La reversión de la sequía y la desertificación

La restauración de la trama trófica de los suelos está al alcance de la mano. Plantas, agua y materia orgánica son la receta para que hongos y bacterias se desarrollen en el suelo, permitiendo la presencia de nematodos y protozoos, y de organismos como artrópodos, lombrices, insectos y vertebrados.

Los bosques nativos son los ecosistemas terrestres más productivos de la tierra, sin que les aportemos ningún tipo de fertilizante ni pesticida. La trama trófica del suelo provee a la vegetación del bosque todos los nutrientes necesarios, además de proteger al bosque de pestes, enfermedades, sequías e inundaciones.

La restauración de la trama trófica de los suelos está al alcance de la mano. Plantas, agua y materia orgánica son la receta para que hongos y bacterias se desarrollen en el suelo, permitiendo la presencia de nematodos y protozoos, y de organismos como artrópodos, lombrices, insectos y vertebrados. La trama trófica del suelo previene procesos erosivos, ya que las bacterias cohesionan las partículas del suelo, formando microagregados. Los hongos a su vez cohesionan los microagregados, formando macroagregados, formando espacios más grandes en el suelo. Atrópodos, lombrices e insectos crean túneles, y descomponen la materia orgánica transformándola y trasladándola más profundamente en el perfil del suelo.

La trama trófica de los suelos pueden ser restauradas en solo unos pocos meses, trayendo beneficios tanto ambientales como para los agricultores. No se requiere la utilización de fertilizantes, ni pesticidas, ni herbicidas sintéticos derivados del petróleo. Las plantas liberan una parte de las azúcares y los carbohidratos producidos por la fotosíntesis al suelo a través de las raíces. Estas azúcares y carbohidratos alimentan a hongos y bacterias del suelo, que también obtienen nutrientes desde el material parental. Los protozoos y nemátodos se alimentan a su vez de hongos y bacterias, dejando abundantes nutrientes disponibles para las plantas. Una trama trófica del suelo equilibrada, permite que las plantas pueden conseguir los nutrientes que requieren, generando plantas vigorosas, resilientes y productivas, y alimentos sanos y nutritivos para las personas.

Un suelo con buena estructura permite que el agua fluya y se purifique a través de él. Las gotas de agua son retenidas en la materia orgánica, grietas y espacios por largos períodos de tiempo, incrementando la resistencia a la sequía. A medida que el agua se infiltra a través del perfil del suelo, crea un vacío que permite que ingrese el aire fresco al suelo, creando condiciones aeróbicas. Estas condiciones son muy importantes, porque los microorganismos beneficiosos se desarrollan en condiciones ricas en oxígeno. En estos suelos libres de compactación, las raíces de las plantas se desarrollen fácilmente hacia abajo.

La compactación del suelo ocurre por el tránsito de vehículos, de personas, del ganado o por la lluvia cuando el suelo se deja descubierto de vegetación. En suelos compactados, las raíces se desarrollan hacia los lados, y el acceso al agua y a los nutrientes es limitado. Bajo el la capa superficial, se desarrollan condiciones anaeróbicas y microorganismos que causan condiciones ácidas y donde las raíces de las plantas no pueden crecer.

Está en nuestras manos transformar los suelos en sistemas vivos, fértiles y capaces de infiltrar y almacenar el agua.

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