Ruido: Un factor determinante para el éxito de un proyecto eólico

“Los grandes conflictos con la comunidad se originan por la poca distancia, menores a 500 m, que existe entre el emplazamiento de un aerogenerador y una vivienda receptora, sobre todo de los proyectos aprobados en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental previos a la publicación de la guía específica para proyectos eólicos”, sostiene Nicolás Andrés Bastián Monarca, director de Ingeniería Acústica Austral y miembro del Colegio de Ingenieros en Acústica.

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La energía eólica que utiliza la fuerza del viento para generar electricidad mediante aerogeneradores o “molinos de viento”, es cada vez más utilizada en Chile con el fin de reemplazar la actual matriz energética a base de combustibles fósiles, que representa el 78% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) del país. Sin embargo, aunque las centrales eólicas sean una fuente de energía limpia no está exenta de un impacto ambiental.  

Así lo denuncian varias comunidades que viven cercanas a un parque eólico, quienes han visto alterada su calidad de vida debido, principalmente, a un contaminante invisible y constante, el ruido. El flujo de aire alrededor de las hélices genera ruidos molestos que pueden ser percibidos a grandes distancias, dependiendo de las condiciones atmosféricas, como la dirección del viento, las características del entorno y la configuración del parque eólico en una determinada localidad.

Por tal motivo, la recomendación internacional es una distancia mínima de 500 metros, e incluso hasta dos kilómetros entre las comunidades y una planta eólica. A pesar de ello, hay proyectos como el Parque Eólico Negrete donde las torres se encuentran  aproximadamente a 300 metros de la comunidad El Agro, o los vecinos de la comunidad El Ciruelo del Sur, quienes protestan, entre otras cosas, por la cercanía de los aerogeneradores.

Cabe mencionar que durante las últimas décadas los costos de tecnología eólica han disminuido notablemente y, por ende, la capacidad instalada, principalmente en zonas rurales, ha aumentado. Según cifras de agosto de 2020, en Chile existen 2.248 MW de instalaciones de energía eólica, logrando una penetración del 8,7% en el sistema. Por ello, en un contexto donde se están impulsando con fuerza la energía eólica, es imprescindible avanzar a la par con regulaciones y normas que hagan frente a este desafío de la mano con las comunidades.

En ese sentido, en 2020 se publicó la “Guía para la aplicación del D.S. N°38, de 2011, del Ministerio del Medio Ambiente, que establece la norma de emisión de ruidos generados por fuentes que indica, para proyectos de parques eólicos en el SEIA”. Esto para la identificación y estimación del impacto ambiental de proyectos eólicos que son presentados en el SEIA, y con la cual se apunta a que aumente la certeza de la metodología de predicción de ruido de un parque eólico. Para profundizar en los desafíos de prevención de ruido en centrales eólicas y cómo contribuye la nueva guía del SEA, Codexverde conversó con Nicolás Andrés Bastián Monarca, director de Ingeniería Acústica Austral y miembro del Colegio de Ingenieros en Acústica.

¿Por qué es importante incorporar la variable del ruido en el diseño de un proyecto eólico?

Involucrar la variable ruido en la configuración del diseño inicial de un proyecto eólico resulta en un beneficio importante para la operación de un parque, minimizando posibles conflictos con la comunidad cercana. En este sentido, existen varias experiencias negativas en nuestro país, siendo uno de los principales problemas el ruido que generan en su operación, afectando a comunidades cercanas. Vale recordar que existe una gran cantidad de proyectos eólicos aprobados previo a la salida de la Guía para la aplicación del D.S. N°38, de 2011, del Ministerio del Medio Ambiente, que establece la norma de emisión de ruidos generados por fuentes que indica, para proyectos de parques eólicos en el SEIA”.

Además, en Chile no existe una herramienta normativa que restringa el uso de suelo en zonas rurales, que es donde más se emplazan este tipo de proyectos, lo que imposibilita limitar la distancia de emplazamiento entre un aerogenerador y una comunidad, siendo que la experiencia internacional propone una distancia mínima de 500 metros entre viviendas y aerogeneradores para controlar los impactos por ruido. De todos modos, existe una normativa en Chile que se debe cumplir, como lo es el D.S. N°38/11 del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) “Norma de emisión de ruidos generados por fuentes que indica”, la cual establece niveles máximos permisibles de ruido que debe cumplir un proyecto en las viviendas (receptores) en función del ruido ambiental (ruido de fondo) previo a la instalación de una central eólica no pudiendo incrementar en más de 10 dBA ese ruido de fondo previo. Lo anterior, resulta sumamente desafiante y requiere de una asesoría especializada, asegurando el cumplimiento de la normativa y la continuidad operacional del parque.

Según su experiencia, ¿cuáles son los principales desafíos a la hora de evaluar acústicamente un parque eólico en Chile?

En nuestra experiencia, hemos visto que todos los proyectos eólicos se emplazan en zonas rurales, por lo cual, los niveles de ruido que debe cumplir el proyecto cuando esté operando, dependen del ruido de fondo que existe en el lugar (antes que se instale el proyecto). Por lo tanto, uno de los grandes desafíos es la obtención de niveles representativos de ruido de fondo, tanto del lugar, como de los periodos en que el parque eólico emitirá sus mayores niveles de ruido. Entonces, los niveles de ruido de fondo, que se deben medir antes que se instale el proyecto, deben hacerse en una condición de viento tal, que sea representativa de la operación del aerogenerador.

