Los delfines rosados, símbolos de la Amazonía y personajes centrales del folclore brasileño, siempre han formado parte del imaginario popular, componiendo las leyendas que tejen la cultura nacional y coloreando los ríos amazónicos con sus tonos característicos. Sin embargo, en los últimos años se han vuelto frecuentes escenas inquietantes: marsopas muertas, flotando a la deriva o desorientadas en aguas secas y demasiado calientes para albergarlas.
El calor extremo, la sequía prolongada y la caza ilegal han amenazado con llevar a esta especie a la extinción. Entre 1994 y 2016, la población disminuyó un 65%. En 2023, durante la sequía extrema que devastó la Amazonía, cientos de personas murieron en pocas semanas. Lo que les sucede a estos animales no es un caso aislado. Al contrario, se está convirtiendo en la norma en un planeta cada vez más hostil a miles de poblaciones humanas y más que humanas.
Según la versión más reciente del informe Planeta Vivo, publicado en septiembre por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), en los últimos 50 años el planeta ha experimentado una «disminución catastrófica» del 73% en el tamaño medio de las poblaciones de vida silvestre. Sólo en América Latina y el Caribe se redujo el 95% de estas poblaciones. El documento, que mide la variación media del tamaño poblacional de más de cinco mil especies de vertebrados, también indica que la Tierra se acerca a peligrosos puntos de no retorno, cuando ecosistemas enteros, como el Amazonas, pierden la capacidad de volver a la normalidad y advierte que los próximos cinco años serán cruciales para determinar la vida futura de miles de especies en la Tierra.
A pesar de esta alarma, los gobiernos de todo el mundo no están mostrando compromiso con el problema, y el inicio de la 16ª edición de la Conferencia de las Partes de la Biodiversidad (COP16) es un ejemplo de ello. Al tercer día del evento, que comenzó el 21 de octubre en Cali, Colombia, menos del 18% de las naciones habían cumplido su compromiso de presentar sus Estrategias y Planes de Acción Nacionales de Biodiversidad (EPANB).
No existe una fecha límite obligatoria para presentar las EPANB, pero una de las grandes expectativas era que los países lo hicieran al inicio de la COP16. Estos documentos representan los compromisos públicos asumidos por los países en la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible de sus componentes. En 2022, en la decimoquinta edición de la Conferencia sobre Biodiversidad (COP15), que tuvo lugar en Canadá, 195 países y el Reino Unido firmaron un pacto sin precedentes que contenía objetivos para “detener y revertir” la pérdida de biodiversidad para 2030 y “restaurar la armonía con naturaleza” para 2050, que se conoció como el Marco Mundial de Biodiversidad (GBF) de Kunming-Montreal.
Cada nación se ha comprometido a entregar, antes de la COP16, su EPANB que contenga los principales instrumentos a nivel nacional para garantizar el cumplimiento de las decisiones de este Marco. Aquellos que no pudieron entregar el documento completo debían presentar al menos una actualización de sus planes nacionales. Algunos presentaron objetivos específicos o planes específicos, sin embargo, al inicio de la conferencia, sólo 35 países habían cumplido con el plazo para presentar el documento completo.
Entre los 17 países más ricos en especies del planeta, que representan el 70% de toda la biodiversidad, sólo cinco presentaron sus EPANB antes del inicio de la conferencia: Australia, China, Indonesia, Malasia y México. Las tres naciones que poseen la mayor parte de la selva amazónica –Brasil, Perú y Colombia– tampoco lograron elaborar nuevos planes antes de que comenzaran las negociaciones. De ellos, sólo Colombia anunció un plan el primer día de la conferencia. Perú afirmó, en un comunicado, que presentará durante la COP16 su Estrategia Nacional de Diversidad Biológica al 2050 y su Plan de Acción al 2030, que contiene 5 objetivos estratégicos con 29 metas nacionales y 143 acciones. Brasil, la nación con mayor biodiversidad del planeta, indicó que recién completará el proceso de redacción a finales de este año o principios de 2025.
Decenas de otros países también afirmaron que no entregarán sus documentos actualizados durante la reunión, por diversos motivos. En el caso de Costa Rica, por ejemplo, la representante del país ante el CDB, Eugenia Arguedas Montezuma, explicó que la actual Estrategia Nacional de Biodiversidad del país fue presentada en 2016 y tiene vigencia hasta 2025, y que este año hubo una alineación de la misma con el Marco Kunming-Montreal, pero un documento actualizado no se publicará hasta más adelante. La delegación guatemalteca se limitó a decir que el documento aún se encuentra en proceso de evaluación técnica.
¿Qué pasa con Chile?
