Estudio demostró que existe menor daño de fauna si hay mayor conexión entre perros y sus dueños

La investigación realizada en Puerto Williams consideró el monitoreo a 41 perros y encuestas a sus dueños, obteniendo por resultado que, a un mayor vínculo afectivo entre estos, los animales se movían más cerca de su hogar.

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Créditos: Elke Schuttler

El estudio realizado en Isla Navarino, Puerto Williams, llevado a cabo por Lorena Saavedra, ingeniera en recursos naturales, y Elke Schüttler, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad y de la Universidad de Magallanes, tuvo por objetivo fomentar la tenencia responsable de mascotas, para así ayudar a la protección de la naturaleza. La investigación constó de un monitoreo a 41 perros, y una encuesta a sus dueños.

En diversos lugares de Chile, es relativamente común que los perros domésticos se alejen de sus hogares, hecho que provoca que recorran espacios naturales, tales como montañas o bosques, ocasionando daños a estos hábitats y a las especies del lugar.

En este contexto, la reciente investigación publicada en Applied Animal Behavior Science, da a conocer la influencia del lazo entre el perro y el humano con el tipo de desplazamiento que realizan, afectando de menor o mayor manera según los lugares que visita el animal. Este estudio fue llevado a cabo en la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos.

La idea detrás de este estudio surge en base a la propia curiosidad de las investigadoras residentes de Puerto Williams, quienes observaron el comportamiento de los perros en la isla, cuyo patrón variaba entre estar muy cerca del hogar de su dueño, a estar caminando solos cerca de ecosistemas sensibles, en donde, por ejemplo, radican nidificaciones de aves. Para despejar sus dudas, les instalaron GPS a 41 perros del sector, monitoreándolos por un periodo de tres semanas.

Al respecto, la investigadora Elke Schüttler relata: “Empezamos con encuestas y luego monitoreo con GPS, lo que nos permitió rastrear los movimientos cada diez minutos. Gracias a eso, vimos que algunos perros salían muy lejos, hasta 28 km, mientras que otros se quedaban muy cerca de sus dueños. En la literatura había muchos estudios sobre perros libres y factores que podían explicar su comportamiento, pero no se había explorado o mencionado la relación entre los movimientos que hacía el perro fuera de casa y el vínculo con su dueño. Nuestra hipótesis era que aquellos animales que tenían más apego no iban tan lejos”.

El seguimiento consideró a su vez, la “perspectiva del perro”, al ver durante 10 minutos cómo la mascota interactuaba con su dueño en una sala, y posteriormente su reacción al interactuar con una persona extraña que entraba a la habitación. El lugar contaba con una segunda habitación, que tenía por finalidad verificar si el perro ingresaba o no ante la oportunidad. “Todo eso se basa en la teoría del apego madre e hijo según la cual el hijo busca la cercanía de la madre en una situación incómoda. Y la persona extraña ocuparía el lugar de la situación que causa estrés”, explica la investigadora del IEB.

A raíz de estas indagaciones, las investigadoras resumen que los perros se sienten más confiados y libres para explorar en soledad, elemento que alerta a las científicas, dado que en un isla como Navarino, con una vida silvestre a flor de piel, esta misma se puede ver amenazada por los perros. Además, al no existir depredadores carnívoros nativos en el sector, la influencia del can puede ser muy significativa de acuerdo con las conclusiones de Lorena Saavedra.


Hubo un ejemplo en específico que sorprendió de sobremanera a la ingeniera: un perro nadó mar adentro más de una hora por el Canal Beagle – de temperatura muy baja -, hasta que consiguió cazar un ave nativa, de acuerdo con observaciones verificadas por el dueño de la mascota.

Si bien ambas investigadoras consideran que extrapolar el concepto de tenencia responsable a latitudes como Navarino puede ser muy complejo, en donde los perros son un ser vivo muy relacionado a la cultura local, destacan que la comunidad mostró mucho interés en participar en el estudio y, en efecto, reforzaron la relación con sus propias mascotas. “Creemos que es necesario que las personas vean a sus perros como un ser que tiene necesidades tanto fisiológicas como emocionales, que son capaces de formar lazos permanentes y profundos con el ser humano, y que responden a los estímulos positivos y negativos. Por lo que, si nos esforzamos en mantener buenas relaciones con ellos, al igual que con un amigo o nuestra familia, los beneficios que obtendremos serán mutuos, y beneficiarán a la vida silvestre”, concluye Lorena Saavedra.

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