Figura 1: Medición continúa de ruido a 250m de aerogenerador durante 14 días.

En resumen, realizar una medición continua de ruido de fondo es la forma adecuada de obtener niveles de ruido para los rangos de viento en los cuales funcionan los aerogeneradores. A nivel internacional, la normativa inglesa y las sugerencias tanto de Norteamérica, como de institutos especializados en ruido, recomiendan realizar un monitoreo de ruido de por lo menos 14 días continuos. De hecho, a nivel nacional, en el 2018, nuestra empresa realizó el estudio “Caracterización acústica de parques eólicos” para el Ministerio del Medio Ambiente, en el cual, se realizaron mediciones continuas de ruido durante 14 días en seis parques eólicos operativos en el país, mostrando la existencia de una alta variabilidad en los niveles de ruido de este tipo de proyectos, comprobando que resulta necesario efectuar mediciones de ruido de larga duración para realizar una evaluación de forma correcta (como se muestra en la Figura 1).

Tabla 1: Niveles de potencia acústica (Lw) medidos en terreno

Otro factor que afecta enormemente la precisión de la evaluación acústica es contar con los niveles de potencia sonora de los aerogeneradores por bandas de frecuencia y para los diferentes rangos de velocidad de vientos. En palabras simples, se debe conocer los niveles de ruido que emite el aerogenerador para diferentes condiciones de viento, ya que varían. En el 2018 publicamos un trabajo en un congreso internacional, donde presentamos niveles de potencia acústica medidos en terreno, en base a la normativa danesa, para diferentes aerogeneradores y velocidades de viento.

¿Qué nuevas herramientas ofrece la guía del SEA 2020 para combatir el ruido en centrales eólicas?

La guía, específica para parques eólicos, publicada por el SEA en 2020 es un instrumento que permite mejorar de forma sustancial la evaluación de ruido de este tipo de proyectos. De hecho, la guía toma muchas de las recomendaciones que entregamos en el estudio para el MMA, basadas en la experiencia internacional en la materia. A modo de resumen, las herramientas que mejoran la evaluación acústica son las siguientes:

  • Establece que la verificación de la norma se debe realizar para el rango de velocidad de viento entre 6 y 12 m/s.
  • Indica que se debe realizar una medición del ruido de fondo en al menos tres rangos de velocidad de viento a altura de buje (6-8, 8-10 y 10-12 m/s).
  • Exige que se utilice una pantalla antiviento adecuando para realizar mediciones de ruido de parques eólicos (diámetro no menos a 100mm y una porosidad de 4 a 8 poros cada 10mm).
  • Indica que se debe definir el área de influencia de acuerdo con el menor de los niveles que caracterizan la situación basal, o bien, considerar un valor de referencia de ruido de fondo de 25 dBA.
  • Indica que se presente la información de la potencia acústica de los aerogeneradores que se utilizarán en el proyecto para cada velocidad de viento de interés, en bandas de frecuencia de tercios u octavas.
  • Entrega tres (3) parametrizaciones para modelos de proyección de ruido (método ISO 9613-2, NORD2000 y CONCAWE).
  • Indica que se deberá calcular el Nivel de Presión Sonora Corregida (NPC), a través de un monitoreo continuo de ruido de 14 días como mínimo, demostrando cumplimiento para cada rango de velocidad de viento, para cada periodo, diurno y nocturno.
  • Detalla que se debe considerar una evaluación del ruido de parques eólicos aledaños al proyecto en evaluación, con el fin de identificar los niveles de ruido generados por todos los proyectos que podrían estar afectando a los receptores involucrados (efecto sinérgico).

Lo anterior, si bien es muy técnico, establece los lineamientos adecuados para realizar una correcta evaluación de los niveles de ruido en las viviendas cercanas.

En los últimos años, ha habido conflictos en torno a la instalación de plantas eólicas por el ruido que generan. En ese contexto, ¿la guía para proyectos eólicos del SEA y su aplicación son suficientes para evitar que esa desconfianza por parte de la ciudadanía siga creciendo?

Si bien la guía para proyectos eólicos, que se diseñó en base al estudio que realizamos para el MMA, inició el camino para una correcta evaluación del ruido de parques eólicos, intentando reducir el margen de discrecionalidad y contribuir en la tecnificación del proceso de calificación ambiental de esta tipología de proyectos, necesita complementarse con mejoras en los instrumentos de planificación urbana de zonas rurales, para así evitar los conflictos con la comunidad cercana. En ese sentido, los grandes conflictos con la comunidad se originan por la poca distancia, menores a 500 m, que existe entre el emplazamiento de un aerogenerador y una vivienda receptora, sobre todo de los proyectos aprobados en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental previos a la publicación de la guía.

Complementando lo anterior, si bien la publicación de la guía permite direccionar una buena evaluación, es necesario que el sistema se dote de profesionales competentes en la materia, dado que la problemática del ruido de parques eólicos es sumamente complejo y técnico, por lo que es necesario contar con persona afines en el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) y/o en los servicios que se encargan de evaluar las Declaraciones o Estudios de Impacto Ambiental, que son comúnmente las seremías de medio ambiente y de salud.

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