Transición Justa en la COP26. Discursos, propuestas y acuerdos

El documento final de los resultados de la conferencia en Glasgow, conocido como el Pacto Climático de Glasgow, incluyó el tema en dos ocasiones: una, en el apartado de Mitigación donde nota la necesidad de apoyo hacia la Transición Justa y la otra, en el apartado de Implementación, donde reconoce la necesidad de asegurar Transiciones Justas para promover el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza.

Si bien la COP26 se vio marcada por problemas logísticos, la exclusión de la sociedad civil y pactos poco concretos en materia climática, por primera vez vimos en el espacio de negociación internacional, un fuerte impulso a los discursos asociados a la Transición Justa desde una multitud de actorías hablando sobre el tema que incluyeron a organizaciones y redes de la sociedad civil, sindicatos, el lobby de la industria y líderes mundiales. En su totalidad, hubo al menos 38 eventos dedicados a la Transición Justa en la primera semana de la conferencia, tanto en las plataformas públicas como las no públicas de la COP26 y el concepto fue incluso mencionado dos veces en el Pacto por el Clima de Glasgow. A pesar de estos avances en la materia, el concepto continúa adoptando significados diferenciados dependiendo en quien lo utilice y, por lo tanto, sigue en riesgo de ser apropiado por las industrias y los grupos que buscan continuar perpetuando el modelo extractivista así como también de quedar en la política pública de forma incompleta, irrealista y desconectada de las realidades que las comunidades mayormente impactadas por la industria fósil viven en su día a día.

Felipe Fontecilla, director ONG Ceres.

Es innegable a estas alturas, que frenar el cambio climático requiere de una descarbonización urgente. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) reporta que debemos reducir al menos un 40% nuestras emisiones globales de carbono al 2030 para mantener la curva de calentamiento global en 1.5°C, y evitar las consecuencias desastrosas que tendría para nuestro planeta y la vida que en él reside si la temperatura aumentara más. Esto quiere decir, que tenemos menos de 10 años para transformar nuestras matrices energéticas productivas y económicas para alcanzar este objetivo. En concreto, esto significa el cierre de plantas termoeléctricas y refinerías de petróleo, y la inclusión de estrategias de mitigación para la industria fósil, por mencionar algunos de los impactos. Y si lo miramos a una escala sistémica, esto significa realmente la transformación de todo el modelo de desarrollo anclado en las lógicas capitalistas y extractivistas que nos han traído a este problema.

¿Qué sucede con las y los trabajadores de la industria? ¿Qué sucede con las comunidades cuya economía se sustenta en la industria fósil? Estas dos preguntas son las que históricamente han impulsado el discurso de la Transición Justa, que nace en los movimientos sindicales con el objetivo de asegurar trabajo decente y empleos de calidad para las y los trabajadores de comunidades cuya economía se centraba en la industria extractiva. No obstante, con los años, se han ido profundizando y ampliando las preguntas que la Transición Justa busca responder y que hoy vemos como un proceso de potencial transformador que nos permite re entender las dinámicas globales y locales de poder  entre los grandes emisores y los más afectados, que detenga el avance y la profundización de conflictos socioambientales en los territorios y que busque potenciar los procesos de restauración ecológica, la soberanía energética, una democracia participativa y el respeto irrestricto a los derechos humanos (Transición Justa en Latinoamérica, 2021).

Como bien mencionamos anteriormente, el documento final de los resultados de la conferencia en Glasgow, conocido como el Pacto Climático de Glasgow, incluyó el tema en dos ocasiones: una, en el apartado de Mitigación donde nota la necesidad de apoyo hacia la Transición Justa y la otra, en el apartado de Implementación, donde reconoce la necesidad de asegurar Transiciones Justas para promover el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. La primera instancia reconoce la necesidad de apoyar de manera dirigida a los más vulnerables en línea con circunstancias nacionales, y la segunda se enfoca en la creación de trabajos decentes. Ambas, no obstante, se quedan cortas en la definición de principios de la Transición Justa, el reconocimiento de cambios sistémicos a los modelos de desarrollo y la inclusión de los derechos humanos a la conversación.

Tal vez más completa, fue la declaración de Transición Justa “Apoyando Condiciones para una Transición Justa Internacional”, impulsada por la presidencia del Reino Unido, que establece cuatro principios para el apoyo de asistencia técnica y financiera para países en desarrollo y economías emergentes, estos son: (1) apoyo a trabajadores en la transición a nuevos trabajos, (2) apoyo y promoción de diálogo social y trabajo multiactoral, (3) estrategias económicas, (4) trabajo decente, local e inclusivo, (5) cadenas de producción y (6) Transición Justa para los reportes del Acuerdo de París. Esta declaración fue firmada por 17 países (incluyendo a la Unión Europea y ocho de sus miembros estado) y es en principio una declaración que acuerda sobre la necesidad de que países desarrollados apoyen a países en desarrollo bajo los lentes de la Justicia Climática, un avance importante en la inclusión de los principios de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Si bien esta declaración está mucho más completa, aún quedan largos caminos por recorrer, y faltan medidas urgente como el término de los subsidios a los combustibles fósiles, el establecimiento de metas concretas, y el establecimiento de financiamiento dedicado a estos procesos. Sin perjuicio de lo recién mencionado, cabe destacar que en la conferencia, la Unión Europea, EE.UU., el Reino Unido, Alemania y Francia, se comprometieron a una colaboración de $8.5 mil millones de dólares para apoyar la Transición Justa en Sudáfrica y que esperan sirva como un modelo para apoyar transiciones justas internacionalmente. Esperamos que esto sirva como un primer paso de una serie de procesos y transiciones que deben ocurrir simultáneamente dentro de los próximos 10 años. Y esperamos que Chile en su proceso de descarbonización a corto plazo, respete y apoye las transiciones justas que el país tanto necesita.

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