Comunidad se une en defensa del último tramo libre de edificaciones de playa de Algarrobo Norte

La Dirección de Obras Municipales (DOM) de la comuna consideró adecuado dar luz verde a una nueva arremetida inmobiliaria, controvertida decisión que generó una reacción negativa al interior de la misma administración local.

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Desde inicios de este año, la comunidad de Algarrobo está en pie de alerta. En agosto de 2018, se presentaron tres anteproyectos inmobiliarios que pretenden poblar con edificios un sector particularmente sensible de la comuna-balneario de la Región de Valparaíso: el Humedal El Membrillo.

Ya en 2014, el plan de levantar un conjunto de torres en el lugar, bajo criterios pretendidamente respetuosos con el medio ambiente -proyecto “Ecoparque”- fue desactivado a tiempo gracias una reacción oportuna de los vecinos y de la Fundación Kennedy, la que dejó en evidencia ante las autoridades la rotunda inviabilidad de permitir cualquier tipo de asentamiento humano en un área que, además de ser hábitat de un rico ecosistema, sufre severas inundaciones por la crecida natural de las aguas de los esteros que confluyen en el humedal. 

Pese a este sólido antecedente, y al notable aumento de los últimos años en la valoración tanto ciudadana como institucional hacia estos enclaves ecosistémicos, la Dirección de Obras Municipales (DOM) de la comuna consideró adecuado dar luz verde a una nueva arremetida inmobiliaria, controvertida decisión que generó una reacción negativa al interior de la misma administración local. El Departamento de Medio Ambiente dirigió un memorándum a la DOM donde advierte las claras irregularidades de los anteproyectos: uno se emplaza dentro de la zona de protección costera, es decir, en terreno de uso público, y otro, sobre la línea de cauce de un estero, es decir, sobre uno de los brazos de agua del humedal.

En representación del Comité Ambiental de la comuna y la Fundación Kennedy, en mayo pasado el abogado ambientalista Gabriel Muñoz presentó un reclamo ante la Seremi de Vivienda y Urbanismo, en busca de impugnar los permisos otorgados por la DOM algarrobina, el que fue desestimado hace pocas días.

Este transitorio revés no hace más de revitalizar el ánimo en las filas de los vecinos y, especialmente, en las del Comité Ambiental Comunal (CAC). La campaña de defensa del humedal, echada a andar el verano pasado, suma cada vez más adhesiones en las redes sociales, integrando el aporte voluntario de diseñadores, publicistas y profesionales del ámbito audiovisual.

Pese a que la bandera de defensa de este importante punto del patrimonio natural de la comuna y la región, cercado por los gigantes de cemento de San Alfonso del Mar y Bahía de Rosas, es mantenida a tope por el grueso de la población algarrobina, tanto residentes estables como visitantes, y de la más importante agrupación de cuidado de humedales del país, el pulso por parte de las autoridades comunales parece menos firme. De los seis integrantes del concejo municipal, solo uno, Boris Colja, ha mantenido una actitud invariablemente clara en relación a emplear todos los recursos administrativos con los que dispone el municipio para resguardar este valioso ecosistema. En rigor, la vía más sensata es la que tiene que ver con corregir los vicios de un ordenamiento territorial que declara como “edificables” zonas que bajo cualquier lógica no pueden sino ser consideradas como “áreas verdes”.

“Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para lograr la conservación plena y definitiva de nuestro humedal”, declara Yackie Peters, presidenta del CAC algarrobino. La convicción y el empuje de la comunidad local ya ha dado muestras sólidas en el pasado en cuanto a la protección de su patrimonio amenazado. Las palabras de Peters ciertamente tendrán ser tomadas muy en serio por las autoridades facultadas hoy para ponerle freno a esta nueva arremetida inmobiliaria.

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