Tras ocho años desde la última entrevista que le realizó Codexverde a Marcel Szantó, el Doctor Ingeniero en Caminos, Canales y Puertos, y Máster en Contaminación Ambiental en la Universidad Politécnica de Madrid, vuelve a realizar una aguda radiografía a la gestión de residuos en Chile.
A largo de su carrera, Szantó ha trabajado codo a codo con una parte esencial en el tratamiento de residuos: los recolectores, quienes pese a su importancia y el riesgo que conlleva la realización de su labor, según el experto, no reciben la atención ni el salario merecido.
El académico del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) ejemplifica la situación de estos trabajadores con lo sucedido durante la crisis sanitaria. “El bono de 1 millón de pesos que les dieron por la pandemia, no es nada respecto a lo que ellos han hecho y frente a lo que se expusieron en este periodo. ¿Alguien se preocupó de ir a mirar las instalaciones donde estaban duchándose y de sanitizarlas?”, cuestiona Szantó.
Sin embargo, el docente reconoce que en los últimos años las empresas han trabajado y asumido un compromiso de dignificación con el recolector en cuanto a su equipamiento de protección personal y medidas para la prevención de riesgos. “Por ejemplo, en el relleno sanitario Santiago Poniente (administrado por Veolia en Maipú), se les impide entrar al frente de descarga, solo el conductor está autorizado. Los recolectores se quedan en la puerta del acceso principal del relleno sanitario donde tienen una instalación, con cierto grado de comodidad, donde pueden beber agua, ir al baño, descansar, lavarse las manos y comer. Antes era imposible pensar en una cosa así”, sostiene.
El experto también destaca que le ha impresionado el avance tecnológico de los camiones recolectores, lo que ha contribuido ciertamente en la prevención de riesgos y enfermedades de los trabajadores. “Los niveles de ruido que emiten estos tipos de transportes ha bajado considerablemente con los años. Actualmente, están bajo los 60 decibeles, además que la mayoría de los camiones cuentan con elevacontendores. Esto hay que remarcarlo porque solo hace unos años este trabajo se hacía a mano”, indica.
Desde los hogares a los vertederos, Szantó ha acompañado a los recolectores, sumergiéndose en el devenir del traslado y tratamiento de los residuos, lo cual le ha permitido tener una visión clara sobre los pasos a seguir para mejorar tanto la calidad de vida de estos trabajadores como la gestión general. Ante ello, según el académico, la fórmula para mejorar “es mayor cantidad de recursos para la gestión de los residuos sólidos, voluntad política, y, lo más importante: educación”.
En cuanto a esto último, el académico de la PUCV complementa que “le hemos enseñado (a los recolectores), pero hay que ser insistentes, debemos prepararlos para que aprendan a usar todo lo que se le entrega. Es un error darles muchos elementos sin enseñarles para qué sirven o cómo los tienen que usar. También, hay que estar constantemente concientizándolos sobre la importancia de que cumplan lo que establece la Ley del Saco (apartado del Código del Trabajo que regula el peso máximo de carga humana, actualmente en 25 kilos). Porque, hoy día, podrán cargar más peso del aconsejado, pero las consecuencias en su salud son para el futuro, y ese daño no lo llevarán solos, sino que también afectará a sus familias”.
Rellenos sanitarios
Marcel Szantó valora la calidad y gestión de los rellenos sanitarios en Chile, que actualmente bordean los 40. “Sin duda, hay rellenos que funcionan mejores que otros, pero, en general, operan de buena forma. Realmente considero como heroicas las obras que han permitido tener rellenos sanitarios en el sur, considerando el nivel de precipitaciones que existe allá. Ese tipo de construcciones, con esas condiciones, solo se han realizado en nuestro país”.
Sin embargo, el académico manifiesta su preocupación en torno a la viabilidad económica de los operadores de estos sitios de disposición. “Hay empresas que están al borde de la quiebra debido a que para ganar licitaciones públicas, establecieron un precio muy bajo para el servicio de tratamiento. Un solo ejemplo. El relleno de Cantabria, España, cobra 96 euros la tonelada, en cambio, en Chile se cobra, en promedio, 10 euros por tonelada. Es un precio muy bajo, que en la actualidad tienen en una situación dramática a las empresas. Eso se suma a que existen municipios que no pagan en la fecha correspondiente. Hace poco conocí del caso de un municipio que hace seis u ocho meses no pagaba el servicio a una empresa, y esta última, como todas, de igual manera debe cumplir con sus obligaciones, porque las fiscalizaciones son exhaustivas y las multas son considerables por parte de la autoridad ambiental”.
Aunque el experto remarca que en esta situación hay dos culpables, el que ofrece y el que acepta ese precio, pregunta, “¿quién se hará cargo de los rellenos si esa empresa quiebra? No hay tantos actores que puedan tomar la posta”.
Szantó añade una problemática más a esta eventual crisis económica de las empresas. “En este contexto no pueden haber inversiones en tecnologías como, por ejemplo, para el tratamiento de los lixiviados. ¿Cuándo se va a transparentar la cantidad de lixiviados que existen en los rellenos sanitarios? Es una situación que se ve muy compleja, que puede traer magras consecuencias ambientales en el mediano plazo”.
Economía circular
Respecto al fomento y desarrollo de la economía circular en Chile, el Doctor en Ingeniería comenta que es vital que las personas entiendan la trazabilidad de los residuos y para ello es necesario cambiar la producción de los materiales y que también la gente comprenda el ciclo de vida de estos. “Me gustaría que este bolígrafo (muestra un típico lápiz de merchandising), una vez que se le acabe la tinta, yo le pudiese poner un repuesto. Sin embargo, no se puede. Está hecho para ser utilizado por una sola vez, o como se dice, cuenta con obsolescencia programada. Este es el resultado de esta sociedad de consumo, donde comprar y tirar es ley”, comenta Marcel.
En la misma línea agrega que “aunque nos falta todavía, Chile está en las mejores condiciones para adoptar la economía circular, modelo que pretende crear un nuevo orden donde antes hubo un aparente caos. Entonces, si queremos economía circular y no volver al paso anterior, necesitamos enseñar el ciclo vida de un material, ya que, si no, es muy difícil que se pueda entender y apreciar el valor de un residuo. Debemos cerrar este círculo virtuoso de la mano de un cambio de conducta de los consumidores y generar una nueva cultura del reciclaje”.
El académico, que cuenta con 45 años de experiencia en esta materia, concluye en que “Chile es un país con vocación ambiental, pero falta educación para capitalizar esa intención en mejores proyectos y que estos perduren”.
Waldo, excelente reportaje y visión de lo que sucede, sin ver, con expertos reales en los temas ambientales