Investigadores revelan cómo dos especies endémicas enfrentarían la crisis climática en Chile

Equipos científicos del Centro IDEAL y del IEB han analizado a los erizos pequeños y pelícanos, dando cuenta de cómo cambiaría su comportamiento si el planeta sigue empeorando ambientalmente.

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Pelecanus thagus.

El informe publicado por la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios de Ecosistema (IPBES), en mayo de este año, no fue nada de auspicioso. En resumen, la superficie de la Tierra se encuentra severamente alterada, más de 500 mil especies terrestres no cuentan con el hábitat suficiente para sobrevivir, el 33% de los mamíferos marinos están en peligro de extinción y el 40% de los anfibios se ven igual de amenazados.

Un escenario que avanza con la crisis climática que afecta nuestro planeta, y al cual nuestro país no es ajeno. Es por ello que distintas instituciones científicas de Chile han puesto la lupa en nuestras especies o sacado a la luz sus resultados: unas de ellas son el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de Punta Arenas, y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) que se emplaza en Santiago.

La primera de ellas partió de lleno una expedición en julio, donde tomaron muestras para analizar la respuesta fisiológica del erizo enano —cuyo nombre científico es Pseudechinus magellanicus—. Una especie que habita en la Patagonia, que se distribuye desde Puerto Montt hacia el sur, que cumple un importante papel en el ecosistema marino y que no es comestible.

«P. magellanicus está cerca de sus límites de distribución en el Canal Beagle, por lo que estudiar su tolerancia térmica es primordial para entender la estrategia que esta población puede establecer en respuesta al cambio climático. ¿Lo tolerará? ¿Emigrará a un ambiente más frío o morirá en el intento?», se cuestionaba la doctora Camille Detree, que lideraba la investigación y que analizaba la plasticidad de esta especie frente a las variaciones de temperatura y salinidad, entre otros.

Según cuenta la página del Centro IDEAL, los resultados de su estudio «fueron sorprendentes»: «El tiempo de enderezamiento aumentó con baja temperatura, registrándose al -1°C. Por el contrario, la «capacidad de volteo» fue similar para los individuos incubados a temperatura de 7°C a 17°C. A los 19°C, el tiempo de enderezamiento comenzó a aumentar y la mortalidad ocurrió a 22°C, el límite térmico superior de esta población. Estos resultados sugieren que los P. magellanicus del Canal Beagle podría tolerar un escenario futuro de calentamiento», detallan.

Por otro lado, hace alrededor de tres años que el IEB ha estudiado el comportamiento de los pelícanos o Pelecanus thagus. El ave piscívora de gran tamaño, largo pico y enorme saco gular, que es común ver en playas y rocas, puertos y caletas a lo largo de Chile. Una especie endémica, propia de la Corriente de Humboldt, que si bien nunca ha sido evaluada en cuanto a su estado de conservación, se extiende desde Ecuador hacia nuestro país.

«Las proyecciones muestran que la distribución del pelícano no cambiaría significativamente con respecto a la actualidad, es decir, estarían presentes desde la zona norte y centro-sur de la corriente», explica Jaime Ojeda, investigador del IEB, de la Universidad de Magallanes y de la University of Victoria (Canadá). Sin embargo, agrega: «En un escenario severo de cambio climático, el hábitat preferido de eta ave disminuirá. El norte será menos favorable para esta especie, mientras que la zona centro sur de Chile será más habitable para el pelícano».

En contraste, si la crisis climática se torna severa, el área de reproducción del pelícano disminuirá alrededor de un 20%, principalmente en el norte de Ecuador y en la zona centro-norte de Chile.

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