Según consigna el medio Ladera Sur, la ministra del Medio Ambiente de Chile, Maisa Rojas, explicó que la Convención sobre la Diversidad Biológica entregó dos rutas a los países para cumplir con la tarea de establecer las nuevas metas para esta COP.
La primera opción era actualizar el instrumento legal que se tiene con la convención, que son las Estrategias de Biodiversidad y los Planes de Acción, mientras que la segunda era incluir las metas nacionales alineadas al nuevo Marco Global de Biodiversidad.
Según aclaró, debido a que el primer instrumento tiene toda una regulación por detrás y se trata de un proceso más largo, muchos países, como es el caso de Chile, prefirieron optar por la otra alternativa.
Preocupación de los expertos
Hasta la fecha el mundo no se ha cumplido con ninguno de los 20 objetivos establecidos por el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB) para el período 2011-2020. “Ya vamos tarde y no presentar la ENBPA podría indicar un futuro fracaso en la misión de detener y revertir la pérdida de biodiversidad”, dice el gerente de políticas públicas de WWF Brasil, Michel Santos.
Para el experto, el retraso en la preparación y entrega de documentos se produce por varios factores, entre ellos, la inestabilidad política, falta de prioridad de la agenda, datos insuficientes para elaborar los planes y falta de financiamiento. Este último punto también lo destaca Edgar Fernández, miembro del equipo de Diplomacia Climática del think tank colombiano Transforma. “Si muchos países en desarrollo no han presentado sus EPANB revisadas o actualizadas, el problema puede estar relacionado con una limitación en las capacidades técnicas y financieras de estas naciones, y puede ser un reflejo del gran déficit de financiación para la biodiversidad, que se estima en alrededor de 700 mil millones de dólares al año”, afirma.
Reducir este déficit de financiación para mediados de siglo era, de hecho, uno de los cuatro grandes objetivos establecidos en el Marco Mundial de Biodiversidad, que estipulaba la creación de un fondo de biodiversidad para los países en desarrollo que debería acumular US$20 mil millones anuales hasta 2025 y US$30 mil millones anuales para 2025. En agosto de 2023, ocho meses después de la COP15, se creó el Fondo Marco Mundial para la Biodiversidad (GBFF), pero hasta la fecha solo siete países desarrollados han contribuido, por un total inferior a 250 millones de dólares.
Pero Fernández entiende que el problema de los retrasos en las entregas va más allá y pasa por la falta de sentido de urgencia a escala local y global. “En general, sigue habiendo un gran desconocimiento en los más altos niveles políticos sobre la importancia de la biodiversidad para la resiliencia y la salud de los ecosistemas que nos ofrecen servicios esenciales para la vida y el bienestar humano. Por tanto, las prioridades de desarrollo se oponen a la protección de la biodiversidad y los ecosistemas, en lugar de verlos como elementos estrechamente entrelazados”, afirma el experto.
Posible retraso en las negociaciones
Las negociaciones de la COP16 comenzaron con importantes advertencias de los líderes globales. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, reiteró la necesidad de repensar el modelo económico actual como única forma de «mantener la vida y la humanidad en el planeta». El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, destacó, a través de un video, que desde la consecución del Marco Mundial de Biodiversidad (GBF), los avances han sido insuficientes. “No estamos en el camino correcto”, expresó. «Nuestra tarea en esta COP es pasar de las palabras a los hechos».
El discurso de Guterres está en línea con lo que han advertido expertos y organizaciones de la sociedad civil: que el fracaso de decenas de países en la entrega de las ENBPA podría perjudicar uno de los principales objetivos de la conferencia, que es la implementación del GFB. La expectativa era que la reunión en Cali fuera el primer momento de observación y análisis de las estrategias nacionales para identificar si presentan el nivel de ambición necesario para los desafíos globales de la conservación de la biodiversidad y si garantizan, colectivamente, el logro de los objetivos del GBF – incluyendo proteger el 30% de las superficies terrestres y el 30% de los océanos para 2030; reducir el impacto de las especies invasoras; combatir la contaminación por pesticidas y plásticos; promover la gestión agrícola sostenible e incluir a los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales en la toma de decisiones.
“Lamentablemente tendremos una discusión incipiente en este momento. La tarea de evaluar si los avances logrados hasta ahora son suficientes para alcanzar los objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad se verá comprometida”, advierte Santos.
