La importancia de la diversidad biológica y sus implicancias en un desarrollo sostenible

‎Futaleufú es la única área protegida de la Región de Los Lagos donde se ha observado huemules.

Hoy se celebra el Día Internacional de la Diversidad Biológica, en conmemoración de la aprobación del Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU. Este convenio es un instrumento internacional para “la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos y ha sido ratificado por 196 países” (Convenio Diversidad Biológica 1992, ONU).

En términos simples la diversidad biológica es la gran variedad de organismos vivos que forman parte de todos los ecosistemas terrestres y acuáticos. Incluye la diversidad genética dentro de una misma especie, entre especies y entre ecosistemas. Según nuestra legislación ambiental, en la Ley 19.300 de Bases Generales del Medio Ambiente (art. 2 letra a) se define como “la variedad de la vida y comprende las especies de plantas, animales, hongos y microorganismos que viven en un espacio determinado, a su variabilidad genética, a los ecosistemas de los cuales forman parte estas especies y a los paisajes o regiones en donde se ubican los ecosistemas”

La diversidad biológica cumple numerosas funciones y dependemos de ella para sobrevivir. Desde el punto de vista ecológico es la responsable de mantener el equilibrio en los ecosistemas; mientras mayor es la biodiversidad en un ecosistema, se potenciarán las relaciones comunitarias positivas y se regularán las relaciones ecológicas negativas, como plagas, enfermedades, entre otros. Esto permite que el ecosistema sea más resistente frente a cambios o alteraciones en su dinámica, internas o externas, como por ejemplo la contaminación de su hábitat.

Desde el punto de vista económico, la diversidad biológica es el motor de la economía mundial, entregándonos bienes y servicios. Nos otorga materias primas, alimentos, es origen para algunos medicamentos, es fuente de energía que utilizamos como combustible, nos entrega paisajes y lugares que sirven para el turismo, regula los ciclos biogeoquímicos y cambios en el clima, entre otras muchas funciones que son parte importante o esencial de la economía.

Una de las principales causas de pérdida de diversidad biológica es la fragmentación de hábitat. Esto se produce principalmente por el cambio de uso de suelo de espacios naturales para zonas destinadas a la urbanización de ciudades, desarrollo de agricultura, ganadería, plantaciones forestales y extracción de minerales, entre otros.

La contaminación, incendios, erosión de suelo y cambios en el clima derivado de estas actividades, influyen en las tasas de extinción de especies que podemos observar hoy en día, las cuales se estima que son casi mil veces más rápidas que las tasas de extinción naturales.

¿Qué estrategias existen para conservar la diversidad biológica?

La conservación “ex situ” o fuera del hábitat original ha sido una de las primeras estrategias para conservar distintas especies que se encuentran en peligro de extinción. Tal como lo dice su nombre, consiste en conservar especies fuera de su hábitat natural con un manejo externo por parte de un grupo de profesionales, donde encontramos por ejemplo los jardines botánicos y los centros de rehabilitación y conservación de animales.

Otra estrategia, considerada por el Convenio de Diversidad Biológica de la ONU como una de las más importantes, es la conservación “in situ” que se refiere a la conservación del hábitat y de espacios naturales que permitan la sustentabilidad de las especies a largo plazo. Esto se logra principalmente a través de la creación de áreas silvestres protegidas, donde el manejo y uso de estas zonas está regulado, generalmente por un organismo o institución estatal (en el caso de Chile el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado y el futuro Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas), permitiendo asegurar la superficie de hábitat necesario para la supervivencia de las especies que ahí viven.

Si bien estas son las principales acciones contra la pérdida de diversidad biológica, encontramos otras iniciativas que pueden contribuir a esta conservación y que se podrían considerar como estrategias “in situ”. Entre ellas encontramos la creación de áreas verdes urbanas sustentables. Esto hace referencia a que estas zonas urbanas, destinadas principalmente a la recreación de los ciudadanos, se diseñen con una perspectiva ecológica y no sólo estética, utilizando asociaciones vegetales nativas que permitan generar condiciones de hábitat necesarias para dar acogida a las especies que fueron desplazadas debido al cambio del uso del suelo en esa zona. Si bien el objetivo principal de esta iniciativa podría ser la protección de la biodiversidad, existen otros beneficios derivados, como por ejemplo que, en un mediano plazo, necesitarán menos mantención y riego, si las comparamos con áreas verdes convencionales; lo que influye, desde una perspectiva económica, en su sustentabilidad.

Otro ejemplo es la creación o conservación de corredores biogeográficos naturales, como lo son las riberas de ríos o cursos de agua, cordones montañosos, o porciones de áreas naturales lineales o alargadas que conectan dos parches de hábitat que fueron fragmentados. Esto permite el desplazamiento de las especies, lo que les otorga mayores posibilidades a la hora de encontrar recursos y reproducirse. En plantaciones agrícolas orgánicas el uso de estos corredores biogeográficos o de parches hábitat naturales, permite aumentar la biodiversidad de la zona influyendo en la disminución o regulación de plagas y enfermedades que pueden afectar estas plantaciones, lo que se traduce en el menor requerimiento de pesticidas para su control.

En el marco del desarrollo sostenible podemos apreciar que la protección de la biodiversidad es un eje importante para lograr más de uno de los 17 Objetivos Desarrollo Sostenible (ODS) promulgados en la Agenda 2030 por la ONU, como lo son el ODS 15 “vida de ecosistemas terrestres”, ODS 14 “vida submarina”, ODS 13 “acción por el clima”, ODS 11 “ciudades y comunidades sustentables” y ODS 12 “producción y consumo responsable”. Es así como la conservación de la diversidad biológica representa uno de los mecanismos esenciales a la hora de lograr un desarrollo sostenible de los países.

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