Sequía desata crisis en Coelemu: vecinos dependen de camión aljibe

Municipio está terminado proceso de inscripción de un caudal que abastecerá a más de mil personas. Punteras no tienen fuerza para lograr el líquido necesario.

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Para muchos, contar con agua potable para satisfacer una serie de necesidades es algo normal que ni siquiera se cuestionan. Sin embargo, para las 332 familias que habitan en Ranguelmo, sector rural de Coelemu, región del Biobío tener a disposición el líquido sería cumplir un sueño largamente anhelado.

Y es que dicha localidad, ubicada a 12 kilómetros de Coelemu, ha visto estancado su desarrollo producto de la falta de agua, los pozos que durante años usaron para beber, regar y bañarse se secaron y, las punteras, producto de la falta de fuerza, ya no son capaces de extraer el líquido necesario para vivir.

“Esto es terrible, tenemos mucha falta de agua y ahora que viene el verano será peor. Si no fuera por los camiones aljibes que llegan no tendríamos nada de agua. Aquí tenemos que racionarnos con el agua, ni pensar en botarla ni en regar cómo se hace en otros lados. A muchos de aquí nos gusta huertear, tener hortalizas y eso es imposible, no se puede, porque sería botar el agua”, explicó Ana Castillo, vecina del sector.

Los camiones aljibes, que llegan al lugar todos los días, tres veces por la mañana y otras tres por la tarde abastecen con 60 mil litros de agua a los vecinos, pero a medida que se va ocupando la capacidad del estanque, baja la presión y, por ende, el suministro no llega a sectores más elevados, dejando a un grupo de vecinos sin agua.

“Aquí el sector La Higuera y Cerro Estanque muchas veces no tienen agua. De hecho, el año pasado estuvimos Navidad y Año Nuevo sin agua y esto empeora en verano, a las cinco de la tarde ya no corre agua. Hemos hecho protestas, nos tomamos la carretera y así hemos conseguido algunas soluciones. Pero por lo que sé, ahora se va a trabajar un proyecto grande para nosotros”, indicó Juan Parra, presidente de la junta de vecinos Ranguelmo.

Solución definitiva

Ante la incomodidad que genera la falta de agua en los vecinos, el municipio local está trabajando en un proyecto que permitirá entregar una solución definitiva, proyectada a lo menos de aquí a 25 años.

Desde enero, el municipio de  Coelemu está trabajando para dar una solución definitiva a las más de 300 familias  de Ranguelmo. Se trata de la utilización del estero Camarico para el tratamiento y distribución de agua potable. El afluente, que está ubicado a dos kilómetros del sector y presenta un caudal de 10 litros por segundo, sería suficiente para terminar con el problema de la sequía.

“Este déficit se arrastra por décadas y se ha ido agudizando a través de los años. Nosotros estamos trabajando en elaborar una solución definitiva, ya estamos terminando el proceso de inscripción de un caudal de agua, lo que nos va a permitir solucionar el problema actual”, dijo el alcalde de Coelemu, Alejandro Pedreros.

El jefe comunal explicó además que en paralelo, están buscando los recursos para realizar el diseño de esta nueva solución y posteriormente presentar el proyecto definitivo. Estamos confiados, porque ya tenemos asegurada la fuente de agua que dará solución al problema de Ranguelmo y que es lo que ha faltado durante tantos años”, señaló.

Con el anuncio anterior, los vecinos del afectado sector de Coelemu están comenzando a ver una luz de esperanza que los llevará a desarrollarse como corresponde. La crisis ha sido tal que, incluso, un proyecto de viviendas sociales debió paralizarse hasta resolver el problema de escasez hídrica. Sin embargo, existe una solución en camino que terminará con los cerca de 20 años de estancamiento.

Reutilización extrema

El nivel de urbanización que presenta el sector  hace pensar,  a simple vista, que no tienen problemas, ya que tienen  gran parte de sus  pasajes pavimentados, veredas y juegos infantiles. Las calles lucen  impecables e, incluso, cuentan con tapas de alcantarillado, aunque claro, con muy poco uso, ya que necesita de agua para funcionar.

Los vecinos envasan el agua en botellas, garrafas y tinetas. Usan el líquido sobrante de la lavadora para llenar los estanques del inodoro y reutilizan  la del  lavado de loza dos o tres veces antes de botarlo. El agua potable es sagrada.

“Es terrible, porque ahora, a pesar que estaba  lloviendo no teníamos agua y en el verano no sé qué vamos a hacer. Acá antes llegaban cuatro camiones en vez de tres y nos llenaban ocho veces los estanques, lo que era más o menos 120 mil litros. Nos quitaron un camión y quedamos con el problema. Tenemos 12 punteras que abastecen también el estanque, pero no podemos hacerlas funcionar más de tres horas, porque los motores son pequeños. Aun así, no nos alcanza el agua, porque hay más de mil personas viviendo aquí”, explicó Eduardo García, operario encargado del agua potable en el lugar.

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