Libro identifica sorprendentes especies de flora y fauna que habitan la precordillera en Santiago

Culebras de más de dos metros de largo, halcón peregrino, zorro chilla, pumas, vizcachas, especies endémicas de roedores como el cururo y la yaca, mas diferentes tipos de lechuzas, búhos, hongos comestibles, árboles y arbustos únicos del clima mediterráneo, habitan en la precordillera a solo minutos de la poblada capital.

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Lycalopex culpaeus o zorro culpeo / fotos: Cristian Sepúlveda C.

Más de 155 especies habitan hoy la precordillera de dos comunas en Santiago: La Reina y Peñalolén. Solo en ese tramo del territorio capitalino, al cual se accede en un par de minutos de los sectores residenciales, es posible encontrar una abundante y sorprendente biodiversidad de tres reinos: flora, fauna y fungi. Muchas de ellas endémicas de Chile y del clima mediterráneo, es decir, que solo es posible encontrarla en Chile o en un determinado espacio ecológico.

De acuerdo la  “Guía de historia natural: La Reina y Peñalolén”, que acaba de ser lanzada por el colectivo VientoSur, en este espacio precordillerano es posible encontrar desde pumas, vizcachas, zorros y halcones peregrino, entre muchísimas especies de aves, hasta roedores endémicos únicos en nuestro país como el cururo y la yaca. Además, de arbustos, árboles y hongos propios del clima mediterráneo, como el boldo, el bollén, quillay, peumo, lilén, guayacán, natre, quebracho y litre.

“Esta guía llamada nos permite dejar un registro de todos aquellos animales y flora que habitan la precordillera metropolitana, porque para nosotros proteger la precordillera es proteger a todos los habitantes de la cuenca de Santiago”, asegura Eduardo Giesen, director del colectivo VientoSur. La ONG que junto a otras instituciones desarrollaron el proyecto “Yo cuido la precordillera, educación ciudadana para la protección y valoración del pie andino de Santiago, financiado por el Ministerio del Medio Ambiente.

Altos niveles de biodiversidad

Según el biólogo y académico la Universidad de Chile, Javier A. Simonetti, un valor ecosistémico tangible a la población que ofrecen los bosques esclerófilos de la precordillera, es el control de la erosión y la reducción del riesgo de aluviones, al contribuir al regular el flujo hidrológico. En efecto, agrega Gonzalo Bacigalupe, investigador CIGIDEN y académico de la U. de Massachusetts Boston, tenemos un limitado entendimiento de las amenazas naturales, de las vulnerabilidades de nuestras comunidades y, por lo tanto, de los riesgos a los que estamos expuestos.

“La naturaleza reclama los espacios que le hemos quitado con la expansión urbana, particularmente en los faldeos precordilleranos. Por eso en la cotidianeidad pareciera ser que los desastres siempre le ocurren a otras personas, a pesar de que vivimos en territorios de gran fragilidad geológica e hidrológica donde existe una considerable improvisación en el diseño urbano”, advierte el experto del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres, CIGIDEN.

Desarrollo humano

Manuel Rojo del Colectivo VientoSur y uno de los autores de la guía, platea que Santiago –ubicada justo en la parte central de las dos grande bioregiones que dominan Chile, (desierto y Patagonia)–, posee altos niveles de biodiversidad y condiciones de adaptación únicas, pero que lamentablemente es la más intervenida y afectada por el desarrollo humano de los últimos 300 años.

“El evidente aislamiento biogeográfico, es decir, el océano más grande del planeta por el sur y oeste, el desierto por el norte, y la gran barrera andina por el este, determinaron las condiciones actuales de las especies que aquí habitan. Dichas variables de aislamiento nos heredaron un responsabilidad mayor: proteger especies endémicas que solo habitan en este territorio”, asegura Manuel Rojo.

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