios en los terrenos donde realizamos reforestaciones con especies nativas. Desde ahí, creemos que nuestro aporte al ecosistema pasa por la elección de especies de la zona con mayor resistencia a las condiciones de sequía y a la vez, plantar en un mix de especies que contribuirá a la biodiversidad y a una mayor resiliencia frente a estos fenómenos.

A través de diversas acciones, desde educación ambiental, jornadas de limpieza y reciclaje participativas en los cerros, hasta cortafuegos y desmalezado, buscamos minimizar los riesgos de incendio, siempre latentes.

Los incendios impactan en segundos lo que la naturaleza demora años en lograr. Desde nuestro quehacer y sentido, a través de la reforestación intentamos transformar nuestra relación como seres humanos con la naturaleza, conectando con el árbol y generando conciencia de nuestros actos y contribución al planeta. Ese impacto nos duele porque los incendios acaban o merman esa vida, impactando en la consolidación de espacios naturales que contribuirán, no solo al paisaje, sino también a la calidad de vida. Dicho esto, comprender la importancia y los servicios ecosistémicos que cumplen los árboles nativos nos permitirá ser seres más conscientes de nuestro entorno.

Cuidar y proteger el patrimonio natural, no solo debería ser un deber sino una lucha indeclinable de las comunidades por ciudades sostenibles, donde su crecimiento esté acorde al respeto por la naturaleza. Hoy más que nunca, con el valor que tiene el contacto con la naturaleza en espacios abiertos, cuando hemos enfrentado meses de confinamiento e incertidumbre, de dolor por pérdidas humanas, estrés, entre otros, debemos resaltar el valor y protagonismo que tiene esta naturaleza tan golpeada en nuestra calidad de vida y salud, y sobre todo, repensar nuestros hábitos y vínculos con el entorno.

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