Chile ha definido una estrategia clara en cuanto a reducción de emisiones, sin embargo, no se podrían lograr las metas, si paralelamente no se hiciera un esfuerzo mayor en la eficiencia del uso de la energía, que ha sido exponencialmente creciente. Afortunadamente por fin contamos con una ley de eficiencia energética, que abarca prácticamente todos los consumos energéticos del país, desde el transporte, pasando por la industria y la minería, llegando hasta el consumo residencial, público y comercial, lo que representa una señal clara del compromiso país con la eficiencia energética.
La ley fue aprobada en enero pasado, luego de más de dos años de tramitación en el congreso. En febrero pasado fue promulgada y es considerada como un hito muy importante para Chile, ya que además de ser la primera legislación en su tipo, promueve el uso racional y eficiente de recursos energéticos para contribuir a mejorar la productividad, la competitividad económica y la calidad de vida de las personas, además de reducir las emisiones de contaminante. De aplicarse adecuadamente las medidas contempladas en la ley al 2030, Chile tendrá una reducción de intensidad energética de 10%, un ahorro acumulado de más de U$ 15 millones y una reducción de más de 28 millones TON CO2, lo que equivale a evitar el movimiento anual de casi 16 millones de vehículos livianos o la absorción anual de 1,8 millones de hectáreas de bosque nativo.
El Ministerio de Energía elaborará un plan nacional de eficiencia energética cada cinco años y se establece que el primer plan deberá contemplar una meta de reducción de intensidad energética de al menos un 10% al 2030, respecto al 2019. Además, debe considerar una meta para los consumidores con capacidad de gestión de energía, consistente en la reducción promedio de su intensidad energética de, al menos, un 4% en el periodo de vigencia del plan.
No hay que olvidar que las viviendas consumen casi un 15% de la energía total del país y parte importante de esta, se destina a calefacción según el Balance Nacional de Energía del ministerio del ramo. La cantidad de energía destinada a calefacción en un hogar o edificio depende en gran medida de la aislación térmica, por lo tanto, aquí le cabe un rol fundamental a la construcción, donde la innovación en nuevos materiales y procesos, es fundamental. Según la Fundación Chile, el Potencial de ahorro energético a nivel residencial al 2030 con la implementación de la iniciativa U4E es un 42% en iluminación, un 26% en refrigeradores, un 15% en motores, un 9% en acondicionadores y un 8% en transformadores. Por su parte, los grandes consumidores de energía representan más de 1/3 de lo que se consume en el país, y ellos deberán realizar una gestión activa. La Superintendencia de Electricidad y Combustible (SEC), será la encargada de la fiscalización y sanción.
El proyecto de ley también establece obligaciones para los organismos del Estado para el buen uso de la energía. Es así entonces que debemos ser conscientes y responsables, ya que sin la colaboración de la sociedad en su conjunto, más allá del cumplimiento de la nueva normativa, será difícil avanzar en una verdadera eficiencia energética, y contribuir a las metas de Chile en materia de adaptación y mitigación ante la crisis del cambio climático y sus graves efectos para nuestras vidas.