El reciclaje: la gran oportunidad de aprender a valorizar nuestros residuos y darles una nueva vida en beneficio del planeta

El cambio hacia una sociedad más sostenible sólo será posible si se dota de herramientas y medios a la población para su capacitación a través de una comunicación y educación ambiental bien estructurada y orientada a la acción

Desde la aparición del ser humano en el planeta, sus actividades han originado materiales de desecho que los ciclos naturales han sido capaces de absorber. Sin embargo, desde la Revolución Industrial estos han aumentado considerablemente lo que ha significado un impacto ambiental sobre el medio.

Juan Fernández, seremi del Medio Ambiente de la Región Metropolitana

Cada día en nuestras ciudades se produce una gran cantidad de residuos derivados de las actividades económicas y domésticas y si estos no son tratados de manera correcta se pueden generar problemas como contaminación ambiental, problemas de salud, malos olores y alteración de los ciclos naturales en los animales, entre otros.

La excesiva generación de residuos sin duda es uno de los problemas más importantes a los que se enfrentan las sociedades modernas y nuestra región no se encuentra exenta de ello. La cantidad tan grande de desperdicios que hay que gestionar para minimizar sus impactos ambientales en el medio suponen un reto que requiere de la implicación de cada uno de nosotros. Las administraciones públicas, los gobiernos locales, todos los agentes económicos y sociales, consumidores y usuarios debemos asumir la responsabilidad en este tema.

En este sentido, si consideramos que un residuo es cualquier sustancia u objeto que su poseedor deseche o tenga la intención o la obligación de desechar, podemos decir entonces que la cantidad y el tipo de residuos que se generan dependen de nuestro modo de vida. Con esto, podemos afirmar que si aprendiéramos en nuestro diario vivir a aplicar las “3R” (reducir, reutilizar, reciclar) podríamos generar cada vez menos residuos e incluso no producirlos, si además agregamos una cuarta R (evitaR) en nuestra gestión de la basura.

Frente a esto, la correcta gestión de los residuos resulta ser un requisito prioritario para poder conseguir un verdadero desarrollo sostenible de nuestra región, el país y el planeta. El desarrollo sostenible nos pone como desafío conciliar un crecimiento económico con el menor consumo de materiales y energía y cambiar la visión de los residuos, de considerarlos como basura, algo inservible o mero coste, a contemplarlos como recursos que pueden ser reutilizados y aprovechados como nuevos materiales o valorizados energéticamente.

Dentro de este nuevo paradigma, en el que los residuos representan una oportunidad y una nueva fuente de recursos y posibilidades, la educación ambiental se convierte en instrumento fundamental para favorecer este cambio, esto porque promueve una mayor conciencia ambiental para disminuir la cantidad de residuos generados, nos invita a una participación más activa del ciudadano en su gestión y nos presenta un cambio del modelo hacia uno de desarrollo más sostenible y respetuoso con el medio.

Modificar el comportamiento de consumo requiere transformar una parte muy importante de la idiosincrasia de una sociedad. Para que pueda ocurrir, tienen que cambiar patrones de comportamiento valorados socialmente, de manera que el consumo sostenible y la cultura del reciclaje logren un creciente reconocimiento y aceptación social hasta llegar a convertirse en unas nuevas normas y hábitos.

El cambio hacia una sociedad más sostenible sólo será posible si se dota de herramientas y medios a la población para su capacitación a través de una comunicación y educación ambiental bien estructurada y orientada a la acción

Entonces, el desafío para quienes trabajamos desde el Gobierno es conseguir el compromiso de toda la comunidad para que adopten comportamientos proambientales tales como, el prevenir la generación de residuos y moderar el consumo (reducir, rechazar productos más contaminantes y reutilizar); aprender a separar en origen los residuos originados para facilitar su reciclaje; promover la búsqueda de soluciones técnicas, educativas y sociales que sean viables desde el punto de vista social, ambiental y económico; promover una sociedad justa que garantice la calidad de vida para la ciudadanía y todas las especies.

De esta forma, la educación ambiental será nuestra mejor herramienta en materia de sensibilización porque permitirá un cambio de actitud que tenga como base el compromiso, el respeto y la búsqueda de la calidad de vida para la ciudadanía. Para hacerlo disponemos de varios instrumentos y acciones como la información y comunicación; la formación y capacitación; la participación, la investigación y evaluación. Dependerá de cada uno elegir la herramienta que mejor se acerca al público que queremos sensibilizar, porque este desafío es responsabilidad de todos.

De esta manera, estaremos promoviendo una sociedad más inclusiva, con una mejor calidad de vida, para hoy y también para el futuro, permitiendo que las nuevas generaciones sean testigo de lo hermoso que es nuestro territorio.

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