En el año 2010 ingresaron 1.339 proyectos al Sistema de Evaluación Ambiental (SEIA), el principal instrumento en Chile para evaluar y certificar las iniciativas públicas y privadas, del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). Hoy, en cambio, las cifras revelan una disminución de proyectos e inversión en distintos sectores, a partir de 2014, producto de la desaceleración económica que vive el país y que pone en jaque la sostenibilidad de nuestra economía.Así lo consigna el estudio “Evolución del ingreso de proyectos al SEIA desde 2010 a noviembre 2015”, realizado por Pacto Ambiente, consultora especialista en temas ambientales y sociales de Grupo Etcheberry.
De esta manera, con 906 proyectos en 2015, el país está lejos de los 1.447 proyectos que ingresaron al SEIA en 2013, antes de producirse un efecto de desaceleración que parece no repuntar.
La investigación concluye que teniendo como referencia un año normal -calculado como el promedio entre los años 2010 y 2013- el ingreso de proyectos totales registró una caída de 42% en 2014 y de 37% en 2015.
Situación que se vería afectada, por un clima de incertidumbre.
“La caída de proyectos tiene que ver con discusiones políticas y económicas de fondo como la reforma tributaria y la reforma laboral que han puesto en entredicho la competitividad en las inversiones en Chile hoy”, sostiene Alex Ramos, Ingeniero Civil Industrial e investigador de Pacto Ambiente.
Estos no son los únicos factores de la baja. Durante los años estudiados hubo modificaciones al reglamento de calificación ambiental y entró en vigencia el DS66 que norma la consulta indígena.
A esto se suma la existencia de variables ambientales y sociales que tienen un rol clave en los procesos de calificación ambiental y afectan, especialmente, la tasa de aprobación de los proyectos de mayor envergadura.
En cuanto a la inversión también se observa una baja desde 2014. Ese año ésta cayó 31% respecto de un año normal y en 2015 la disminución fue de 17%.
Aprobación a la baja
Para los proyectos que ingresaron al SEIA y fueron aprobados entre 2010 a 2015, la situación no es mejor.
Esto obedece, en parte, al cambio de reglamento de calificación ambiental que tuvo una fuerte incidencia en 2014. No obstante, el fenómeno se manifestó también en 2015.
El 2014 la aprobación de proyectos cayó un 23%, pero en el presente ejercicio se redujo aún más, alcanzando un 55% menos, respecto de un año normal. Esta agudización se explica por una menor cantidad de proyectos y más complejos, por lo tanto, más difíciles de aprobar.
Sectores más afectados
La minería es el sector más afectado por la desaceleración de proyectos e inversión. Considerando el promedio de los años 2010 y 2013, los que representan cifras de un año normal y se toman como año de referencia para este estudio, esta industria es la que más cayó en número de proyectos. En 2014 disminuyó un 33% respecto de un año normal y en 2015 se profundizó llegando a 46%.
Lo mismo ocurre con la inversión en 2015, la que aún cuando manifiesta un repunte respecto del año pasado, evidencia una caída de 35%, respecto de un año normal.
Estos números tendrían estrecha relación con la baja de precios del cobre y los altos costos de la energía que tienen al sector en entredicho. También con los conflictos relativos a la oposición ante macro proyectos, consigna el estudio.
Pesca y acuicultura es otro de los sectores que más vieron caer la cantidad de proyectos ingresados al SEIA en este período con 56% menos en 2014 y 49% menos en 2015, respecto de un año normal.
En este caso, los números estarían impactados por las dificultades propias de la industria, debido a las cuotas de pesca, la escasez del recurso y las presiones ambientales y sociales.
Para el rubro energético, en cambio, el dinamismo se mantuvo, concentrándose en proyectos de tipo solares o eólicos, los que si bien ayudan a diversificar la matriz, generalmente son de tamaño y potencia acotada.
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Ante este fenómeno la investigación señala que la ausencia de proyectos de gran envergadura puede explicarse por las dificultades que han tenido las grandes compañías -como por ejemplo Endesa y Colbún- para lograr su aprobación, pues este tipo de obras de gran tamaño suelen ser muy resistidos.
Las inversiones, en tanto, se redujeron en 2015 un 32% en relación a las realizadas en 2013 y 2014.
La baja cantidad de proyectos abre una interrogante no menor: si de continuar estos niveles de ingresos de proyectos y montos de inversión aprobados cómo afectaría la sostenibilidad de la economía chilena. La que, de momento, no está apoyada en una base de proyectos ni inversiones intensivas en los principales sectores industriales del país.
Fuente: DF