El Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos advierte que casi la mitad de la población mundial se abastece de agua potable por medio de fuentes subterráneas, pero que el 20% de estas corren el riesgo de quedar inservibles. Otro estudio publicado por Nature en 2019 estima que, para 2050, entre el 42 y el 79% de los acuíferos del mundo verán comprometida su resiliencia.
Si a esto se suma que para Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) las zonas áridas de América Latina son particularmente vulnerables por la intensificación de las sequías, entonces el panorama de las aguas subterráneas se complica ante una mayor demanda que exigirán los 707 millones de latinoamericanos que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) espera para 2040.
Otro dato para destacar es que el latinoamericano promedio consume 135 litros de agua al día de forma directa, pero indirectamente, mediante productos y servicios, este índice -huella hídrica- se sitúa entre los 1600 y 2 mil metros cúbicos anuales, cuando el promedio mundial es de 1385. Esto ejerce una presión considerable sobre las aguas subterráneas de la región.
A propósito del Día Mundial del Agua -22 de marzo- representantes de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, Aladyr, hicieron un llamado a la gestión sustentable de las aguas subterráneas mediante la implementación de la desalinización de agua de mar y el reúso para reducir la presión extractivista y preservar estas fuentes naturales.
Según la Organización de Naciones Unidas, las aguas subterráneas -tema que escogieron este año para la conmemoración- contienen más del 95% del agua dulce disponible del planeta, 250 veces más volumen que se aprecia a simple vista. Son esenciales para mantener el ecosistema y, a menudo, son la única fuente de abastecimiento humano en las zonas áridas.
Ante el crecimiento poblacional y económico, la mayor amenaza que se cierne sobre estos cuerpos de agua es la sobreexplotación, la cual sucede cuando se extrae mayor cantidad de agua de la que recibe en determinado lapso.
Acerca de esto, Juan Miguel Pinto, presidente de Aladyr, considera que la conservación de las aguas subterráneas pasa, en primera instancia, por un monitoreo adecuado. De acuerdo con la Red Mundial de Monitoreo del Agua Subterránea (GGMN por sus siglas en inglés) para 2019, de los 19 países que conforman Latinoamérica, sólo Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, Perú y Venezuela cuentan con un claro programa de monitoreo a nivel nacional publicado.
Pinto explicó que, después del monitoreo, si se sabe que el acuífero está sometido a una presión incapaz de soportar, entonces hay que ser más eficientes en el uso del recurso que se extrae y que esto se logra mediante el reúso de agua, que consiste en tratar efluentes y aguas residuales para aprovecharlos en otras actividades.
Luego -continuó- si esto no es suficiente, es necesario buscar otras alternativas de abastecimiento para darle tiempo al depósito subterráneo de recuperarse y, en este caso, la desalinización de agua de mar y pozos salobres es la mejor opción.
También dijo que, ante la evidencia anteriormente mencionada sobre cambio climático y el aumento poblacional, hay que tomar medidas urgentes para que nadie se quede atrás en el acceso a productos y servicios de primera necesidad.
Citó el caso de éxito sobre reúso agua de la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) del bosque de Chapultepec, pulmón verde de la Ciudad de México, por ser capaz de tratar un caudal de aguas residuales de 170 litros por segundo y hacerlo apto para la recarga directa de acuíferos.
“Las tecnologías están ahí para ser aprovechadas y han sido probadas” enfatizó Pinto, quien además aprovechó la oportunidad de decir que Aladyr cuenta con un grupo de expertos en tecnologías y legislaciones que está a disposición de las instituciones públicas y privadas para ayudar en la implementación de estas soluciones.
El Acuífero
Los acuíferos son formaciones subterráneas de roca y arena que almacenan agua. Dependiendo de su permeabilidad pueden dejar pasar el agua o retenerla. Estas estructuras son parte esencial para el ciclo hidrológico.
Un estudio (Mejia Et al. 2004), identifica a más de 2600 reservorios de aguas subterránea que proveen a más de 500 ciudades latinoamericanas. De estos, destaca el Acuífero Guaraní, que está localizado en el sistema de la cuenca del Río de la Plata en los países de Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay y cubre más del 1.2 millones de kilómetros cuadrados y tiene una descarga anual promedio de 40 a 60 km3, lo que lo convierte en el más grande de esta parte del mundo.
Según el Sistema Español de Información sobre el Agua, Hispagua, en Brasil abarca una superficie de aproximadamente 850.000 km2 (9,9% del territorio) en Argentina 225.000 km2 (7,8%) en Paraguay 70.000 km2 (17,2%) y en Uruguay 45.000 km2 (25,5%).