Un vidrio roto: lecciones sobre educación ambiental en la ciudad

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En 1969, la Universidad de Stanford (EEUU) realizó un experimento de psicología social. Como prueba de campo, se dejaron dos autos abandonados en la calle. Dos autos idénticos, de la misma marca, modelo y color. Uno fue dejado en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York, y el otro en una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.

 

A las pocas horas, el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser desvalijado. Fue despojado de las llantas, el motor, los espejos, la radio, hasta que se llevaron todo lo aprovechable y, lo que no, fue destruido. El auto abandonado en California, en cambio, se mantuvo intacto.

 

Hasta acá, sería fácil atribuir a la pobreza las causas del delito; sin embargo el experimento no finalizó ahí. Cuando el vehículo abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de California llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio de este último automóvil.

 

El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre. ¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro, es capaz de disparar todo un proceso delictivo?

 

No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología de las personas y con las relaciones sociales.

 

Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, desinterés y despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia. Se genera la sensación de ausencia de ley o normas, de que todo vale.

 

Si se rompe el vidrio de la ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces se generará el delito. De igual manera si se cometen “pequeñas faltas” (estacionarse en un lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasar una luz roja) y no se genera una sanción, pronto comenzarán faltas mayores hasta alcanzar delitos cada vez más graves.

 

Un microbasural es un reflejo de lo anterior. Se empieza con unas pocas bolsas de basura, y al notar que no hay sanción, pronto la conducta es imitada. Si todos lo hacen ¿Por qué yo no?

 

La educación ambiental no solo implica una reconciliación de la sociedad con la naturaleza, pues, sobre todo, involucra un modo de ser, de “aprender a aprender” y del deber ser. De ahí la importancia de tratar de formar comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana.

 

Sobre esta base, resulta indispensable entender el concepto de educación urbano-ambiental.

 

En la actualidad se tiende a prioriza el medio ambiente a partir del espacio verde, relegando a una dimensión menor los problemas que se viven en la ciudad, sin tener en cuenta la problemática urbana en toda su magnitud

 

La educación urbano-ambiental es «la toma de conciencia y sensibilidad hacia el medio ambiente y sus problemas urbanos». Por ejemplo, si una persona está consumiendo una bebida en un transporte urbano y la arroja por la ventana. ¿Es sólo responsable quién la arrojó o también todos los que presenciaron la escena y prefirieron ignorarla?

 

Nadie responsabiliza o se involucra en los actos cotidianos. Es más fácil no mirar, ser más de lo mismo, o quejarse, sin reparar que nuestra omisión termina en complicidad en desmedro de nuestro hábitat.

 

Las responsabilidades ambientales no son sólo del funcionario de gobierno, sino que atañen también al empresario, al político, a la ama de casa, al artista, al niño, al maestro, y por lo que es muy importante que nuestro comportamiento no deba solamente ser un modelo de proceder, sino fundamentalmente ser parte de las soluciones facilitando la comprensión de los problemas urbanos.

 

Carlos Micilio

Director de la Consultora Ambiental Carlos Micilio & Asociados

Argentina

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