Innovación: una solución rápida para la escasez hídrica

Debemos incorporar innovación en las políticas públicas relacionadas con la gestión del agua. La disponibilidad del recurso debe ser parte central de la agenda social de nuestro país. Mejorar las condiciones de las personas que viven en la ruralidad y que carecen de agua es urgente. Ellos no pueden seguir esperando.

La escasez hídrica en nuestro país ya se arrastra hace 12 años y el mes de julio fue el más caluroso y seco de los últimos 72 años. Para agosto, se pronostican altas temperaturas y bajas precipitaciones, como hemos visto el déficit de Arica a Punta Arenas. En este momento los caudales de todos los ríos están por debajo de sus promedios y en términos globales, los embalses presentan un déficit de volumen con respecto a sus promedios de 35.5%, con lo cual, nos encontramos en un escenario aún más complejo.

Antonia Rivera, directora proyectos Fundación Amulén

Si nos detenemos en el mundo rural, la situación se complejiza todavía más, considerando que el 47,2% de la población no urbana no tiene abastecimiento formal de agua potable y que un 84% de esta población consume aguas superficiales o subterráneas afectadas por la estrechez hídrica que estamos viviendo. Las personas que cuentan con sistemas de Agua Potable Rural (APR), tienen un modelo de gestión público-comunitario, constituido principalmente por comités y cooperativas, cuyo funcionamiento depende de la organización social de las personas beneficiarias que eligen dirigentes sociales para liderar la gestión completa.

El acceso a agua no es sólo una necesidad básica de todo ser humano sino también una herramienta clave para la superación de la pobreza, el enfrentamiento de problemas sanitarios y para ayudar a disminuir las brechas sociales. La estrecha relación entre escasez de agua y vulnerabilidad social es indiscutible y, por ello, es urgente ser capaces como país de determinar y priorizar planes de acción dirigidos a las zonas donde la situación es más crítica.

Esto nos obliga a actuar con mayor rapidez. Debemos incorporar innovación en las políticas públicas relacionadas con la gestión del agua. La disponibilidad del recurso debe ser parte central de la agenda social de nuestro país. Mejorar las condiciones de las personas que viven en la ruralidad y que carecen de agua es urgente. Ellos no pueden seguir esperando.

En el mundo y en Chile existen tecnologías probadas, eficientes, seguras y de rápida implementación, que ofrecen una solución hoy a las familias que viven sin este recurso. Se necesita voluntad y audacia para implementarlas en forma urgente para mejorar las condiciones de las personas que están viviendo día a día en este difícil contexto. Agua del aire, desalación a menor escala, captación de agua lluvia son sólo algunos ejemplos que le están cambiado la vida a comunidades carentes. La innovación existe y está disponible para ser replicada. Sólo falta articulación y ganas para hacerlo.

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