Contaminación lumínica en Chile: normativa es de las mejores del mundo pero falta fiscalización

En Chile existe una normativa llamada DS 43 que sólo rige en la región de Antofagasta, Atacama y Coquimbo. Ésta establece los niveles máximos permisibles para regular la contaminación lumínica y somos de los pocos países que cuentan con una. Por otra parte, entre un 25% y 28% de todo el parque lumínico nacional se ha cambiado a la tecnología LED. No obstante, el producto por sí solo no resuelve el problema de la contaminación y los niveles siguen siendo altos.

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Valpasaíso

Pareciese pasar desapercibida, pero el creciente uso de la luz artificial interfiere de distintas formas en el ser humano. La exposición desmedida afecta directamente en la vigilia del sueño y tiene un efecto acumulativo. También perjudica al resto de los organismos existentes en el planeta que viven dentro y alrededor de las ciudades, perturbando su instinto y llevándolos a la muerte. A este fenómeno se le llama contaminación lumínica y el panorama mundial no muestra mejoras al respecto. Un estudio publicado recientemente por Science Advances concluyó que las áreas arficialmente iluminadas aumentan un 2,2% cada año.

En Chile hay una combinación de avances con retrocesos. Por un lado, tenemos una legislación firme y concisa al respecto, pero al mismo tiempo se están perdiendo las ventajas de las nuevas tecnologías por la desinformación existente. Con la irrupción de las luminarias LED se podría ahorrar y disminuir la cantidad de luz en las calles y proyectos industriales. Sin embargo, al ser más económicas, el efecto es el contrario. “Ahora se está sobreiluminando, entonces se pierde la oportunidad y se incrementan los niveles de iluminación todos los años”, afirma Pedro Sanhueza, director de la Oficina de Protección de Calidad de los Cielos (OPCC).

La tecnología LED tiene múltiples beneficios. La vida útil es casi tres veces más elevada que tecnologías anteriores, tiene mayor eficacia, requiere menos mantención y entrega mejor calidad de luz. Por ello, se valora como una alternativa más ecológica. No obstante, en términos de contaminación lumínica, el simple hecho de utilizar luminaria LED no sirve. “Lo que ayuda es un proyecto lumínico. El cálculo lumínico junto al producto que cumpla con la normativa va a garantizar que la contaminación lumínica sea menor”, afirma Cristián Berengue, gerente comercial de Schreder.

Sanhueza señala que tenemos una de las cinco mejores normativas del mundo, pero en la práctica, el nivel de cumplimiento y fiscalización todavía es deficiente. El organismo encargado es la Superintendencia del Medio Ambiente. “En nuestra opinión, es bastante pequeña para el tremendo trabajo que tiene que hacer. Tiene facultades importantes, pero muy poca gente”, manifiesta el experto.

Desde el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) aseguran que los avances en la normativa han sido bastantes, pero es un tema que requiere constante esfuerzo en la fiscalización. “Si bien debe haber un trabajo sostenido en la implementación de la norma y su control, la regulación ambiental de Chile se ha tomado en cuenta para que los más grandes proyectos astronómicos se sitúen en el país”, aclara Igor Valdebenito, jefe del Departamento de Ruido, Lumínica y Olores. En mediano plazo, el 70% de la astronomía mundial se realizará en Chile.

No obstante, aún quedan elementos pendientes que mejorar en el DS 43. El MMA ha afirmado que en la medida que se fiscalice bien esta norma, el ministerio estará dispuesto a extenderla al resto del país. En su calidad de experto, Sanhueza entrega algunas recomendaciones para mejorar paulatinamente la “Norma de Emisión para la regulación de la Contaminación Lumínica”. Entre ellas, usar luces de color ámbar, apagar o disminuir los niveles en periodos de menor tránsito y no permitir la emisión de luz hacia arriba. “Si estas tres cosas se utilizaran masivamente, los cambios serían tremendos”, garantiza.

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