Conaf reforestó con la comunidad bosque de queñoas del Parque Nacional Lauca

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Por segundo año consecutivo y triplicando el número de voluntarios del 2013, con más de treinta asistentes, la Conaf cumplió la jornada anual de reforestación del bosque de queñoa precordillerana (Polylepis rugulosa), con la esperanza puesta en llegar a revertir en algún momento la clasificación de especie ‘En Peligro’ que tiene este árbol, el que a nivel nacional sólo existe al interior del Parque Nacional y Reserva de Biosfera Lauca, en la Región de Arica y Parinacota.   En días previos en tanto, en Visviri y Caquena, se concretaba la primera entrega de plantas producidas por semilla  en el vivero de Putre, de la queñoa de altura (Polylepis tarapacana), en estado Vulnerable, repitiéndose la exitosa producción ex situ de su par precordillerana.

 

Y es que recuperar las únicas dos especies de queñoa que tiene Chile, de las 27 que existen en Sudamérica, no sólo tiene alcances con la conservación de estas especies en particular, según explica el director de Conaf Región de Arica y Parinacota, Guillermo Cisternas, sino constituye un objetivo que “debiera ser considerado estratégico para la región, ya que la función que cumple el bosque de queñoas tiene connotaciones vitales para quienes residimos en la región”.  Y agrega: “si no tuviésemos esta vegetación, la lluvia que cae en el período estival se perdería toda y se provocaría una catástrofe más abajo. Este bosque tiene implicancias no sólo para la biodiversidad, sino para la conservación de los suelos y para la generación de recursos hídricos, ya que estos sectores son las cabeceras de las cuencas. Sólo si protegemos estas áreas vamos a asegurar la recarga de napas y vertientes”.

 

Trabajo comunitario

 

Junto con el desafío de avanzar  en recuperar este bosque degradado –principalmente por la acción del propio ser humano-, para el director regional de Conaf, el otro gran reto de la jornada era tener respuesta a la convocatoria, en especial con comunidades de la zona, ya que según indica “este trabajo gira en torno a una especie propia de la tradición aymara, que es usada por las comunidades locales, y como Corporación estamos empeñados en llevar adelante nuestro trabajo con ellas». 

 

La cita comenzó poco antes de las 7 de la mañana, para enfilar hasta el sector alto de Belén. Cinco representantes de la Asociación Indígena “Chacha Warmi Imillas Yoqallas Precordillera Marka”, que agrupa a catorce comunidades de precordillera,  junto al resto del voluntariado, y quince funcionarios de Conaf, emprendieron el viaje que los llevaría a más de cuatro mil metros de altura  para plantar 120 queñoas. 

 

Rogativas por lluvia

 

La pawa o rogativa aymara por el éxito de la actividad, fue realizada por el yatiri Teófilo Cañari, acompañado de su esposa Dora Ramírez, mostrando la importancia de la dualidad, de la cosmovisión andina.  Las sucesivas parejas participantes de la ceremonia, enunciaron sus peticiones, entre las que primó la de “lluvias abundantes”, las que cobran sentido mayúsculo en una zona que está afligida por una sequía, que se prolonga, mostrando uno de los tantos efectos del cambio climático.

 

Doris Aguilera, presidenta de la Asociación Indígena “Chacha Warmi Imillas Yoqallas Precordillera Marka” comenta que  “este tipo de acontecimientos nos conecta con la tierra.  Es un trabajo comunitario como se hacía en forma ancestral.  La queñoa es, además, un patrimonio de una economía sustentable.  Valoramos esta incorporación porque el Estado tiene una deuda histórica con nuestro pueblo, ya que nos desarraigaron de esta zona desde la época de la chilenización”, afirma.

 

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