Este retraso en la evaluación de documentos y el desarrollo de estrategias de implementación podría resultar en una repetición del fracaso del último conjunto de reglas globales de biodiversidad, las metas de Aichi, que se establecieron en 2010 e incluían planes para el período de 2011 a 2020. “Había 20 objetivos acordados en la COP10, en Japón, y muy pocos de ellos fueron implementados en unos pocos países. La mayoría no lo eran. Entonces los países tuvieron que abandonar el acuerdo y reescribirlo. Esto muestra la falta de conciencia de la gente sobre la conexión entre la biodiversidad y sus vidas. Hoy vemos que la información no alcanza para movilizar. Lo ocurrido después de la COP10 debería haber sido una experiencia de aprendizaje, pero aparentemente aún no hemos aprendido”, reflexiona la bióloga Nurit Bensussan, consultora del Observatorio de Economías de SocioBiodiversidad (OSocioBio).
Sin embargo, para Bensussan lo más importante en este proceso no es la entrega de los documentos completos a tiempo, sino la calidad y forma en que están preparados. “Lo que realmente importa es cómo se construye la estructura estrategia nacional y garantiza su implementación. Si se logra establecer dos objetivos de manera participativa, extrayendo compromisos de sectores depredadores de la biodiversidad, por ejemplo, el resultado puede ser mucho más eficiente que un documento extenso, pero que no se implementa, como lo han sido todos los planes brasileños hasta ahora”, reflejos.
Brasil admite retraso en la entrega
Bráulio Dias, director del Departamento de Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente y responsable del proceso de construcción de la nueva ENBPA brasileña (o EPANB en su sigla en portugués), afirmó que la reciente versión de la El documento aún se encuentra “en fase de desarrollo y aprobación”. Cuando se le preguntó sobre el motivo del retraso, se limitó a afirmar que “actualizar una EPANB de forma seria y participativa no es una tarea sencilla”.
El documento que actualmente elabora el gobierno brasileño corresponde a la tercera actualización; la primera versión es del 2000. Según Bensussan, ninguno de ellos tuvo los resultados de implementación esperados porque no hubo aceptación de los principales sectores que destruyen la biodiversidad. “Un documento como este necesita ser apoyado por la agroindustria, necesita asumir compromisos para poner fin, por ejemplo, a los subsidios a la soja, que son altamente predatorios, pero estos sectores no participaron ni parecen participar en la preparación de planes nacionales. . Si no se tiene ese compromiso de quienes más destruyen la naturaleza, ¿cómo se va a frenar la pérdida de biodiversidad?”, afirma.
La elaboración del nuevo documento incluyó un período de consulta pública en línea, además de reuniones sectoriales y multisectoriales. Bensussan, que siguió de cerca estos pasos, afirma que “no hay buenas razones para pensar que esta nueva versión funcionará mejor que las anteriores, porque hasta ahora el gobierno no ha podido obtener compromisos de quienes destruyen el medio ambiente. Y sectores esenciales para la conservación de la biodiversidad, como los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales, no se sienten incluidos en el texto que circula actualmente entre los ministerios», afirma el biólogo.
Durante la COP16, sin la EPANB en la mano, el gobierno brasileño presentó un documento alternativo, detallando los aportes y avances del Ministerio de Medio Ambiente (MMA) para el cumplimiento de las metas Kunming-Montreal acordadas hasta la fecha, que incluye el compromiso a cero. deforestación para 2030, restauración de 12 millones de hectáreas de vegetación nativa y avance en políticas de distribución de beneficios para las poblaciones tradicionales.
La COP16 puede mostrar signos de progreso
A pesar de los obstáculos en las negociaciones y la falta de compromiso hasta el momento por parte de la mayoría de los países, los expertos creen que la reunión, que se prolongará hasta el 31 de octubre, aún puede traer resultados positivos, siempre que haya un diálogo franco y constructivo sobre la financiación. “La COP16 es una gran oportunidad para que los países desarrollados den señales claras de que están en camino de alcanzar el objetivo de aumentar el financiamiento relacionado con la biodiversidad para los países en desarrollo y alcanzar al menos 20 mil millones de dólares anuales para 2025”, afirma Fernández.
Ante el devastador escenario de pérdida de biodiversidad, que se ha agravado en las últimas cinco décadas y está llevando al planeta a un punto de no retorno, lograr avances en las negociaciones de la COP16 para la implementación de los 23 objetivos del Marco Global de Biodiversidad y para la La elaboración de acciones concretas que aborden las causas de la pérdida de biodiversidad se vuelven fundamentales en un mundo que se encamina hacia el colapso. Queda por ver si las advertencias de la naturaleza serán suficientes para movilizar a los líderes mundiales hacia un futuro posible para los humanos y los más-que-humanos.
Este artículo forma parte del programa Historias de Biodiversidad de la COP16 de Climate Tracker en colaboración con FES Transformación