Los Molles en la encrucijada: ¿Sitio de conservación de la biodiversidad o enclave turístico privado?

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Los Molles ha sido, tradicionalmente, un tranquilo balneario emplazado al norte de la Región de Valparaíso. Al valor escénico del lugar se suma su importancia arqueológica, paleontológica y en forma particular una característica y amenazada flora y fauna endémica.

En 2005, la entonces Conama nombró Los Molles-Pichidangui como sitio prioritario (el de mayor relevancia en la Región de Valparaíso) en el marco de la Estrategia Regional de Conservación de la Biodiversidad.  El grado de endemismo, el estado de conservación de algunas de las especies y las particularidades de la biota motivaron a las autoridades a intentar proteger el sector.

Pero una vez apagados los flashes, el Estado a veces actúa de manera contradictoria.

La historia

Para el visado de Contraloría, la última etapa para su entrada en vigencia, se encuentra el Plan Intercomunal Valparaíso-Satélite Bode Costero Norte. Lo que inicialmente prometió ser un instrumento efectivo para el desarrollo urbano en armonía con criterios de protección ambiental terminó siendo una amenaza para el futuro de la comunidad de Los Molles, tal como los entienden sus habitantes.

El 17 de diciembre del año 2008, la Secretaría Regional del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Región de Valparaíso, ingresó a evaluación ambiental, como Declaración de Impacto Ambiental (DIA), el proyecto «Actualización y reformulación del Plan Intercomunal Valparaíso Satélite Borde  Costero Norte». En esta presentación el sector costero norte de Los Molles se singularizaba como Zona Especial Los Molles Norte (ZE-3), señalándose como de fragilidad ambiental  y, por lo tanto, destinado a una ocupación concentrada de carácter sustentable».

En este proyecto inicial se indicaba que “para los usos residenciales y de equipamiento, podrá intervenirse en total hasta un 10% de toda la zona, debiendo concentrarse en hasta 4 puntos de todo el territorio, distanciados 1.500m entre punto, y asegurando la conservación del otro 90% del territorio”.

Luego de las numerosas observaciones realizadas por los organismos  sectoriales competentes y las respectivas  Icsara (Informe Consolidado de Solicitud de Aclaraciones, Rectificaciones y/o Ampliaciones), el titular presentó dos Adendas en las que el tratamiento territorial del sector costero norte de Los Molles cambio radicalmente, y sin justificación, con respecto al proyecto original.  Álvaro Eraso, de la organización Protege Los Molles, explica que el documento aprobado, tal como se encuentra hoy en Contraloría, considera Los Molles como una Zona de Extensión Urbana,  con un tratamiento territorial notoriamente más permisivo para las actividades antrópicas e inmobiliarias. En su versión final se considera una subdivisión predial mínima para uso residencial de 5.000 m2, y la densidad bruta promedio máxima  se eleva a 30/hab/ha.

Cual traje a medida, la Resolución de Calificación Ambiental incorpora un llamativo elemento al señalar que»aquellos proyectos de edificación o urbanización, emplazados en predios con una superficie predial igual o superior a 5 ha, que contemplen superficies destinadas y materializadas como aéreas verdes públicas o privadas que representan un coeficiente de ocupación de suelo igual o superior al 0.3, podrán incrementar la altura máxima de edificación hasta en 18 metros, con un máximo de 6 pisos». En resumidas cuentas, se abría las puertas a un lucrativo desarrollo inmobiliario, con un delgado barniz ambiental.

Para detener este proceso, un grupo de habitantes y de organizaciones sociales del sector de Los Molles presentaron en la Contraloría Regional de Valparaíso una denuncia por presuntos vicios de forma y fondo en el proceso de evaluación ambiental del Plan Intercomunal Valparaíso, Borde Costero Norte. En esencia se señalan que el proyecto se debió ingresar como Estudio de Impacto Ambiental y no como Declaración de Impacto Ambiental, a la vez que no se está respetando el hecho de haber sido declarado sitio prioritario, categoría establecida al amparo del Convenio sobre Diversidad Biológica, un tratado internacional jurídicamente vinculante que complementa en derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación consagrado en la Constitución Política.

El poder Presidente

Según Esteban Vergara, vice-presidente de la Junta de Vecinos de Los Molles, los cambios en el Plan Regulador tienen un gran beneficiario, la familia Schmutzer, ligada a la cadena de hoteles Presidente y propietaria de tierras en el lugar en las que se permitiría desarrollar un proyecto inmobiliario turístico de alto impacto, que podría elevar a más de 40 mil personas la población actual de Los Molles, que hoy alcanza unos 600 habitantes. Protege Los Molles entrega un dato complementario al señalar que Urbe, la empresa que se adjudicó el desarrollo y diseño del Plan Intercomunal, tiene relaciones comerciales con la mayor beneficiada del mismo, Mónica Schmutzer, específicamente en el Consejo Inmobiliario de la empresa Independencia S.A.

Esteban Vergara asegura que según está diseñado el Plan Intercomunal, Los Molles dejará de contar con las características ambientales que hoy la definen y se perderá la posibilidad de potenciar un destino de turismos especiales, que podría beneficiar a toda la comunidad con el adecuado grado de protección del ambiente.

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