La Guía para la predicción y evaluación de Impactos por ruido y vibración en el Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), publicada en 2019, junto con los nuevos criterios para proyectos acústicos publicados durante 2022 por el Servicio de Evaluación Ambiental, han generado una serie de modificaciones en la forma en la que las consultoras dedicadas a la evaluación de proyectos acústicos ambientales analizan estos mismos.
En efecto, según Jorge Torres, director de proyectos de Decibel, consultora especialista en la evaluación de proyectos acústicos ambientales, “los nuevos criterios para proyectos acústicos han generado un cambio importante en la manera de evaluar fauna nativa y submarina, ya que además de considerar nuevos umbrales de evaluación, cambiaron de alguna manera la representación puntual de un receptor a un área de afectación, ya sea conductual o fisiológica”.
De acuerdo a su explicación, dichos cambios consideran diferentes umbrales para cada especie y a su vez, estos cuentan con distintas ponderaciones según la sensibilidad auditiva de cada una de ellas. “Hasta hace pocos años atrás se trabajaba con un umbral bastante permisivo que venía de estudios muy antiguos (1971), el cual ya se encuentra desactualizado y que hoy resulta evidente que era poco favorable para la protección de las especies”, asegura.
Si bien el impacto que tiene la actualización de estos criterios en el desarrollo de proyectos no repercutiría en la disminución de iniciativas aprobadas, dado que es la metodología de trabajo que ya se utilizaba, los más afectados serían “aquellos que tengan, dentro de su área de influencia, concentraciones de fauna nativa asociada a hábitats de relevancia para su nidificación, reproducción o alimentación”, explica.
Dichos criterios, que sirven de referencia pues no son normativas, permiten facilitar el trabajo de especialistas, sin embargo, es relevante considerar otros estudios y criterios que se alineen con la normativa chilena. De acuerdo con el experto, “un ejemplo es que en el criterio de fauna nativa se especifican algunos estudios de referencia para obtener umbrales de evaluación, pero lógicamente periódicamente se va obteniendo nueva información, nuevas investigaciones y, por lo tanto, nuevos antecedentes para poder evaluar las distintas especies”.
Al igual que el criterio de fauna nativa, coincide en que una de las principales actualizaciones en materia de evaluación corresponde a que ahora se consideran áreas de afectación y no receptores puntuales. En esa línea, asegura que se debe considerar la afectación conductual y fisiológica en animales en vez de situación de cumplimiento, aunque parezcan cosas similares.
Por otro lado, respecto al criterio que permite determinar los efectos sinérgicos asociados al impacto por ruido, reconoce que es complejo de evaluar, dado que “al ser proyectos diferentes podrían ser fuentes de ruido completamente distintas, o que incluso son evaluados a través de distinta normativa”, asegura. En esa línea, aconseja que para hacer la evaluación del impacto sinérgico se debe considerar un proyecto o actividad que cuente con calificación ambiental vigente.
Si bien dichas actualizaciones consideran mayor cantidad de horas de trabajo, “los cambios que se han realizado son de mucho valor. Ha hecho que muchos especialistas como nosotros puedan conocer con mayor detalle las actividades de fauna y de las especies evaluadas por lo que nos estamos transformando en ingenieros mucho más integrales”, y agrega que, “el objetivo de nuestro trabajo es aportar a la correcta evaluación de los riesgos de los proyectos y los efectos adversos que se pudiesen producir, por lo tanto, considero que los nuevos criterios van en la dirección correcta.”
